Tema Clave
Tema Clave
Tema Clave
Tema Clave
Tema Clave
Tema Clave
Tema Clave
Tema Clave
Suiza no tiene suficientes médicos y médicas de familia, sobre todo en las áreas rurales. Aunque empiezan a surtir efecto las primeras medidas que se han tomado para remediar esta penuria, la profesión del médico de familia está cambiando.
Muchos todavía recuerdan al tradicional médico de familia. En Suiza, el médico de familia era, junto con el cura, una de las figuras emblemáticas de cualquier pueblo. Se trataba por lo general de un hombre. Su consultorio casi siempre permanecía abierto. Se podía contar con él incluso de noche, los fines de semana o el día de Navidad. Realizaba visitas domiciliarias y atendía a varias generaciones de una misma familia, siempre con el apoyo de la esposa que se encargaba de los niños y de las tareas del hogar. Más tarde, si podía, le pasaba el consultorio al hijo. Pero eso ya es cosa del pasado.
Los médicos de familia que quieren retirarse por edad, hablan de lo difícil que les resulta encontrar a alguien que se haga cargo de su consultorio, sobre todo en las áreas rurales y las regiones periféricas. Algún que otro veterano retrasa su jubilación y sigue hasta los 70; y la situación podría empeorar. Unos 19 000 médicos y médicas trabajan en actividades ambulatorias, alrededor del cuarenta por ciento de ellos como médicos de familia. De media tienen unos 55 años y muchos no tardarán en jubilarse, al tiempo que se incrementan las necesidades de asistencia médica: la población envejece, hay más enfermedades crónicas (véase recuadro). De acuerdo con un estudio de la Universidad de Basilea, faltan actualmente en Suiza unos 2 000 especialistas en medicina familiar, una cifra que en un futuro podría incluso duplicarse.
Los médicos y médicas de familia son importantes para Suiza, debido a que conforman la espina dorsal de la asistencia sanitaria primaria. Con 4,3 médicos por cada mil habitantes (incluyendo a los médicos de los centros hospitalarios), la densidad de médicos en una comparación internacional sigue siendo elevada. Sin embargo, los médicos y las médicas no se distribuyen de manera uniforme. En el área urbana de Basilea-Ciudad hay 10,1 médicos por cada mil habitantes, mientras que el cantón montañoso de Uri sólo cuenta con 1,8. Además, se dan simultáneamente dos tendencias inversas: por un lado, hay cada vez menos médicos de familia, mientras que por el otro, las restricciones impuestas a la instalación de consultorios médicos privados evitan que haya un exceso de oferta, en particular tratándose de los especialistas en áreas urbanas, cuyos honorarios son más elevados. Así, se advierte tanto de la escasez de médicos como de su exceso.
De lo que no cabe duda, es que los gastos sanitarios van incrementándose año tras año, al igual que las primas de los seguros médicos (obligatorios en Suiza). Y a los políticos no les resulta fácil frenar el incremento de los costes, debido en particular a lo complicado que es el sistema sanitario suizo: es una mezcla entre intervención estatal y libre mercado, con numerosos actores e intereses divergentes –desde la Federación hasta los propios pacientes, pasando por los cantones, los municipios, médicos, hospitales y seguros de enfermedad–.
En 2006, los médicos de familia dijeron basta. Se había acumulado mucha frustración. Cuando el entonces Ministro de Sanidad, Pascal Couchepin (PLR), recortó las tarifas para los análisis de laboratorio, Berna vivió algo inusual: miles de médicos de familia se manifestaron ante el edificio del Parlamento Federal en defensa de su profesión. La iniciativa popular “Sí a la medicina familiar” también ejerció presión. En 2014, una contrapropuesta a la iniciativa recibió amplio respaldo por parte del electorado. La medicina familiar se elevó a rango constitucional. Desde entonces, tanto la Federación como los cantones han de procurar que haya suficiente atención primaria de calidad y han de fomentar la medicina familiar como elemento básico de esta atención. Una estrategia global promovida por el sucesor de Couchepin, Alain Berset (PSS), permitió a los médicos de familia incrementar sus honorarios e introdujo mejoras en su formación y especialización.
¿Ha sido efectivo? ¿Por qué son cada vez menos los jóvenes médicos y médicas que optan por la rama de la medicina familiar? Con estas preguntas nos dirigimos a la ciudad universitaria de Berna. Allí labora el Profesor Sven Streit, en el Instituto de Medicina Familiar (BIHAM) fundado en 2009. De acuerdo con el Profesor Streit, el hecho de que la medicina familiar exista actualmente como disciplina académica ya es parte de la solución: “Dentro de la comunidad médica, el médico de familia tenía un problema de imagen”. Su labor no se consideraba como una actividad científica.
“Esto es algo que carece de todo fundamento”, destaca el investigador Streit. Los médicos familiares poseen amplios conocimientos y su labor, lo mismo que la de los especialistas de los centros hospitalarios, se rige por los resultados de la investigación científica. El BIHAM cuenta entretanto con cuatro cátedras en las que se investiga e imparte docencia sobre hipertensión o sobre la atención a personas mayores con enfermedades múltiples. Asimismo, se prioriza el apoyo a las nuevas generaciones de médicos familiares. Y el trabajo realizado en este sentido ya está dando sus frutos. “Hoy por hoy, el veinte por ciento de los estudiantes de medicina señalan como objetivo profesional la rama de medicina familiar: el doble que hace diez años”, comenta Streit.
Esto probablemente se deba a que, ya durante sus estudios, los futuros médicos realizan prácticas en los consultorios de medicina familiar. Además, tras haber aprobado el examen estatal tienen la oportunidad de realizar su residencia en algún consultorio de medicina familiar, como parte de su especialización. Los cantones se encargan de sufragar una parte de su salario. El cantón de Berna, por ejemplo, paga anualmente 1,5 millones de francos a 35 residentes de consultorios de medicina familiar. Según Streit, el 80 por ciento de los residentes egresados terminan por convertirse en médicos de familia. “Ver cómo se lleva a cabo una consulta desde dentro es importante”. Es una forma de transmitir una imagen moderna del médico familiar.
Una medicina con rostro humano, que considera al paciente en su totalidad, tales son según Streit las ventajas de la medicina familiar. La imagen moderna de la profesión también va acompañada de nuevas condiciones de trabajo. Estar disponible de lunes a domingo, como solía estar el médico familiar de antaño, ya no entra dentro del esquema mental de los más jóvenes, declara Streit. Éstos prefieren atenerse a horarios de trabajo fijos. Con el afán de conciliar la vida laboral con la vida familiar, muchos optan por un trabajo de tiempo parcial. Se incrementa el número de mujeres médicas, y en la carrera de Medicina las estudiantes ya son mayoría. Quizá sea éste el motivo por el que tienen cada vez más acogida los consultorios compartidos, donde médicos y médicas pueden repartirse el trabajo, la atención a las urgencias, las infraestructuras y las tareas administrativas. Si bien en Suiza más de la mitad de los consultorios siguen siendo atendidos por un solo médico, el número de consultorios compartidos se ha triplicado en los últimos años. Streit está convencido de que “este cambio estructural seguirá avanzando”.
Incluso los médicos con más experiencia descubren las ventajas de los consultorios compartidos. Entre ellos se encuentra Philippe Luchsinger, Presidente de Verband Haus- und Kinderärzte Schweiz, asociación suiza de médicos de familia y pediatras. Su consultorio en Affoltern am Albis (ZH), donde empezó a trabajar hace más de treinta años, es hoy en día un consultorio compartido. Sostiene que “el médico de familia debe dejar de considerarse como un luchador solitario”. Las médicas y los médicos de familia del mañana trabajan en equipo y buscan la colaboración con otros profesionales de la salud: personal sanitario, fisioterapeutas, farmacéuticos. Si bien en 2012 la población rechazó ampliamente el proyecto “Managed-Care”, los especialistas están convencidos de que el futuro está en la asistencia coordinada.
¿Cómo se concreta esta colaboración? Muy ilustrativo al respecto es el caso del consultorio compartido Medizentrum, en el municipio rural de Schüpfen (BE). Allí trabaja la experta en cuidados Christine Wyss, en colaboración con varios médicos de familia. Como cuidadora con estudios de máster, esta enfermera posee numerosas habilidades. “Me encargo sobre todo de pacientes mayores con enfermedades crónicas, que necesitan asistencia de largo plazo”, comenta. Pasa consulta, administra infusiones, mide el pulso y la presión arterial, comenta los resultados de los análisis y asesora a los pacientes. También realiza visitas domiciliarias a aquellos pacientes mayores con falta de movilidad. Aunque su campo de acción abarca las tareas tradicionales de un médico, se limita al esquema de tratamiento prescrito por éste.
“En ciertos ámbitos ella es mucho más competente que yo mismo”, afirma Hansulrich Blunier, quien ejerce desde hace largos años como médico de familia en Schüpfen. La cuidadora puede ayudar a los pacientes en el día a día con su enfermedad. Así, el médico le delega algunas tareas y puede dedicar más tiempo a los casos más complejos. En el Medizentrum se realizan además endoscopias y tratamientos de quimioterapia. De esta manera se revaloriza la profesión del médico de familia, agrega Blunier. El consultorio de Schüpfen está realizando una labor pionera, porque oficialmente no existe en Suiza la profesión de experta en cuidados. Tampoco existen tarifas de facturación. Por ello, el cantón de Uri, con sus numerosos valles cuya población se ve especialmente afectada por la falta de médicos de familia, acaba de lanzar un proyecto piloto de tres años con expertas en cuidados.
¿O acaso será la consulta del futuro de tipo virtual? Tal es la opinión que sostiene, en una videollamada, el médico especialista Andrea Vincenzo Braga, quien se desempeña desde 2017 como Director médico de la joven empresa “eedoctors” de Berna. “La oferta digital puede contribuir a la asistencia sanitaria primaria ambulatoria”, opina Braga. Los pacientes pueden contactar con los “eedoctors” a través de una aplicación para smartphone. El asesoramiento se realiza a través de un vídeo chat. Las recetas y las prescripciones se envían directamente al móvil del paciente. “Nosotros intervenimos allí donde no está el médico de familia”, comenta Braga, a saber, en las vacaciones o en áreas donde hay falta de médicos de familia. Incluso para quienes trabajan y no disponen de mucho tiempo, la oferta es atractiva, porque con frecuencia no coinciden el lugar de trabajo y el de residencia. Más de veinte médicas y médicos trabajan desde sus domicilios para la empresa “eedoctors”. Según Braga, la asistencia sanitaria primaria debe adaptarse a los nuevos tiempos, ya que en muchas de las consultas de medicina de familia ni siquiera se requiere contacto físico.
Nuevos canales de comunicación y nuevos modelos de consulta: debido a su diversidad regional, Suiza necesita una amplia gama de soluciones distintas, considera el Profesor de medicina familiar Sven Streit: “No en todas las regiones se puede aplicar lo mismo”. En su opinión, la tendencia a la desaparición de los médicos de familia se está invirtiendo. El Presidente de la asociación de médicos de familia, Philippe Luchsinger, también se alegra de que los jóvenes cada vez tengan más interés por la medicina familiar: “La medicina familiar vuelve a tener su atractivo”. Pero eso no significa que el problema ya esté resuelto. Hasta que los estudiantes de medicina que han optado por la especialidad de medicina familiar lleguen a consulta pasarán años. Hasta entonces, Suiza seguirá sufriendo los efectos de la falta de médicos de familia.
Suiza envejece. De aquí al año de 2045, el número de personas mayores de 65 años podría pasar de 1,5 millones a 2,7 millones, pronostica la Oficina Federal de Estadística. Esta evolución, aunada al estilo de vida moderno —insuficiente actividad física, consumo de tabaco, mala alimentación— provoca un incremento de las enfermedades crónicas como el cáncer, la diabetes, problemas circulatorios y demencia. Muchas personas mayores padecen simultáneamente varias enfermedades. En la actualidad, las enfermedades crónicas representan la mayor parte de los gastos sanitarios, que superan los 80 mil millones de francos suizos anuales.
Entrevista sobre el tema: “Una magnífica profesión”
Comentarios
Comentarios :
Ich würde sofort freiwillig und kostenlos ein kleines Dorf in Uri auf den Weg der Gesundheit bringen, wenn man mir dies erlauben würde. Ich bin kein Doktor, aber bein Vater war einer und ich habe von ihm, wie auch vom ehemaligen Dr. med. Ernst Bauer in Arosa das Heilen gelernt. Mein Vater praktizierte nie Medizin, er sagt es sei der grösste Betrug des Jahrhunderts, er könne da nicht mitmachen. Dafür baute er Spitäler. Diese wird man vermehrt brauchen sagte er, wenn die Medizin so weiter macht. Nebenbei: Krankheiten haben nichts mit dem Alter zu tun!!!
Seit 20 Jahren lebe ich mit meiner Familie in Costa Rica
Thank you for a wonderful article.
A General Practitioner is encountered at the first stage, and one who is trained in Functional Medicine will be one of the most important people in the route to resolving health issues. In the UK, we have a great example in Dr Rangan Chatterjee, who has appeared on BBC TV in two series called "Doctor in the House" where he used Functional Medicine techniques to successfully deal with chronic illnesses and conditions that most doctors consider to be irreversible and/or only 'manageable' with drugs.
I think younger people are more interested in that kind of medical training which involves detailed nutritional expertise and prescribing lifestyle changes to their patients to help them back to health.