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La labor del Parlamento y las preocupaciones de los ciudadanos

17.08.2015 – Thomas Milic

Con las elecciones del 18 de octubre finaliza el 49° período legislativo de la Confederación. ¿Cuáles fueron los asuntos que más ocuparon a la Suiza política entre 2011 y 2015 y cómo funcionó el sistema político? Análisis de Thomas Milic.

Política exterior

Si hubo un acontecimiento en los últimos cuatro años que agitó al electorado, al Parlamento, al Gobierno y a los medios por igual, fue la iniciativa contra la inmigración masiva del 9 de febrero de 2014, aprobada por una escasísima mayoría. La aprobación acarreó una fractura en las relaciones con la UE, pues puso fundamentalmente en tela de juicio el camino bilateral que previamente se había ratificado en todos los referendos. No solo eso. El plebiscito también frenó las negociaciones con la UE sobre un acuerdo marco institucional, cuya ratificación solo será posible si se encuentra una solución al punto de discordia de la libre circulación de personas. La aceptación de la iniciativa de Ecopop, sobre la que el electorado votó apenas unos meses más tarde, el 30 de noviembre de 2014, habría anunciado el final definitivo de las negociaciones bilaterales. Sin embargo, la petición fue, para la gran sorpresa general, rotundamente rechazada.

Para los defensores de la vía bilateral, esto tan solo supuso un breve respiro. Pues aún no se puede predecir cuál será el desenlace de las negociaciones con la UE. Hasta ahora, los esfuerzos por encontrar una solución para una aplicación que cuente con un amplio respaldo han sido vanos. Y puesto que el Parlamento, que en cuestiones de política exterior está profundamente dividido, no se podrá acordar una solución para la aplicación, será probablemente el pueblo quien deba desatar este “nudo gordiano” en otro referéndum.

La política exterior es tan esclava de la aplicación de la iniciativa contra la inmigración masiva que las demás controversias de política exterior pasan prácticamente inadvertidas. Pero esto no significa que hayan sido insignificantes. En el acuerdo FATCA con EE. UU., se trataba esencialmente de suprimir de facto el secreto bancario para los clientes estadounidenses. El Parlamento, aunque reacio, pasó con sorprendente decisión este “mal trago”, según palabras de la propia Ministra de Finanzas Eveline Widmer-Schlumpf. También se dirimieron otras tres disputas fiscales: en 2012, se firmaron los acuerdos con Gran Bretaña y Austria para evitar la doble imposición, y en 2015, el acuerdo con Italia. Una solución similar con Alemania fracasó ante la resistencia del Parlamento alemán.

Política de inmigración y asilo

La iniciativa contra la inmigración masiva es una iniciativa de la UDC, la Unión Democrática de Centro, que presenta una dimensión tanto de política exterior como de política de inmigración, y es precisamente este hecho lo que dificultó la interpretación del referéndum. Sin embargo, el freno a la inmigración no fue el único tema del que se hizo cargo la UDC. En 2010, se aprobó por primera vez una iniciativa de política de extranjería: la iniciativa de expulsión automática de delincuentes extranjeros presentada por la UDC. Esta iniciativa no tenía por objeto limitar la inmigración, sino expulsar automáticamente a los delincuentes extranjeros. Disconforme con la aplicación de la iniciativa tal y como se perfilaba, la UDC presentó en 2012 una iniciativa para imponer su aplicación, toda una novedad en la política suiza. Por primera vez, un partido intentaba imponer con otra iniciativa su interpretación del texto aceptado para ser incorporado a la Constitución. Ante el creciente índice de aceptación de las iniciativas y de la interdependencia internacional de Suiza, que también va en aumento, es probable que en el futuro haya otras iniciativas en pro de la aplicación de leyes.

Actualmente, en la política de asilo reina literalmente la calma antes de la tormenta. Las continuas guerras y las revoluciones en la periferia inmediata de Europa elevan vertiginosamente el número de refugiados. Esto exige una coordinación paneuropea del régimen de asilo y, según la voluntad de los europeos, Suiza no debe quedar al margen. Sin embargo, esto generará enormes polémicas, pues prácticamente en ninguna otra parte difieren tanto los puntos de vista entre la izquierda y la derecha como en la política de asilo. Por este motivo, sería arriesgado hacer un pronóstico: parece que la política de asilo será uno de los temas dominantes del próximo período legislativo, incluso de la próxima campaña electoral.

Política energética

El hecho relevante que más marcó el debate sobre energía del pasado período legislativo se produjo en realidad en el período anterior: poco después de la catástrofe de Fukushima (y poco antes de las elecciones de 2011), el Consejo Federal resolvió abandonar gradualmente la energía atómica. El voto de las entonces cuatro consejeras federales del Consejo Federal fue decisivo. No obstante, el Gobierno no fijó una fecha concreta para el abandono. En aquel entonces, se dijo que esa fecha dependía exclusivamente de la seguridad de las centrales nucleares. Entretanto no se sabe si alguna vez se fijará una fecha para el abandono de la energía nuclear. La Estrategia Energética 2050 es, en efecto, objeto de crítica sobre todo por parte de la derecha, pero también en ciertos aspectos es criticada por la izquierda (véase el sondeo entre los partidos, a partir de la página 14).

Política social

No se puede negar que los cambios demográficos hacen necesarias adaptaciones tanto en el sistema social como en el de salud. Tampoco se puede negar que en ambos terrenos políticos el tiempo apremia: a los seguros de vejez y supervivencia les espera en pocos años un déficit de miles de millones. Los costos de salud se incrementan incesantemente. La respuesta del Consejo Federal a estos retos son el “Sistema de pensiones 2020” y el “Sistema Sanitario 2020”. El primero es el proyecto estrella del consejero federal Alain Berset. Aun así, las críticas llueven de todas partes. El propio partido de Berset, el Partido Socialista, rechazó categóricamente el proyecto de elevar la edad de jubilación de la mujer a 65 años, mientras que los partidos liberales y conservadores y el sector industrial opinan que la financiación está demasiado orientada al superávit (en especial en lo que se refiere a la subida del impuesto sobre el valor añadido). Así pues, queda mucho trabajo por hacer hasta que la reforma de la jubilación cuente con el apoyo mayoritario. La reforma del sistema de salud propuesta por el Consejo Federal sufre menos presión que la reforma de las pensiones.

Defensa y seguridad

En la esfera de la defensa, el período legislativo que está terminando se centró en la proyectada renovación de las Fuerzas Aéreas. Estaba previsto comprar 22 cazas del tipo sueco Gripen para reemplazar la flota ya obsoleta de aviones Tiger. Mientras tanto, e incluso antes de que el Consejo Federal anunciara su decisión en favor del Gripen, se filtraron a la opinión pública documentos internos que evaluaban más bien negativamente dichos aviones. Los defensores de los Gripen no pudieron recuperarse de este revés inicial. En el Parlamento, el debate en torno a la adquisición de los aviones fue muy controvertido. Y a diferencia de operaciones anteriores de política de seguridad, la trinchera entre los defensores y detractores no discurría a lo largo de la clásica línea de conflicto entre izquierda y derecha, sino que, en parte, atravesaba los partidos liberales y conservadores. En la campaña del referéndum que, a los ojos de los defensores, tuvo diferentes contratiempos, acabaron imponiéndose los argumentos de los detractores: se rechazó el Gripen. Esta fue la primera derrota verdadera que sufrieron las Fuerzas Armadas en las urnas.

Economía

Los temas económicos preocuparon mucho a la población suiza en los últimos cuatro años. En encuestas sobre las preocupaciones de los ciudadanos, los temas económicos estaban generalmente a la cabeza y sobre todo ahora interesan a la gente más que en años anteriores. A simple vista, esto resulta paradójico, pues casi ningún otro país ha superado tan bien las diferentes crisis económicas (crisis del euro, crisis financiera y crisis bancaria) como Suiza. Sin embargo, es evidente que se apodera de muchos ciudadanos el sentimiento de que Suiza no podrá ser siempre la isla de los afortunados. Este temor básico puede ser uno de los motivos por los cuales el Parlamento ha aprobado programas de ahorro como, por ejemplo, el paquete de consolidación y de control de funciones. La explicación también podría ser que las iniciativas que la industria declaró perjudiciales para el sector fracasaron últimamente en las urnas. Fue el caso, por ejemplo, de la iniciativa “6 semanas de vacaciones para todos”, que para sorpresa del extranjero fue rotundamente rechazada, así como la iniciativa del sueldo mínimo y de la relación salarial 1:12. Sin embargo, hay una excepción: la iniciativa contra los desplumadores. Aunque la Asociación Industrial economiesuisse destinó aproximadamente entre cinco y ocho millones de francos a la contracampaña, los promotores de la iniciativa, encabezados por Thomas Minder, obtuvieron en las urnas una victoria que no se esperaba con esa contundencia. No obstante, la constelación del conflicto en la iniciativa contra los desplumadores fue sumamente inusual: un asunto “de izquierda” era representado por un empresario que más bien se situaba en las filas de la derecha. Finalmente, votantes tanto del Partido Socialista como de la Unión Democrática de Centro aprobaron el proyecto con una amplia mayoría.

El país se vio afectado por las ondas expansivas emitidas por el Banco Nacional Suizo a comienzos de 2015, cuando suprimió el tipo de cambio mínimo para el euro, medida que había introducido cuatro años antes. Todavía queda por ver qué repercusiones tendrá esta decisión. De todo ello ya se ha beneficiado –siempre y cuando uno pueda dar crédito a lo que dicen periodistas y politólogos– un partido: el PLR, el partido liberal. Según diversos analistas, sus triunfos en las elecciones cantonales de 2015 se deben, en primer lugar, a la incertidumbre económica que hace que los ciudadanos busquen refugio en partidos a los que se les reconoce una elevada competencia en Economía.

Planificación del territorio y política de transporte

Desde hace unos años circula un término antes conocido en todo caso para los biólogos, pero no para el público general: “estrés por la densidad demográfica”. El término se ha utilizado en conexión con diversas reivindicaciones políticas: en el referéndum de las iniciativas Ecopop y contra la inmigración masiva, este término fue un componente central del debate. En la iniciativa sobre el segundo domicilio este concepto también tuvo cierta importancia. Sin pretender ahondar en las sutilezas de este concepto para los suizos, hay que señalar que, en 2012, la población suiza había superado el tope de 8 millones.

Con estos antecedentes, es comprensible la creciente importancia de cuestiones de planificación urbanística y de política de transportes. Esto también se refleja en el comportamiento electoral: se aprobó la ley de planificación territorial y –lo que es más sorprendente aún– también la iniciativa relativa a la segunda vivienda. Asimismo, la creación de un fondo para expandir el tráfico ferroviario (FABI) obtuvo una cómoda mayoría en las urnas. En cambio, se perfila un conflicto entre los automovilistas y los no automovilistas. Se rechazó el aumento de precios para las viñetas y la iniciativa de las vacas lecheras aún está pendiente de resolución. También en el período legislativo en curso se inició un proyecto generacional: el segundo túnel del San Gotardo. Se plebiscitará en 2016 y todo indica que primará la emoción.

Cultura política

Al repasar la actividad parlamentaria de los últimos cuatro años, uno se percata de que la balanza de los temas cultura, energía, investigación, educación y planificación territorial se ha inclinado más bien hacia la izquierda, mientras que en política de extranjería, europea y económica, más bien a la derecha. Lo llamativo es que la UDC es derrotada en las votaciones finales con más frecuencia que antes. Evidentemente, mantiene su posición intransigente hasta el final, más que en períodos legislativos anteriores. Además, el número de asuntos gubernamentales rechazados por el Parlamento fue elevado, al menos en la primera mitad del 49° período legislativo. Pero no solo el Parlamento se opone, también el pueblo sigue menos que antes las recomendaciones del Gobierno. No es el caso de los referéndums, pero sí de las iniciativas. En este período legislativo se aceptaron cuatro iniciativas. Una cifra sin precedentes.

Sin embargo, la aplicación de iniciativas aceptadas es visiblemente cada vez más compleja: tanto el Gobierno como el Parlamento están a menudo ante la disyuntiva de violar tratados internacionales o la voluntad de los promotores de la iniciativa. Esto último es lo que sucede con cada vez más frecuencia. De este modo, el Gobierno y el Parlamento levantan ampollas entre los promotores y defensores de las iniciativas. Con la consecuencia de que el voto simbólico se convierte en un acto cada vez más común.

Thomas Milic, 44 años, estudió Ciencias Políticas, Historia Universal y Periodismo en la Universidad de Zúrich. En 2005, se doctoró con su tesis sobre Ideología y comportamiento electoral. Hasta 2014 fue asistente principal en el Instituto de Ciencias Políticas y docente en las universidades de Zúrich, Berna y Lucerna. Actualmente trabaja en el Centro para la Democracia y dirige, además, el sector de Votaciones y Elecciones en el Instituto de Investigación sotorno. Paralelamente, desarrolla funciones docentes en la Universidad de Zúrich.

Ir al artículo adicional "Suiza vista desde fuera"

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