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Inmigración: así se denomina en Suiza la manzana política de la discordia del año. Para los que ya están aquí, lo más crítico es ante todo saber cómo se planteará Suiza la integración en el futuro. ¿Debería exigir y fomentar el Estado una mayor integración? ¿O sólo los inmigrantes tienen la obligación de integrarse?
Llamemos Enver a este hombre trabajador y con sentido práctico. Este kosovar de 34 años vive en Basilea, tiene mucha experiencia con la llana y la argamasa y acude diariamente a su trabajo tan puntualmente como un suizo. Pero no se lo considera “bien integrado”. Sólo entiende a duras penas el alemán, y si el portero escribe en una nota “No dejar las bolsas de basura delante de la casa la víspera de la recogida”, Enver interpreta erróneamente la observación y la pone delante de la puerta, para no ser el último. A menudo paga las facturas con bastante más retraso de lo habitual en Suiza. Y es que con frecuencia no dispone de dinero en efectivo. Enver tiene deudas y está pagando a plazos varios pequeños créditos.
Sin embargo, hoy Enver está en la Oficina de Migración, leyendo un texto redactado en su lengua materna: “Kjo Marrëveshje e Integrimit duhet të kontribuojë që të nxitet integrimi në rrafshin individual...”. Sin dudarlo, firma en la parte inferior del texto. Lo que acaba de firmar es un acuerdo de integración – un contrato formalizados entre él y el cantón de Basilea-Ciudad, por el que se compromete contractualmente a aprender alemán y acudir a la Oficina de Asesoramiento sobre Deudas. La meta es simple: este kosovar debe mejorar las perspectivas de futuro para sí mismo y su familia. Y si Enver fuera un matón, también lo habrían podido obligar a participar en un programa de aprendizaje para prevenir la violencia. Pero en su caso, no hay ninguna necesidad.
El cantón en el que reside, Basilea-Ciudad, pide año tras año a unos 50 extranjeros de países fuera de la UE que firmen un acuerdo de integración. Hacemos esto “como medida de fomento”, dice Andreas Knuchel, portavoz del Departamento de Justicia y Seguridad del cantón de Basilea-Ciudad. Pero el llamado fomento lleva aparejada una exigencia. Quien no se esfuerce por alcanzar la meta acordada, recibe primero una amonestación, en una segunda etapa una advertencia o un aviso. En casos extremos, los que no cumplen pierden el derecho a quedarse en el país. En dos tercios de los casos se han alcanzado las metas parcial o totalmente, dice Knuchel. Para el resto de los casos, la Oficina de Migración estudia la aplicación de “otras medidas adicionales”. Basilea no es ninguna excepción. Cada vez más cantones apuestan por esta vía para motivar a los conciudadanos extranjeros a confrontarse más a fondo con las condiciones y las reglas de la vida cotidiana en Suiza.
Los motivos por los que la integración reviste mucha importancia para la Confederación, los cantones y los municipios son obvios. Por una parte se trata de una experiencia común, el hecho de que la contribución de los inmigrantes bien integrados ha sido esencial para la prosperidad del país. Por otra parte hay un amplio consenso en el sentido de que sin integración, la vida cotidiana, por ejemplo en la escuela, es más difícil. Pero la integración es, sobre todo, un mandato jurídico. La Ley Suiza de Extranjería señala por qué: se trata de esforzarse por posibilitar la “convivencia de las poblaciones autóctona y extranjera basándose en los valores de la Constitución Federal y el respeto y la tolerancia recíprocos”. Pero la Ley también prescribe cómo: la integración sólo se logra con el apoyo de la población autóctona. No sólo se requiere la voluntad de los inmigrantes, sino en la misma medida “la apertura de la población suiza”.
Los escasos conocimientos lingüísticos de ese albañil llamado Enver tienen una ventaja: no se da cuenta tan directamente de la gran controversia en los debates actuales sobre la futura orientación de la política suiza de integración. Y si bien esos debates están básicamente dominados por la palabra clave inmigración, la lucha por aplicar la iniciativa contra la inmigración masiva, aprobada por el pueblo el 9 de febrero de 2014, también transforma el ambiente para los que ya están aquí. El caso es que el Consejo Federal quiso enmendar la Ley de Extranjería ya mucho antes de la Iniciativa, para reforzar la base del fomento vinculado a ciertas exigencias. Pero el mayor partido político del país, la UDC, se opone a que el Estado siga interviniendo. Este partido, que lleva la batuta en materia de política de extranjería, adopta una postura apodíctica en su texto sobre el tema de la integración: “La integración no es una tarea estatal, sino básicamente obligación de los inmigrantes – una consecuencia de su decisión de elegir Suiza como lugar de residencia y trabajo”. Y en breves palabras, la UDC constata: “La integración no es un autoservicio”. Así pues, la integración es por un lado un acto mutuo y por otro un deber privado: las posiciones están muy enfrentadas, tanto que no está nada claro adónde conducirá todo esto.
Los que acompañan a los extranjeros en sus esfuerzos por integrarse consideran la decisión sobre la iniciativa popular del 9 de febrero de 2014 como una brusca ruptura. Heidi Mück del “Foro para la Integración de los Migrantes” (FIMM), la Coordinadora de las Organizaciones de Migrantes en Suiza, habla de un retroceso: “Muchos de los extranjeros que viven aquí deducen de esta decisión popular que ya no son bienvenidos”. En la política de integración y sus metas propiamente dichas, “conceder a los que viven, trabajan y pagan impuestos aquí la mayor participación posible”, rigen hoy en día “requisitos mucho más duros”, dice Mück. Y añade que, actualmente, Suiza está lejos de llevar a cabo un debate objetivo sobre el tema de la integración. Como prueba menciona la creciente desinhibición de los medios. Y opina que con generalizaciones, como por ejemplo las referentes a los “kosovares locos al volante” – se consolidan y respaldan los prejuicios. La mayor preocupación de Mück es que “también en los debates políticos el tono es más agresivo. Tópicos como “falso refugiado” o “estafadores que reciben ayuda social” se están incorporando al vocabulario de los políticos nacionales”.
Mientras Enver trabaja arduamente para aprender alemán y los políticos forcejean por encontrar soluciones para la inmigración y la integración, las transformaciones demográficas siguen avanzando en Suiza. El viraje es considerable. El número de personas que han salido del país es elevado: en 2013 fueron 78.000. Pero el número de inmigrantes es a todas luces aún más elevado: 167.000. A fin de cuentas el saldo migratorio es notable, pero las cifras de inmigración son claramente inferiores a las de los años 60, cuando llegaron a afluir al país hasta 210.000 personas (en 1962), entre ellos muchos italianos deseosos de trabajar. A los especialistas en integración les gusta mencionar este ejemplo como prueba de la gran capacidad de integración de Suiza. La prueba actual de esta capacidad es, opinan, que la inmensa mayoría de los 1,8 millones de extranjeros que viven en Suiza se han incorporado a la vida social sin dificultades dignas de mencionar.
El problema es que no todos los extranjeros están sometidos a las mismas exigencias de integración. Y esta diferenciación da paso a agravios comparativos. Así pues, teóricamente es posible obligar a los ciudadanos de la UE residentes en Suiza a firmar un acuerdo de integración – como al kosovar Enver. Pero en la práctica no se hace. Y la exigencia de que quien reside aquí no puede vivir en un mundo paralelo y por tanto debe entenderse en una lengua nacional no rige para todos: a los adinerados expertos que hablan exclusivamente en inglés y viven – por ejemplo en la economía financiera – en un mundo paralelo completamente desvinculado de las tertulias suizas, no se les molesta exigiéndoles que se integren. Luego hay otros que quieren integrarse, pero cuya integración es extremadamente controvertida en opinión de la mayoría de la población. Hablamos de las quizá 100.000 personas indocumentadas que viven en Suiza, los sin papeles, gente que, en parte, vive y trabaja en Suiza desde hace decenios. Y como no tienen permiso de residencia, a menudo son explotados. Los partidos de izquierda y las organizaciones de defensa de los derechos humanos luchan sin cejar por legalizar su condición. Al otro extremo del espectro político, tales asuntos suscitan un auténtico pavor: “La banalización de la problemática de los sin papeles por parte de la mayoría de los de centro-izquierda y la advertencia de que se trata supuestamente de derechos fundamentales están minando la política de extranjería en Suiza”, dice la UDC, que sencillamente exige que “los que residan ilegalmente en Suiza salgan del país”.
¿Merecen ser respetados los extranjeros que han demostrado querer integrarse? ¿O se necesita respeto para que ellos puedan mostrar su voluntad de integrarse? Este planteamiento se repite una y otra vez y queda especialmente patente en la relación de Suiza con los cerca de 400.000 musulmanes residentes en nuestro país. Actualmente, la propuesta de sopesar el reconocimiento de las comunidades religiosas musulmanas porque de este modo se mejoraría la integración de los jóvenes musulmanes y se podría evitar la formación de una sociedad paralela, no cuenta con la aprobación de una mayoría. Por eso, los musulmanes no sólo están sometidos a la presión de adaptarse, sino asimismo a justificarse. Alumnos de una escuela secundaria de Niederhasli, en el cantón de Zúrich, explicaron recientemente su situación en un reportaje de la Radio de la Suiza Alemana (SRF): continuamente tenían que disculparse por los delitos cometidos por terroristas, por más que se sintiera tan horrorizados y conmocionados por ellos como sus amigos no musulmanes.
En la inmensa gama de emociones, desde la marginación a las exigencias del entorno para que se adapten, la integración de los musulmanes en Suiza ha ido empeorando en el curso del último decenio, o al menos eso es lo que se desprende de la estadística de matrimonios de la Confederación. En 2001 todavía la mitad de los musulmanes se casaba con alguien de otra comunidad religiosa, y los matrimonios mixtos se solían considerar expresión de un sano intercambio entre círculos culturales. Doce años después, en 2013, los matrimonios entre musulmanes y fieles de otras comunidades religiosas eran una excepción. Más del 80% se casaban dentro de sus propios círculos religiosos. El sociólogo de origen iraní Farhad Afshar opina que las razones hay que buscarlas en el persistente escepticismo de la mayoría de la sociedad frente a los musulmanes. Lo mismo opina la Conferencia Episcopal Suiza.
“La cartera de la inmigración es muy compleja, y la presión es considerable.” Esta es la conclusión de la Presidenta de la Confederación y Ministra de Justicia, Simonetta Sommaruga (PS) un año después de la aprobación de la iniciativa contra la inmigración masiva. El conflicto con la UE sobre la reducción de la inmigración exigida por el pueblo suizo sigue en pie. Y pese a las incertidumbres, la Ministra de Justicia dice claramente que la nueva reglamentación de la inmigración no puede plantear un nuevo problema de integración. Y es particularmente contraria a volver a contratar mano de obra sin ofrecerles la posibilidad de la reunificación familiar: “El Consejo Federal no quiere trabajadores estacionales. Teníamos un estatuto de los trabajadores estacionales con repercusiones dramáticas que forzaron a mujeres y niños a esconderse durante años”. Pero la Ministra de Justicia no se ve apoyada por la derecha ni por la izquierda en lo referente a la inmigración. El año electoral supone un obstáculo: Los debates políticos son cada vez más acalorados, y la voluntad política para llegar a un consenso desciende.
También los confrontados a diario con cuestiones concretas de integración tienen que escudarse bien. La representante del FIMM, Heidi Mück, parte de la base “de que seguirá habiendo luchas defensivas por los derechos fundamentales”. Y opina que uno de los conflictos persistentes se debe a que muchos hablan de integración – es decir de encajar en una sociedad – pero quieren decir asimilación – es decir, adaptación. Pero si aumenta la presión sobre los extranjeros para que no solamente encajen y se incorporen a la sociedad sino para que se adapten hasta renunciar a su identidad cultural, la cuestión se torna compleja: “Si la meta es la adaptación, hay que preguntarse: ¿Adaptación a quién? Y es que “el suizo” es un ser muy heterogéneo. No conocemos al suizo medio”. El zuriqués Andreas Cassee, filósofo y ético de la migración, lo dice aún más claramente: en la mayoría de los países europeos ya no existe una “cultura homogénea” a la que se pueda exigir que se adapten los extranjeros: “Una católica de un apartado valle del Valais tiene poco en común con un “hipster” de Zúrich, que siempre sigue las últimas tendencias”. Y cuando a los extranjeros se les reprocha falta de voluntad para integrarse, en realidad se trata a menudo mucho más de una expresión de descontento por la decreciente aceptación de la propia nostalgia, dice Cassee.
En cada obra también hay gente con sentido práctico que se pone a trabajar pragmáticamente sin politizar mucho. También lo nota el trabajador Enver al que se desea integrar, y al que las instituciones han obligado a aprender de una vez por todas alemán. Avanza mucho, porque no solamente asiste al curso obligatorio. Su jefe le enseña además el idioma, durante el trabajo. “Alemán en la obra” se llama este proyecto piloto dirigido por la Sociedad Suiza de Empresas de Construcción (SSEC). Para la Sociedad, esta acción es comprensible, considerando que el ramo de la construcción emplea a una cifra de trabajadores con otras lenguas maternas muy superior a la media en otros sectores, dice Matthias Engel, de la SSEC. Y los contratistas abren de golpe una nueva puerta: en Sursee, cantón de Lucerna, se ofrecerá por primera vez a los asilados reconocidos y a los acogidos temporalmente una formación profesional de un año, lo que les permitirá hacer después un aprendizaje como albañiles – y contribuir al futuro de Suiza.
También contribuye al cambio Elizabeth Okisai, de 19 años, que acaba de empezar su aprendizaje en técnicas de automoción en la Empresa de Transportes Públicos de Zúrich. ¿Por qué mencionar este hecho? Esta joven keniana, que de niña vivió en la calle, será la primera sin papeles que podrá hacer un aprendizaje profesional en el cantón de Zúrich. Su caso es representativo del progresivo contramovimiento: antes, los asilados, los acogidos temporalmente y los sin papeles en el umbral de la edad adulta estaban condenados a la inactividad total. Pero quien no tiene permiso para hacer nada no se puede integrar ni puede ser integrado.
Eleonore Wettstein, Directora de la Oficina de Información para la Integración del cantón de Basilea tiende a considerar que la “obra de la integración” también es una oportunidad, en vista de tales tendencias. Si se limita la inmigración pero se exige más a los que ya viven aquí, se facilita asimismo el “desarrollo positivo que supone que la Confederación se esfuerce más en incorporar a los asilados a la vida laboral, sobre todo en el sector sanitario, en la construcción y la hostelería”. Wettstein dice: “A menudo se explotaba a los asilados por su insuficiente conocimiento del alemán o bien se los condenaba a no hacer nada”. Ahora se les ofrece la posibilidad de hacer cursos de formación profesional o perfeccionamiento. Y como lo más probable es que esta gente de todas formas se quede en Suiza, ésta es una medida “muy inteligente”, porque al mismo tiempo son “futuros suizos”.
Desde hace siglos, Suiza registra una gran actividad de flujos migratorios. Una gran ola migratoria condujo ya en el siglo XVI a un aumento de la población. A finales del siglo XVII inmigraron varias decenas de miles de asilados religiosos (protestantes) de Francia a la Suiza de entonces. También la Revolución Francesa dio paso a un flujo migratorio hacia el Este. Sin embargo, el siglo XIX se caracterizó por un éxodo de una década: los suizos dejaban su país. A finales del siglo XIX se registró por primera vez una intensa ola de inmigración, por la creciente necesidad de la economía suiza de mano de obra. Hasta 1920 el porcentaje de extranjeros se disparó hasta casi un 15%. Entonces, la mayoría de los inmigrantes eran alemanes.
Comentarios
Comentarios :
Verstehe, dass Sie aufgebracht sind ob der kriminellen Ausbeutungstechnik westlicher Imperialkonzerne. Ich bin's nicht weniger und es ist eine Schande, dass Menschenrechtsinstitutionen wie die UNO, der Haag und viele andere mehr keinen halben Finger kruemmen in dieser Angelegenheit - eben so wenig wie sie es in Sache Terror tun. Aber die Rede ist von den sich nach Europa stroemenden Massen und deren dortigen Niederlassung. Um dieses Problem zu bewaeltigen bedarf es wesentlich mehr als Schuldgefuehle und ich bin nach wie vor der Meinung, dass hierzu als Basisiformation das erkennen der afrikanisch internen Denk- und Verhaltensnorm unablaessig sind. Schoengeistideologie - so edel sie auch sein mag - ist ganz sicher nicht hilfreich.
die Aussagen vor Jahren von Jacques Chirac habe ich nie
vergessen als er sagte "Frankreich kassiert immernoch
Steuern von den ehemaligen Kolonien" der Fall zeigt doch
eine gerechte Welt ist schwer moeglich weil ehemalige
Kolonialmaechte von der Ausbeutung selbst abhaengig
geworden sind. Afrika ernaehrt Frankreich und die EU
schaut weg. Frankreich war auch Aktivist bei der
Liquidierung Lybiens und nebst Frankreich sind auch
England und Amerika staendig im Krieg.
Auf Ihre Kommentare habe ich mit Argumenten reagiert, die schon
nur auf Grund des gesunden Menschverstandes plausibel sind.
Und ich habe auch meine el Koordinaten angegeben.
Wo bitte sind Ihre Reaktionen, Ihre Aufschreie, sollten Sie sich
doch damit abgefunden haben, dass Ihrer Argumentation das wichtigste fehlt???
Nämlich die Erarbeitung der notwendigen Basisinformationen.
Sollte die eine diesbezügliche Reaktion Ihrerseits ausgelöst haben sage ich mir Sie im Spiegel.
Man muesste sich erst mal die Frage stellen - was ist eine Religion? - Bei all dem was heute in der Islamischen Welt passiert - ist die Antwort nicht ermunternd!
Seid vorsichtig - Islam ist uns nicht gut gesinnt!
Haben Sie besten Dank für Ihren Kommentar.
Gerne erlaube ich mir, Ihren Informationsstand, wenn auch nur geringfügig, wie folgt zu ergänzen.
Wenn Sie die Westküste von Afrika von Nord nach Süd überfliegen sehen Sie unter Ihnen im Meer mindestens drei bis fünf europäische Fischfangfabriken operieren. Diese Schiffe sind mit den modernsten Echolotgeräten ausgerüstet und fischen auch in den Hoheitsgewässer der jeweiligen Länder. Und ziehen pro Netz um die 100to Fische aus dem Meer. Wenn sich nun ein Fischerboot der Einheimischen auch nur annähert wird es mit Wasserkanonen beschossen bis es elendiglich absäuft. Folge daraus. Den Einheimischen Fischern bleiben nur die Jungfische, die den Maschen der Netze enkommen. Der Not gehorchend muss der Fischer
sich mit diesen begnügen, denn er hat eine hungrige Familie zu-
hause. Und das tut der Fischer wohlwissend dass er damit den Fortbestand der Art gefährdet, jedoch seine Familie ist hungrig.
Mehr noch, durch den Raubbau der Europäer wird ein in dieser Gegend jahrtausende altes und bewährtes Ernährungssystem gekippt.
Der Fischer ernährte seine Familie und den Rest tauschte er mit dem Bauern gegen seine Kohlenhydrathaltigen Produkte. Somit waren beide wohlversorgt mit der notwendigen Nahrung.
In einem Punkt muss ich Ihnen Recht geben, Sie liegen im Trend, denn nichts ist moderner, als ohne jegliche Basisinformation zu lärmen, wie ein Wald voller Affen. Und sein Geschrei als erst als ultimo Ratio zu verstehen.
Quod erat demonstrandum
Sollten Sie die Courage haben sich weiter zu informieren, anbei
haben Sie meine el. Koordinaten balli_1943@yahoo.es
Ach übrigens, haben Ihnen die letzten Meeresfrüchte von der Migro, Coop, Denner etc. doch gut geschmeckt?e
Das westliche Kolonialschuldgefuehlsyndrom sollte endlich dem Realitaetsdenken ueber dessen was die Afrikanar unter sich als als "Norm" bezeichnen Platz machen. Waer fuer alle hilfreicher.
Anyway, this is a great article: informative, quite objective, so that I applaud the writers/editors. I wish I could read the press of this ilk both in Switzerland and the USA, where I live (having lived most of my life in Switzerland and where I return often).
I've just returned from a trip to Denmark and Sweden, where they recognize that immigrant integration is a huge challenge - despite the government's efforts/investments to adapt/integrate immigrants.
So, yes, the government MUST get involved. You cannot put the WHOLE responsibility on the shoulders of the immigrant - that is unrealistic and may hide a degree of hypocrisy. I now have ten years of experience living in the USA, where the same battle rages between the two political poles. I find the Swiss realistic. I don't want to believe that the Swiss population could devolve into the same American political quagmire. I have faith in the Swiss, which is why I asked to join them with citizenship.
Ihre obige Abhandlung in Sache Auslaenderintegration ist ganz einfach gut! Informationsmaessig sehr beschaulich und anregend zum faktentreuen Nachdenken.
Zu einem Punt moecht ich aber doch noch was hinzufuegen; nicht als Kritik Ihres geschriebenen, sondern als erwiterte Frag um des besseren Verstaendnis wegen. Und dies in Sache muslimischer Mischehen. Im allgemeinen ist es doch so,dass diese Mischehen auf moslimisch geschlossen werden und die Nachfolger dieser Mischehen fast ausnahmslos muslemisch bleiben und erzogen werden.Ob das in der Schweiz anders ist als allgemein weltueblich? Der Muslim kennt diesbezueglich im allgemeinen keine Toleranz. Und darin liegt wohl auch ein Gutteil als Begruendung zum Rueckgang dieser sogenannten Mischehen in der Schweiz. Taeusch ich mich?
Il n'y a plus que des élites autoproclamées comme vous pour refuser de voir la vérité en face. Le peuple souverain exiger que l'étranger se soumette à notre mode de vie, ou qu'il parte. Ceci, n'est pas une négociation.
Ich bin mir bewusst, dass die Schweiz ueberbevoelkert ist (deshalb bin in die USA ausgewandert) und die Einwanderung gebremst werden muss, aber Ausgenzung der in der Schweiz lebenden Auslaender kann nicht die Loesung sein.
Weiter so! Der A. hat mir sehr gut gefallen. Kristina Bergmann
Sie wollen arme Fluechtlinge in die Schweiz einpferchen, wo der Buerger weniger Platz hat als ein Chinese in China? Ziehen Sie die unbewohnbaren Teile des Landes am Lebensraum ab und Sie werden sehen, dass kaum ein anderes Land so ueberbevoelkert ist wie die Schweiz. Es ist hart in der Schweiz zu ueberleben. Sie meinen es sicher gut, aber Ihr Argument ist nicht durchgedacht.
Natuerlich muessen wir den Armen und Fluechtlingen helfen, aber es gibt bessere Loesungen fuer beide Parteien, zum Beispiel die Gruendung von neutralen, in die Weltwirtschaft integrierte UNO Fluechtlingsstaedten in Afrika und Asien, wo sich Fluechtlinge sicher fuehlen koennen, autonom ihre Zukunft planen werden und sich frei und vollends unter Ihresgleichen wirtschaftlich und sozial entfalten koennen. Jeder Fluechtling wuerde so eine Loesung einer Enpferchung in einem fremden, ganz anderen Land vorziehen. Hoeren wir auf sie und entscheiden Sie nicht so arrogant, dass Einpferchung in einer kleinen Wohnung fuer Menschen, die temporaer in einer misslichen, armen Lage sind, die beste Loesung sei. Punktum!
Weiter so! Der A. hat mir sehr gut gefallen. Kristina Bergmann
Es ist so schwer, ich habe das auf meiner eigener Haut erlebt ! NIEMAND hat mich in der ganzen Strasse ( Sackgasse - so hat Jeder Jeden gakannt ! ) begrüsst, obwohl ich mich jeden Tag bemüht habe und wollte integriert sein . Dann hat mich der reiche Schweizer geheiratet und obwohl ich schon vorher eine Ärztin war - plötzlich haben sich alle wahnsinnige Mühe gemacht ... nur ICH nachher nicht mehr ! Jahre habe ich dort gewohnt und alle haben immer so gemacht ,wie wenn sie mich nie gesehen haben und mich nicht kennen . Gott , was sind das für Menschen ? Nur bla , bla in der Zeitung, aber in der Wirklichkeit hassen sie alle ausser sich selber ! Auf die art : Ich bin der Schweizer und wer ist mehr !!! Ich habe immer gedacht , dass nur Amerikaner so sind.
Wünsche viel Glück ür alle !
Dr. Daniela Schacher
Die einzige Person die sich integrieren muss, ist Frau Sommaruga, denn sie sollte die Interessen ihres Volkes endlich umsetzten !
Eigentlich wollte ich auf Ihren dummen Spruch im gleichen Stil
reagieren, will mich jedoch nicht auf dieses Niveau erniedrigen.
Bitte nehmen Sie zur Kenntnis. Wenn man will und die richtige Einstellung mitbringt KANN MAN ALLES.
Ich habe während 12(zwölf) Jahren meiner Lebensarbeitszeit aus Drogendeliquenten, Kriminellen etc. anständige Berufsleute ge-
macht, die auch heuten noch sowohl profesionel, als auch mensch-
lich die nötigen Standards haben.
Und das ging auch, ohne eine profesionel untadelige Magistratin in dieser Form anzupöbeln.
Anbei meine el Adresse balli_1943@yahoo.es
Gerne erwarte ich, insofern der notwendige Mut Ihrerseits vorhanden ist, Ihre geschätzte Stellungnahme
Bevor man das Thema Flüchtling auch nur aur die Traktandenliste setzt, sollte man sich des Ursprungs dieser Tragödie auseinan-
dersetzen. Denn dann weiss man wovon man redet, eigentlich die Basis jeglicher Zivilisation, jedoch heute nicht mehr gefragt.
In medias res:
Sehen wir uns einmal die Kolonialpolitik der Westeuropäer der letzten 500Jahren an. Da wurden und werden ganze Kontinente schamlos ausgeplündert, ganze Landstriche verbrannter Erde zurückgelassen, das Bildungs- und Verwaltungsniveau auf dem tiefstmöglichenNiveau gehalten, ganze Meere leergfischt etc.
Schweizer, aufgepasst auch hier gibt es keinen Sonderfall Schweiz. Dieses Land hat seit Jahrhunderten von dieser Entwicklung profitiert und macht heute frisch und fröhlich mit
Nestle, Glenncore und andere.
Und nun geht in ganz Europa, insbesondere in meiner verdammten ersten Heimat das entsprechende Geschrei und Gejammer los.
Seit über 2'000 Jahren gilt das Gesetz dass Akktion gleich Reaktion ist.
Die armen Flüchtlinge holen sich doch nur das zurück, das unsere Vorfahren und unsere Generation ihnen gestohlen haben.
Aus dem historischen Kontext ist heute ersichtlich, dass es weltweit keinen Konflikt an dem der Westeuropäer teilweise mit dem Amerikaner nicht beteiligt ist.
DA UND NUR DA IST DIE SCHWEIZ DER SAUBERMANN FÚ DEN SIE SICH IMMER AUSGIBT.
Problem noch verschaerfen werden. In der Schweiz hat
man eine Willkommens-Kultur anstelle einer wirklichen
Hilfe zur Verbesserung der Situation in den Herkunfts-
laendern geschaffen, eigentlich braucht es ein Europa
mit souveraenen Staaten ohne EU und US-Diktatur. Nur
so kaeme man gegen das kuenstlich gemachte Fluechtligs
Problem an. Bislang haben Politiker, Medien und Meinungs-
bildner ganz einfach den Umfang des Zuwanderungsproblems
verschwiegen und Proteste mit primitiven Wendungen wie
"Rassismus" abgefertigt oder wegzensiert. Waehrend der
gesamte nahe Osten und Nordafrika mit Millionen Auswanderer einer Apocalypse gleicht und die derzeitige
Weltlage mehr als angespannt ist scheint es die breite
Masse kaum zu interessieren was auf uns zukommt.