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Suiza debe contribuir más al control de las fronteras exteriores de Europa. Sin embargo, la decisión de aumentar las capacidades de intervención de la Agencia de la Guardia de Fronteras (Frontex) genera polémica. El 15 de mayo, el pueblo se pronunciará en las urnas. Un “no” podría causar aún más irritación a Bruselas.
“Cuando pienso en Frontex, lo primero que veo es violencia”, afirma Malek Ossi. Este sirio de 28 años huyó de su país y llegó a Suiza cruzando Turquía. Es miembro de la asociación Migrant Solidarity Network, que ha convocado el referendo en contra de una mayor participación de Suiza en la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex). Ossi narró a la revista online “Republik” la odisea que lo llevó hasta Suiza siguiendo la ruta de los Balcanes. “Sé lo que es tener a los militares turcos pisándote los talones y la policía griega esperándote”. Junto con docenas de refugiados se ocultó en el bosque durante una semana antes de atreverse a cruzar el río fronterizo Evros (también llamado Maritsa), en aquel entonces vigilado por las autoridades griegas y los agentes de Frontex. Ossi logró llegar a Europa, pero muchos fracasan en su intento de alcanzar la frontera exterior de la UE. Innumerables migrantes refieren que los agentes fronterizos les impiden el ingreso a la UE. En el mar Egeo, por ejemplo, hay casos documentados de que los guardacostas griegos devolvieron a aguas turcas botes neumáticos llenos de refugiados.
Estas prácticas, conocidas como “pushbacks”, contravienen la Convención Europea de Derechos Humanos y la Convención de Ginebra sobre el Estatuto de los Refugiados, según las cuales los refugiados tienen derecho a presentar una solicitud de asilo y a un juicio justo. En otras palabras, si una persona busca protección al menos debe ser escuchada. Las organizaciones defensoras de los derechos humanos y de asilo acusan a Frontex de tolerar los “pushbacks” ilegales de las autoridades policiales, e incluso de participar activamente en ellos. De ahí que una comisión de investigación del Parlamento Europeo exigiera mayor control y transparencia.
El papel de Frontex en las fronteras exteriores de la UE también dio que hablar en el Parlamento helvético el pasado otoño. Como miembro del Acuerdo de Schengen, Suiza forma parte de la Agencia de la Guardia de Fronteras de la UE desde 2011, por lo que debe cofinanciar la ampliación de su presupuesto. Frontex pretende aprovechar estos recursos adicionales para crear una reserva de 10 000 agentes de aquí al año 2027. Hasta ahora, Suiza paga unos 24 millones de francos anuales, cantidad que se incrementará a 61 millones para 2027. El PSS y los Verdes se oponen, arguyendo que Frontex pretende formar un auténtico “ejército” en las fronteras exteriores para blindar la “Fortaleza Europa”. Sin embargo, la mayoría del Consejo Nacional y del Consejo de los Estados respalda un mayor compromiso de Suiza, alegando que nuestro país sale beneficiado con la protección de las fronteras del espacio Schengen.
Que mueran tantas personas en el Mediterráneo es una “vergüenza para Europa”, declaró Beat Flach, Consejero Nacional verde-liberal, sin por ello culpar a Frontex: por el contrario, “la Agencia es uno de los medios para evitar que esto se repita en el futuro”. Por su parte, Ueli Maurer, Consejero Federal de la UDC, señaló que Suiza podría garantizar mejor el respecto a los derechos fundamentales “si hiciéramos acto de presencia en el frente”. Sin embargo, su partido, crítico con respecto a Europa, está dividido en este punto: mientras que unos respaldan un mayor control de las fronteras del espacio Schengen como baluarte contra la “inmigración económica”, otros preferirían invertir los millones adicionales en la vigilancia de las fronteras suizas.
Esta cuestión se someterá a voto popular, puesto que una alianza de unas treinta organizaciones ha solicitado un referendo. Los activistas de Migrant Solidarity Network se oponen tajantemente a la política de protección de fronteras de la UE, que simboliza para ellos “la militarización de las fronteras”. Amnistía Internacional no participa en la iniciativa: esta organización defensora de los derechos humanos más bien aboga por que se refuercen aquellas fuerzas de la UE que pretenden obligar a Frontex a “centrarse en la protección de los refugiados, en lugar de constituir una amenaza suplementaria para quienes huyen de sus países”. De hecho, son los países de Europa del Este los que más insisten en parapetarse ante los flujos migratorios.
“O se forma parte de Schengen o no: con todas las consecuencias”.
Politólogo de la Universidad de Berna
El 15 de mayo, el pueblo no se pronunciará en torno a la participación de Suiza en la protección fronteriza europea; sin embargo, el referendo podría tener consecuencias sobre la participación de Suiza en el espacio Schengen. Así lo reconoce Fabio Wasserfallen, politólogo de la Universidad de Berna: “O se forma parte de Schengen o no: con todas las consecuencias”. Si el pueblo se pronuncia en contra, Suiza no quedará expulsada de inmediato, “pero habría mucha presión para que propusiera pronto una solución”. Si Suiza ya no es percibida como un “socio de confianza”, esto podría causar irritación a Bruselas, aclara Wasserfallen. Y podría complicar aún más la relación ya tensa con la UE.
Nuevos esfuerzos para lograr un acuerdo bilateral
Desde la suspensión, en mayo de 2021, de las negociaciones en torno a un tratado marco (véase Panorama, 4/2021), el Gobierno suizo explora nuevas opciones de cooperación con la UE. Para ello, el Consejo Federal está elaborando las líneas generales de una posible propuesta (cuyos detalles seguían sin conocerse al cierre de redacción, a mediados de febrero). No cabe duda de que Berna quiere seguir manteniendo acuerdos bilaterales con la UE, aunque Bruselas hasta ahora ha descartado esta opción. Se contemplan acuerdos sectoriales que retomen, regulándola, la legislación de la UE. Suiza desea negociar excepciones en cuestiones de política interior especialmente delicadas, como la protección salarial o las prestaciones sociales para los ciudadanos de la UE residentes en Suiza.
“Debemos ir más allá de un planteamiento en términos meramente técnicos e institucionales”, declaró ante los medios Ignazio Cassis (PLR), Presidente de la Confederación y Ministro de Asuntos Exteriores. “Solo se aceptará un acercamiento institucional cuando los políticos y la sociedad reconozcan las ventajas materiales que Suiza puede esperar”. De ahí que la negociación deba llevarse a cabo desde un enfoque más amplio, “en el que ambas partes estén dispuestas a hacer concesiones”. Probablemente transcurra bastante tiempo hasta que Berna y Bruselas lleguen a un acuerdo. Los inconvenientes de la situación actual ya son palpables: por ejemplo, para los investigadores suizos, quienes ya no tienen acceso directo a importantes proyectos de formación e investigación de la UE.
Frontex:
Como miembro del espacio Schengen, Suiza debe aportar una contribución financiera a la ampliación de la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas. Las organizaciones de izquierda han promovido un referendo para impugnar esta decisión.
Donación de órganos:
De modificarse la Ley de trasplantes, se producirá un polémico cambio de paradigma: en un futuro, todo ciudadano se considerará donante de órganos, a menos que lo haya descartado explícitamente en vida.
Ley del cine:
Las plataformas de streaming, como Netflix, Amazon o Disney+, deberán invertir cada año en la industria audiovisual suiza el cuatro por ciento de los ingresos que obtengan en nuestro país. En caso de incumplimiento, deberán pagar un impuesto destinado a fomentar el cine suizo independiente. Las alas juveniles del PLR, la UDC y el PVL están en contra de esta propuesta: temen que se incremente el costo de la suscripción al streaming.
Comentarios
Comentarios :
Ich glaube nicht, dass jemand ernsthaft daran Zweifel haben kann, dass gut geschützte europäische Aussengrenzen auch zum Guten der Schweiz sind. Profitieren ohne mitzubezahlen?
Wir brauchen Frontex, denn Europa kann nicht immer alle Asylanten und Flüchtlinge aufnehmen. Jedes Land sollte zuerst auf seine Befölkerung schauen und dort den Hilfsbedürftigen helfen. Wir haben für unseren Wohlstand gearbeitet, unsere Sozialwerke gestärkt und nun werden sie verwendet um unzähligen Asylanten und Flüchtlingen zu helfen. Amerika als Kriegstreiber (Irak, Iran, Afghanistan usw. ) kümmert sich nicht um Flüchtlinge, es ist immer Europa, das aushelfen muss, sei es mit Flüchtlingsaufnahmen, Auslandshilfe oder Wiederaufbau in den Kriegsstaaten. Zudem wird uns jedem Tag der Klimawandel forgeführt und uns mittgeteilt weniger Strom, Öl und Gas zu verwenden. Aber niemand, kein Politiker oder Klimaaktivist, erwähnt all die Kriege, die auf unserem Kontinent herrschen.
Das neue Design für die Zeitschrift mit unnötig neuem Titel ziehmt sich nicht für eine Schweizer Publikation. Katastrophal.
Offensichtlich wollen Sie, wie man aus Ihrem Artikel entnehmen kann, die unkontrollierte Migration und damit das unselige Schlepperwesen fördern. Ich denke wir haben schon genug - teilweise kulturfremde - Wirtschaftsflüchtlinge aus Afrika und dem Nahen Osten aufgenommen. Es gibt weder in Syrien noch im Irak oder Nordafrika anhaltende kriegsähnliche Zustände und damit auch keinen Grund, Asyl zu gewähren. Leute wie Herr Ossi und seinesgleichen sollten wieder zurück in Ihre Heimat reisen und beim Wiederaufbau helfen. Die Begründung der Furcht auf Verfolgung aus bestimmten Gründen laut Genfer Flüchtlingskonvention dürfte ja bei objektiver Betrachtung bei einem etwaigen Ausschaffungsverfahren nicht mehr halten. Dass die Schweiz und die EU keine unbegrenzte und unkontrollierbare Immigration dulden, ist bei realistischer politischer Sichtweise nur zu begrüssen.