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Después del “No” del pasado 24 de septiembre al “Sistema de pensiones 20202” se ha complicado la búsqueda de un plan alternativo para una reforma de las pensiones. Además, el tiempo apremia.
Todos tienen que aportar algo, pero también reciben algo: éste era el espíritu del proyecto “Sistema de pensiones 2020”. Lo que para unos era un buen compromiso de talante helvético, era para otros un plan improvisado. El proyecto preveía que los ingresos adicionales y el ahorro mantuvieran el seguro de vejez equilibrado hasta 2030; pretendía reducir el tipo de conversión para estabilizar la previsión profesional, es decir, las cajas de pensiones; y mantener el nivel de las pensiones de jubilación reestructurando las cajas de pensiones e incrementando en 70 francos al mes las nuevas pensiones del seguro de vejez. La edad de jubilación de las mujeres debía igualarse paulatinamente a la de los hombres, es decir, elevarse de 64 a 65 años. Entre los 62 y los 70 años debía flexibilizarse la jubilación.
Este proyecto, fruto de siete años de trabajo, fue totalmente rechazado por los votantes el 24 de septiembre de 2017. La ley federal sobre la reforma de las pensiones fracasó con un 52,7 % en contra. Con el 50,05 % y la mayoría de los cantones en contra, se rechazó también la financiación adicional del seguro de pensiones mediante un aumento del impuesto sobre el valor añadido. Después de 20 años sin reformas en el sistema de pensiones, el Consejero Federal del PS, Alain Berset, pretendía reformar y estabilizar con su paquete integral, tanto el primer pilar (el seguro de vejez), como también el segundo (las cajas de pensiones).
La versión completa presentaba ventajas, pero también la desventaja de ser sumamente compleja. Además, daba pie a toda clase de críticas y a divisiones internas, tanto entre los conservadores como entre los izquierdistas. El PPS y el PLR se unieron para rechazar el proyecto. Estaban sobre todo en contra del aumento de 70 francos. El Consejo Federal, una escasa mayoría parlamentaria, así como el PS y el PDC, hicieron todo lo posible por apoyar la reforma. En cambio, en la Suiza francesa, fueron los grupos de izquierda más extremos los que impulsaron con éxito el referéndum. Para ellos, el aumento de la edad de jubilación de las mujeres contravenía los principios sociales y era por tanto inaceptable.
El Ministro del Interior, Alain Berset, llevó a cabo numerosos actos públicos muy comprometidos en todo el país y no dudó en expresarse en términos contundentes: advirtió a los jóvenes que si votaban en contra del proyecto, posiblemente no recibirían ningún seguro de vejez cuando les tocara cobrar sus prestaciones. Ésta y otras declaraciones similares fueron criticadas por diferentes sectores, que las calificaron de amenazas contraproducentes.
Los dos grandes partidos de derecha, el PLR y el PPS, hicieron fracasar el paquete de reformas, junto con los izquierdistas más extremos. Por tanto, en gran parte de la Suiza francesa el rechazo de la reforma puede interpretarse como un “No” de la izquierda, mientras que en la Suiza alemana es más bien un “No” de la derecha. Ahora que la batalla ha concluido, ambos bandos reivindican el resultado.
En todo caso, el fracaso de la reforma de las pensiones obedece a motivos muy diversos. Esto hace que la búsqueda de una solución rápida y viable resulte difícil. Sin embargo, no cabe duda de que urge estabilizar las instituciones sociales, en vista de la creciente expectativa de vida y del envejecimiento de la sociedad suiza. Según los cálculos de la Confederación, hasta el año 2030 podría producirse un déficit de siete mil millones de francos en el seguro de vejez. En una primera etapa, el Consejero Federal Berset quiere reunir a todos los partidos y asociaciones en una mesa redonda. Los opositores conservadores de la reforma hablaban ya de un plan alternativo antes del referéndum. El Presidente del PPS, Albert Rösti, declaró en la televisión suiza, el domingo de la votación, que habría existido una amplia base para un compromiso en el Parlamento, si no se hubiera decidido de repente aumentar el seguro de vejez en 70 francos. La Presidenta del PLR, Petra Gössi, propuso el siguiente plan alternativo: la edad de jubilación de las mujeres debe aumentarse a 65 años; asimismo, se debe aumentar el impuesto sobre el valor añadido para el seguro de vejez y se debe flexibilizar la edad de jubilación. El proyecto se rechazó, sobre todo, por el aumento de 70 francos para el seguro de vejez. “Por tanto, un aumento del seguro de vejez queda descartado definitivamente. La mayoría de la población suiza no quiere este aumento”. Además, los conservadores quieren reformar el primer y el segundo pilar a través de proyectos separados.
El día de la votación, el Presidente del PS, Christian Levrat, trazó claramente las líneas rojas que su partido no está dispuesto a traspasar: “No aceptaremos ninguna disminución de las pensiones; ningún aumento de la edad de jubilación de las mujeres a 65 años sin una compensación; y ningún aumento general de la edad de jubilación a 67 años”. Para los partidarios del proyecto, los famosos 70 francos no suponían un aumento, como lo interpretan los opositores, sino una compensación. También el Presidente del PDC, Gerhard Pfister, declaró que no se puede incrementar la edad de jubilación sin medidas de compensación.
No fue casualidad que Levrat se declarara en contra de elevar la edad de la jubilación a 67 años. Si bien esta cuestión no se debatió en el proyecto rechazado, fue mencionada por el Presidente del PPS, Rösti, la noche de los comicios. Asimismo, poco después de la votación Hans-Ulrich Bigler, Consejero Nacional por el PLR y Director de la Unión Suiza de Artes y Oficios, habló de “aumentar moderadamente, mes tras mes, la edad de jubilación”. El periódico Neue Zürcher Zeitung, principal órgano de la Suiza conservadora, constató: “Tras la votación urge también abrir el debate en torno al incremento de la edad de jubilación”. En cambio, el periódico Der Bund opinó: “Algunos derechistas y representantes de la industria esperan que, bajo el impacto de una crisis de financiación, el pueblo acepte la jubilación a los 67 años. Éste es un cálculo cínico y peligroso. Un aumento general de la edad de jubilación no conseguirá la mayoría de votos en un futuro cercano”.
Entretanto, la disputa en torno a un nuevo proyecto de reforma de las pensiones está nuevamente en pleno apogeo, tanto en el sector político como en los medios de comunicación. La búsqueda de un consenso será difícil, sobre todo porque los conservadores que ganaron la votación del 24 de septiembre no pueden presentar un proyecto sin ponerse de acuerdo con los izquierdistas, si no desean que se produzca otra debacle en las urnas. Hasta ahora nunca se ha ganado una votación sobre el seguro de vejez sin la izquierda.
Al margen del referéndum sobre la reforma del sistema de pensiones, se votó también sobre la “seguridad alimentaria” o, más específicamente, sobre el contraproyecto a la iniciativa popular del mismo nombre, de la asociación de agricultores. Ningún partido estuvo en contra y el pueblo se pronunció a favor con un 78,7 %. No obstante, la nueva normativa legal no tendrá ninguna consecuencia concreta, ya que no está prevista ninguna modificación de la ley. “El nuevo artículo de la Constitución está en consonancia con la orientación de la política agrícola actual”, se lee en el “Bundesbüchlein”, el folleto informativo oficial del Consejo Federal. El artículo de la Constitución establece la manera en que debe asegurarse a largo plazo el abastecimiento de alimentos de la población. Se trata de temas ya incluidos en la Constitución, pero que ahora están firmemente establecidos en forma de concepto global. Los temas incluyen, entre otros, el aseguramiento de las bases de producción, sobre todo de la tierra cultivable, la producción de alimentos adaptada a las condiciones locales y eficaz en el uso de los recursos, así como una agricultura y economía alimentaria orientadas al mercado. El nuevo artículo deja margen para diferentes interpretaciones: los agricultores pueden interpretarlo como una exhortación a mantener las estructuras existentes, mientras que las asociaciones ambientales pueden entenderlo como una invitación a promover formas de producción más ecológicas.
Imagen Los opositores a la reforma de las pensiones han logrado imponer sus argumentos. Y ¿ahora qué? Fotografía Keystone
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