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  • Reportaje

Susanne baila y canta

04.10.2024 – Dölf Barben

La Campana Mayor de la catedral de Berna es toda una maravilla. Se llama “Susanne”, pesa casi diez toneladas y produce un canto muy armónico. Es la mayor campana de las muchas que hay en Suiza.

¿Más alto, más apartado, más rápido, más bonito? En busca de los récords suizos más originales. Hoy: la campana más grande de Suiza.

Mirando la forma de Suiza en un mapa... ¿no cree que parece la campanita de recepción de un hotel? Da la sensación de que, si pulsas arriba, en el cantón de Schaffhausen, va a sonar el timbre.

Puede que esta comparación no sea tan disparatada, porque Suiza es un país con mucho retintín. Dondequiera que uno vaya, ¡campanas y más campanas! Encontramos miles en las torres de catedrales, iglesias y capillas; y cientos de miles colgadas de los cuellos de reses, ovejas y cabras.

Y, por si fuera poco, hasta las personas se pasean con campanas: como los Trychlergruppen de los desfiles tradicionales, que recientemente también se hacen oír en las manifestaciones callejeras. O como Schellen-Ursli, el héroe del libro ilustrado de Selina Chönz y Alois Carigiet, que está desesperado por tener la campana más grande en la fiesta del Chalandamarz, que celebra la llegada de la primavera en el cantón de los Grisones.

La Campana Mayor de la catedral de Berna es toda una maravilla. Se llama “Susanne”, pesa casi diez toneladas y produce un canto muy armónico. Es la mayor campana de las muchas que hay en Suiza. Foto Keystone

Un sonido sin estridencias

No cabe duda de que Suiza es el país de las campanas. Pero ¿qué hace que las campanas sean tan especiales? ¿Por qué no hay simples placas metálicas colgadas en las iglesias? Si alguien lo sabe, ese es Matthias Walter: historiador bernés especializado en arquitectura, Matthias Walter es uno de los expertos en campanas más solicitados de Suiza.

“Si golpeas un tanque de petróleo con un martillo”, dice Matthias, “lo único que oirás será un golpe y un estruendo. Esa es la diferencia”. Nos encontramos con Matthias en el campanario inferior de la catedral de Berna, el lugar perfecto para hablar de campanas.

Sobre nuestras cabezas cuelga la campana más grande de Suiza. Tiene 413 años, pesa casi diez toneladas, está afinada en la nota “mi” y se llama simplemente “Grosse Glocke” o “Susanne”. Matthias golpea la pared exterior con la palma de la mano. Se oye un ruido sordo y luego, poco a poco, un hermoso sonido: “Una chapa nunca producirá algo así”; tampoco una campana de hierro forjado. “Producirá un sonido, eso sí, pero no se le puede llamar música”, dice Matthias. Las campanas de iglesia, en cambio, son de fundición. Suelen ser de bronce, una mezcla de cobre y estaño. “Por eso cantan”.

Lo decisivo son los bordes

El principio de las campanas se conoce desde tiempos ancestrales. Sin embargo, no fue hasta la Edad Media cuando los fundidores inventaron su forma clásica, engrosada en el borde inferior. Ese es el secreto para obtener un sonido único y claramente perceptible, explica Matthias Walter.

Para el especialista en campanas Matthias Walter, las campanas de las iglesias no repican ni suenan, sino que “cantan”. Foto cedida a la revista

En realidad, una campana genera unos treinta tonos más, que apenas son perceptibles. Hay disonancias, sobre todo en los registros agudos. Estas, a su vez, generan el sonido característico. “A pesar de todas las fricciones, las campanas tienen un sonido maravilloso”, afirma. Como la Campana Mayor: tiene un sonido más bien aterciopelado, libre de estridencias. “Suena noble y serena”.

Cada domingo, Susanne anuncia el oficio religioso, junto con otras campanas. En días festivos suena sola. “Entonces ya no es un repique”, exclama con entusiasmo el experto, “sino un canto continuo”.

Una vez al año suenan todas las campanas

En la catedral cuelgan siete campanas: tres en el campanario inferior y cuatro en el superior. Existen numerosas combinaciones para hacerlas sonar. Solo una vez al año suenan todas juntas, antes de la misa del primer día de Adviento.

Lo que rige para cada campana, rige también para el conjunto. La fricción es inevitable. Los fundidores conocían algunas leyes: por ejemplo, cómo afectan al tono el diámetro o el grosor de las paredes de las campanas. Ocurre lo mismo que con las copas de vino, explica Matthias: “Cuanto más altas y finas son, más graves suenan”.

Sin embargo, comenta, a menudo no salen exactamente como los fundidores habían imaginado. Así, en algunas iglesias las campanas no se ajustan entre sí. “Esto no impide que el sonido resultante pueda ser armónico”.

Las siete campanas de la catedral de Berna tienen “una afinación relativamente pura” y juntas forman “uno de los repiques más majestuosos de Europa, de gran relevancia histórica.” La Campana Mayor es “una auténtica joya a nivel mundial”.

Una cuestión de prestigio: Berna nunca fue sede episcopal, por lo que su iglesia y sus campanas debían ser especialmente impresionantes. Fotos (arriba y a la izquierda) Keystone

Sueños de grandeza

Como Schellen-Ursli, ¿no anhelaban todos los obispos poseer la campana más grande? Matthias asiente y se ríe. Berna, que nunca fue sede episcopal, pudo “demostrar de lo que era capaz” con su catedral y sus magníficas campanas.

Técnicamente, no habría sido problema fundir campanas aún mayores, cosa que también se hizo aquí y allá. “Pero, en realidad, esto no tiene mucho sentido”, dice Matthias. Como las campanas enormes también producen sonidos muy agudos y el oído humano no alcanza a percibir las notas muy graves, “el sonido de esos colosos no resulta especialmente agradable”.

Bailando con Susanne

Hay algo que llama la atención según conversamos: Matthias nunca llama “Susanne” a la Campana Mayor. Nos cuenta que el nombre se inventó hace un par de décadas. Parece ser que este apodo cariñoso proviene de un campanero, porque le resultaba igual de difícil guiar los pasos de su mujer Susanne en el baile que hacer repicar la campana mayor.

Las campanas de la catedral

En la grabación del repique de la catedral de Berna, las distintas campanas tocan en el siguiente orden (intervalos en segundos):

   0'   Campana de plata
   4'   Campana de oración
   9'   Campana del penitente
12'   Campana de homilía
17'   Campana de mediodía
22'   Campana Mayor / Susanne

El sonido de la Campana Mayor apenas resulta audible: su bajo se integra tan armoniosamente en el conjunto del repique que, a pesar de su potencia, pasa desapercibido.

revue.link/susanne

Imagínese: lograr que Susanne oscilara utilizando la fuerza muscular no era tarea fácil. Se requerían ocho campaneros. Aún se reconocen las posiciones que adoptaban en el campanario para tirar de las cuerdas. Desde 1944, las campanas de la catedral se accionan con motores eléctricos.

Matthias Walter tiene respuesta a todas las preguntas. Nos explica que las enormes fuerzas que generan las oscilaciones de las campanas se desvían hacia abajo mediante gruesas vigas de madera y, por tanto, no suponen ningún problema. Es más peligroso, dice, cuando la frecuencia de una campana coincide con la vibración de la torre. “Entonces puede producirse un efecto de acumulación, como cuando la gente camina al paso sobre un puente”. De ahí que, “curiosamente”, la campana más peligrosa de la catedral sea la segunda más pequeña.

Matthias, el experto en campanas, suele compartir sus conocimientos con las parroquias cuando tienen problemas con una sola campana o con todas ellas. En el caso de la catedral, por ejemplo, sugirió hace más de veinte años que la campana del penitente volviera a “cantar como solista”. Esta sugerencia suscitó controversia, porque originalmente era la campana del verdugo, que se tocaba cuando alguien iba a ser ejecutado: así ocurrió 65 veces entre 1735 y 1861. Hoy, la campana del penitente anuncia la llegada de la noche.

Domador de campanas

Matthias también ayuda a resolver conflictos con el vecindario. Para ello, ha desarrollado badajos de campana que se extienden en la dirección del movimiento a ambos lados. Así requieren un menor impulso, lo que reduce el volumen sonoro a la mitad. Otro efecto sorprendente de estos badajos es que las campanas que antes producían sobretonos estridentes y parecían gritar, de repente cantan, como siempre ha hecho Susanne en la catedral. Matthias Walter no solo es experto en campanas: también sabe domarlas.

La iglesia del castillo, en Interlaken Foto iStockphoto

 
 
Las campanas de la patria

Todos los sábados por la tarde, a las 17:20 h, las campanas de las iglesias anuncian la llegada del domingo en la radio suiza SRF. El programa “Glocken der Heimat” [“Campanas de la patria”] es un clásico. Sin embargo, la colección de más de 300 repiques no se ha ampliado desde hace algunos años.

“Glocken der Heimat” sigue teniendo audiencia, dice el experto en campanas Matthias Walter, que ha contribuido con numerosas grabaciones. Hoy en día, muchos de estos tonos también se pueden encontrar en otros canales, como YouTube.

En su página web, la SRF ofrece grabaciones de 300 repiques seleccionados, así como datos históricos y técnicos sobre las campanas.

www.revue.link/bimbam

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