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El lobby de los agricultores es uno de los grupos de interés más influyentes dentro del Parlamento Federal. Los agricultores reciben cuantiosas subvenciones. Sin embargo, salen a la calle para protestar contra la política agraria. ¿A qué se debe esta contradicción?
Aunque Lohnstorf se encuentra a menos de media hora en automóvil del Palacio Federal de Berna, el paisaje alrededor de este pueblo no podría ser más rural. En un día despejado se divisan a lo lejos los emblemáticos montes Eiger, Mönch y Jungfrau, que se alzan majestuosos sobre unos campos de cultivo perfectamente alineados. La fértil vega de Gürbetal, donde se encuentra Lohnstorf, es conocida en toda Suiza por su cultivo intensivo de col blanca: estamos en Chabisland, el “país de la col”.
Urs Haslebacher nos espera en el balcón de su granja, en la ladera de la montaña que domina el pueblo. El camino hasta su granja es empinado y sinuoso. Haslebacher y su familia dirigen una gran explotación porcina: tienen unos 3 000 cerdos y emplean a 15 personas. Haslebacher ha comprado una segunda granja en el valle y también alquila apartamentos en varios edificios de su propiedad. Además, participa en la política local, como representante de la UDC. Desde 2023 funge como Presidente del municipio de Thurnen, al que pertenece Lohnstorf.
Urs Haslebacher irradia la energía de un emprendedor que advierte oportunidades en todas partes y ve los obstáculos como un reto. Sin embargo, este año ha añadido otra ocupación a su ya variada cartera profesional: ahora también se ha dedicado a organizar protestas de agricultores.
En febrero y marzo, cientos de agricultores suizos se subieron a sus tractores tras su jornada laboral o durante los fines de semana, se dirigieron a los puntos de encuentro regionales preestablecidos y se reunieron junto a sus vehículos estacionados en pleno campo, para expresar su profunda frustración: por unos ingresos demasiado bajos, por la excesiva burocracia, por el comportamiento contradictorio de los consumidores... y por lo poco valorados que están. La Unión Suiza de Campesinos apoyó su descontento por medio de una petición escrita, a favor de la cual recogió 65 000 firmas en poco tiempo y que presentó al Consejo Federal, así como a los minoristas Coop, Migros, Aldi y Lidl.
No cabe duda de que los agricultores suizos se enfrentan a graves problemas. De las 250 000 granjas que había antaño en Suiza hoy solo quedan 48 000. Cada semana desaparecen en promedio diez explotaciones agrícolas. La angustia existencial es parte del día a día de los casi 150 000 agricultores que aún quedan en Suiza.
Urs Haslebacher coordinó las protestas en su zona del cantón de Berna, pasando mucho tiempo con su smartphone para seguir las noticias. A diferencia de las protestas de agricultores en Francia o Alemania, en Suiza las concentraciones nunca se salieron de control. Haslebacher siempre instó a sus colegas a que tuvieran cuidado de no bloquear el tráfico con sus columnas de tractores. Y desde principios de verano, periodo de intensa actividad en el campo, ningún agricultor ha emprendido una protesta.
Urs Haslebacher no es de esos que siempre andan quejándose. Tampoco es de los que temen por su sustento. Y, sin embargo, puede utilizar su propio ejemplo para mostrar qué es lo que lleva incluso a alguien como él a las barricadas: la enorme brecha entre las expectativas sociales y la realidad económica.
“Si la gente vota a favor de las iniciativas ecológicas un día y, al siguiente, compra carne barata de importación, esto nos pone en un aprieto”
Urs Haslebacher
Así lo explica Urs Haslebacher, basándose en su propio caso: hace más de veinte años, el gobierno federal quería que los granjeros dieran prioridad al bienestar de sus cerdos construyendo corrales con espacio al aire libre. La idea era que los supermercados le pagaran un franco adicional por cada kilo de carne de cerdo. Hizo la inversión de buena fe. Pero como los sistemas de cría de cerdos al aire libre generan mayores emisiones de amoníaco, Haslebacher no tardó en recibir críticas por parte de los ecologistas. Y el franco adicional por kilo se redujo pronto a unos pocos céntimos, incluso antes de que se amortizaran los nuevos establos.
Los consumidores no suelen ser conscientes de las incongruencias de su comportamiento: “No estoy culpando a nadie”, dice Haslebacher. “Pero si la gente vota a favor de las iniciativas ecológicas un día y, al siguiente, compra carne barata de importación, esto nos impide a nosotros planificar con seguridad y nos pone en un aprieto”.
Es inaceptable que las explotaciones agrícolas tengan que cargar con el peso de estos conflictos de intereses sin resolver, prosigue Haslebacher. Esta es, en última instancia, la razón por la que los agricultores están tan molestos. Y en esto coinciden todos, aunque discrepen en otras cuestiones, divididos como están entre grandes explotaciones industriales, explotaciones ecológicas y explotaciones de montaña.
Sin embargo, resulta sorprendente, al menos a primera vista, que los agricultores suizos manifiesten su descontento tomando las calles con sus relucientes tractores. Y es que, a diferencia de otros países, gozan de una considerable influencia en ese centro del poder político que es el Parlamento Federal.
Mientras que los agricultores solo representan un 2 % de la población activa, alrededor de una sexta parte de los parlamentarios de Berna proceden del sector agrícola.
Aunque la agricultura desempeña un papel marginal en la economía suiza y genera tan solo el 0,6 % del producto interior bruto, este sector recibe apoyo y protección como ningún otro. Se le destinan miles de millones de francos. Baste citar dos cifras particularmente elocuentes: cada año, 2 800 millones de francos en subvenciones medioambientales se pagan directamente a los agricultores con cargo a las arcas públicas. Segundo dato: derechos de importación por valor de unos 3 000 millones de francos anuales protegen al sector agrícola suizo de la competencia extranjera. Entre otros motivos, este proteccionismo es posible debido a que el lobby de los agricultores se ha consolidado a nivel nacional desde las últimas elecciones de otoño de 2023: esto resulta especialmente paradójico cuando se sabe que el número de explotaciones está en constante descenso. Mientras que los agricultores solo representan un 2 % de la población activa, alrededor de una sexta parte de los parlamentarios de Berna proceden del sector agrícola, es decir, son ellos mismos agricultores o representantes de agricultores.
El Consejero Nacional Markus Ritter (Centro), Presidente de la Unión Suiza de Campesinos, es uno de los diputados más influyentes. En 2022 dio un golpe maestro al forjar una alianza con las principales asociaciones empresariales, con lo que se aseguró su apoyo en la lucha contra las iniciativas populares de izquierdas que desean obligar a los agricultores a adoptar prácticas más ecológicas. La próxima confrontación tendrá lugar el fin de semana electoral del 22 de septiembre de 2024, cuando se someta a votación la iniciativa sobre biodiversidad, promovida por los Verdes y los protectores del paisaje. Esta iniciativa ha sido calificada de “extrema” por la Unión Suiza de Campesinos. La contrapropuesta del Consejo Federal ya ha sido bloqueada en el Parlamento por el lobby de los agricultores, orquestado por Ritter.
Sin embargo, a pesar de esta habilidad estratégica en el Parlamento Federal, los agricultores se ven sometidos a una presión cada vez mayor. Es difícil hacerse una idea global de su situación. Los problemas de una explotación de alto rendimiento totalmente mecanizada en la meseta central no son los mismos que los de una pequeña granja de montaña.
De lo que no cabe duda, es que los agricultores trabajan de sol a sol y ganan poco. Según las encuestas, trabajan en promedio más de 50 horas semanales y ganan menos de 20 francos por hora. Así pues, muchas familias campesinas caminan por la cuerda floja: viven en la granja que tal vez compraron a buen precio a sus padres, y no pagan alquiler. Pero sus escasas ganancias no les permiten invertir: si tienen que renovar sus instalaciones, esto puede significar el cierre definitivo de su empresa.
Su situación se agrava aún más por el hecho de que cada vez dedican más tiempo al papeleo, en lugar de dedicarlo a la agricultura. Incluso la Unión Suiza de Campesinos, la fuerza política detrás de la multimillonaria financiación del sector agrícola, admite que el apoyo financiero ha generado una montaña de burocracia casi imposible de entender y que urge “racionalizar y simplificar”. Las normas y leyes que regulan los flujos financieros ocupan miles de páginas, y los trámites de autorización y control son sumamente engorrosos.
La Confederación canaliza cada vez más dinero hacia cada vez menos agricultores. Entonces, ¿por qué sus cuentas están cada vez más en números rojos? ¿Y por qué se está incumpliendo el objetivo de elevar la autosuficiencia de Suiza?
A pesar de esta evidente pérdida de eficiencia, lo cierto es que la Confederación canaliza cada vez más dinero hacia cada vez menos agricultores. Entonces, ¿por qué sus cuentas están cada vez más en números rojos? ¿Y por qué se está incumpliendo el objetivo básico de elevar la autosuficiencia neta de Suiza en productos agrícolas por encima del 50 %?
A este respecto, Patrick Dümmler, economista del think tank liberal “Avenir Suisse”, señala que los agricultores dependen demasiado de las subvenciones. Considera que hay demasiado dinero en el sistema, en lugar de demasiado poco. El problema, según Dümmler, es que los agricultores “están atrapados entre proveedores y compradores”. Si bien es cierto que los agricultores reciben subvenciones, las utilizan para comprar semillas, fertilizantes, piensos y maquinaria al gigante agrícola Fenaco, entre otros. De ahí que este también se beneficie como proveedor del sistema de subvenciones agrícolas. Por otro lado, los precios a los que los agricultores venden a los distribuidores o a supermercados como Migros y Coop son demasiado bajos, y esto obliga a los campesinos a compensarlos con los fondos estatales que, en realidad, están destinados a cumplir los requisitos ecológicos.
Algunos de los miembros más críticos del lobby agrícola han identificado el problemático papel que desempeñan la agroindustria y los supermercados. Uno de ellos es Kilian Baumann, Consejero Nacional de los Verdes y Presidente de la Asociación Nacional de Pequeños Agricultores, quien a menudo adopta un punto de vista diferente al de la Unión Suiza de Campesinos.
Baumann critica la creciente carga administrativa y los bajos precios al productor, pero también el “fracaso de la política agraria que se viene aplicando desde hace varios decenios”, de la que la Unión de Campesinos es en parte responsable. Para Baumann, está claro que el lema promovido por el Estado, de “cada vez más producción, en forma cada vez más intensiva y en explotaciones cada vez más grandes”, conduce a un callejón sin salida. La agricultura intensiva provoca la contaminación por nitrógeno de las aguas subterráneas y el agua potable, mientras que el uso de pesticidas favorece la pérdida de biodiversidad. La difícil situación de los agricultores, opina Baumann, no se debe en absoluto a la nueva legislación verde. Al contrario, urge adoptar normas medioambientales más estrictas.
La producción de alimentos está sujeta al mercado, mientras que la ecología está regulada por el Estado. Las subvenciones son medidas destinadas a corregir los mecanismos del mercado. En estas aguas turbias se encuentran los agricultores suizos. Y a pesar del poderoso lobby agrícola, se sienten impotentes. “En otoño volveremos a hacer balance”, dice Urs Haslebacher. Si nada mejora, él y sus colegas volverán a sus tractores. La próxima protesta podría llevarlos hasta el Palacio Federal de Berna.
Comentarios
Comentarios :
Les subventions sont payées par les impôts des citoyens. Nous payons donc encore plus cher les produits que nous achetons. Les bénéfices restant en mains des intermédiaires, des marges extraordinaires. Les paysans aussi endettés par des moyens extraordinaires avec leurs engins techniques surdimensionnés. Tout est faussé et profite au capital. Ici aussi l' emploi de tronçonneuses serait nécessaire pour stopper tout ces abus pour plus de transparence avec les coûts réels et bien distribués.
Sell all the products the farmers produce to the Swiss administration (agriculture department) at a price that would allow a decent living to the farmers and let the Department of agriculture deal with it afterwards. What do you think of this cunning plan?
Eine ungewöhnliche Idee die es verdient erwogen zu werden.
1) Le titre
“Un puissant lobby, des paysans démunis” Un titre qui prend déjà position par le mot puissant.
2) le patrimoine de Mr Haslebacher
Voyons le sujet est il la production ou la patrimoine agricole ? Il a une "grande exploitation de 3000 porcs qui donnent à manger à ses compatriotes, il a une 2ème ferme, il a plusieurs maisons dans des maisons qu'il loue. Dans votre mail pour lancer votre sujet, vous indiquiez "Mais les paysans qui travaillent dans leurs champs et leurs étables se sentent tout de même démunis et incompris". On devait parler d'agriculture pas de patrimoine. Ce n'est pas très clair.
3) "le grand écart qu’il y a entre le niveau d’exigence de la société et la réalité économique."
Voilà on commence à aborder un sujet intéressant. Vous écrivez “Mais comme la sortie des porcs à l’air libre fait augmenter les émissions d’ammoniac, son action en faveur du bien-être animal s’est rapidement retrouvée sous le feu de la critique des défenseurs du climat. ” Vous auriez pu titrer la défense du climat et l'agriculture, on aurait su de suite de quoi on parlait.
4)" Cette protection contre la concurrence est aussi le fruit du fait que le lobby paysan a encore gagné en puissance politique en Suisse après les dernières élections de l’automne
Les agriculteurs sont peut être de moins en moins nombreux, sur représentés mais ils donnent à manger à notre pays.
5) "La prochaine épreuve de force aura lieu le 22 septembre 2024, quand le peuple se prononcera sur l’initiative relative à la biodiversité, lancée par les Verts et les défenseurs de l’environnement."
Est ce que le sujet c'est de plébisciter l'initiative des verts qui ne cultivent pas mais qui sont plutôt exigeants ?
Vous écrivez un peu plus bas : “l’agriculture intensive entraîne des rejets d’azote dans les nappes phréatiques et l’eau potable, et l’utilisation de pesticides accélère la disparition de la biodiversité. ” Ah ! la biodiversité et les pesticides !! Il existe un problème majeur aujourd'hui c'est que l'on a rien pour remplacer les pesticides, que le bio est en baisse car trop cher et qu'il utilise aussi des produits qui posent question.
On attend avec impatience le prochain article sur l'agriculture.
Viel Arbeit,wenig Lohn, zuviel Bürokratie ist das eine.
Kaum Freizeit, nicht-funktionierende Geräte, inkompetente Leute am anderen Ende des Telefons, die man eh schon kaum erreicht, sich immer mehr zuspitzende Kriminalität (regelmäßiger Diebstahl auf den Höfen und Feldern, Betrug wo man hinschaut....), Wetter, das einem das Arbeiten erschwert bis unmöglich macht und Ernteausfälle bringt (ist psychisch auch schwer zu ertragen) das andere. Kaum einer weiss, wie es sich anfühlt, Jahr für Jahr 365 Tage im Jahr zu arbeiten, im Krankheitsfall sich nicht erholen zu können, den Körper ruiniert, ausgebrannt weiter macht.... Aufhören zwar möglich, aber dann? Bauer sein ist heutzutage nicht mehr lustig.
So geht es leider auch anderen Berufssparten, irgendwie dreht sich die Welt in die falsche Richtung.
Das Recht des Stärkeren ist im Vordergrund und die Macht des Geldes. Schade.
Wieso wir in dieser Lage sind wissen die Bauern am besten, denn die wollen ja billige Arbeitskraefte in der Landwirtschaft, also muessen die Grenzen offen sein
fuer Arbeiter und Grenzgaenger. Solange die Schweizer Bauern fuer ihre Produkte solche hohen Preise heuschen, muessen doch die Einheimischen billige Ware in Supermaerkten kaufen. Nicht vergessen der groesste Teil der Schweizer lebt von der Hand in den Mund, ende Monat ist nichts mehr im Portemonnaie. KK Steuern Mieten Lebensmittel Kleider Auto OV alles wird teuer, also ihr Bauern jammert weiter es nuetzt nichts, haut den Kuehen die Hoerner ab, das macht man doch nicht wenn man Tiere liebt.
Ich habe bürgerliche und marxistische Wirtschaftstheorie studiert und sage Ihnen folgendes: Der Widerspruch beginnt beim herrschen Kapitalismus im Zwang zu Maximalprofiten. Die Bauern beklagen sich berechtigterweise, dass Ökologie verlangt wird, aber das Dreckfleisch beim Discounter gekauft wird. Die grosse Mehrheit der Lohnsklaven sind wegen den Niedriglöhnen zum Sparen beim Essen gezwungen. D.h. Löhne sind Kosten, die aber wegen des Zwangs zur Profitmaxmierung niedrig sein müssen. Also muss auf jeden Fall das Essen möglichst billig angeboten werden, sonst droht Revolution (Hungeraufstände). Der Bauer hätte am liebsten, dass die Löhne so hoch sind, dass die Massen das teure ökologische Essen bezahlen können. Aber wie jeder Unternehmer drückt er die Löhne seiner eigenen Angestellten! Und Familienbetriebe beuten sich selber aus. Nirgends (in D) ist die Selbstmordrate so hoch wie in der Landwirtschaft! "Die Bauern" sind Täter und Opfer zugleich. Aber "die Bauern" gibt es gar nicht. Es gibt Agrarmultis, Mittel- und Kleinbauern. Erstere sind die Profiteure des Systems. Sie haben die meisten Lobbyisten in den Parlamenten (v.a. auch in der EU!) Mit deren Hilfe generieren sie ganz anständige Maximalprofite. Das lockt natürlich das Ankage suchende Kapital an, das weltweit herumwabert. Zu diesen Multis gehören auch die Grossverteiler und die Chemiekonzerne. Die Katze beisst sich in den Schwanz, und mir tun die Kleinbauern leid, die in ihrem antikommunistischen Wahn die Lösung nicht sehen können: Der echte Sozialismus! Ich höre schon das Aufheulen und Entsetzensgeschrei "Zwangskollektivierung, Kolchosen, Planwirtschaft, Stalinismus!" etc. Aber ist die Ernährung der Menschheit nicht Aufgabe der ganzen Gesellschaft? Und soll das Ganze ohne Plan geschehen? Leider steht dem aber das Privateigentum an den Produktionsmitteln im Weg, das die Kapitaleigner zu Maximalporofiten z w i n g t , ansonsten sie im Konkurrenzkampf untergehen. Diesem System wird die Menschheit und die Natur, zu der die Menschen ja auch gehören, geopfert. Die Zeichen der Zeit sind unübersehbar, und ausser den imperialistischen Finanz-, Industrie- und Agrarmultis ist niemand zufrieden und trotzdem sind die Opfer ( noch) konsequent antikommunistisch eingestellt. Wer den totalen Kapitalismus will, erntet Weltkriegsgefahr, Faschismus überall und die Vernichtung unserer Lebensgrundlagen!