El debate que ya se abrió acerca de los efectos de la enseñanza a distancia relaciona el tema de la igualdad de oportunidades con el de la digitalización. Según Dagmar Rösler, entre las preguntas pendientes figura la siguiente: ¿corresponde al Estado garantizar que todos los alumnos dispongan en casa de la infraestructura digital necesaria? También cabe reflexionar en torno al futuro de las tareas en casa, pues la enseñanza a distancia también revela que “los padres con una buena educación pueden ayudar a sus hijos, mientras que aquellos con una educación insuficiente no pueden hacerlo”.
Por lo pronto, los alumnos casi no se preocupan por saber cómo la pandemia del coronavirus impactará la escuela del futuro. Ellos tienen otra visión de las cosas. Después de pasar varias semanas en casa van de nuevo a la escuela —y deben volver a acostumbrarse. Muchos lo hacen con alegría, porque echaban de menos la convivencia con sus compañeros. Las consecuencias que tendrá para ellos la “escuela en tiempos de coronavirus” todavía están por verse.
“Algunos niños ganan con la crisis, otros pierden”
La enseñanza a distancia influye probablemente en el desarrollo psíquico de los niños y jóvenes, pues: “Existen factores que fortalecen a los niños y los ayudan a superar las crisis”, dice Andrea Kramer, psicoterapeuta y profesora de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Zúrich. Es lo que ocurre, por ejemplo, cuando se dan cuenta de que pueden superar desafíos y de que disponen de sólidos lazos sociales. Según Andrea Kramer, esto es precisamente lo que vivieron con la enseñanza a distancia: “Pudieron aprender nuevas habilidades, por ejemplo, en materia de organización autónoma y aprendizaje digital, y aprendieron a mantener relaciones sociales a distancia”. Sin embargo, existen diferencias en la manera de superar la crisis: “Hay niños que ganan con la crisis, otros que pierden. Cuántos niños han superado con éxito la crisis y cuántos necesitarán, por ejemplo, el apoyo de especialistas, se verá en el transcurso de los próximos meses”, dice Andrea Kramer.
Muchos jóvenes temen no encontrar un puesto de aprendizaje ideal
La pandemia del coronavirus dificulta a los jóvenes suizos la entrada en la vida profesional. Generalmente, 60 de cada 100 inician un aprendizaje tras la educación básica. Debido al confinamiento, quedaron canceladas todas las prácticas profesionales. También las entrevistas fueron prácticamente imposibles. Además, muchas empresas funcionaron con jornada reducida y suspendieron la ocupación de puestos vacantes. Como consecuencia, se firmaron menos contratos de aprendizaje. En la Suiza de habla francesa e italiana, la cantidad de contratos de aprendizaje suscritos era a principios del verano de apenas el 30 % en comparación con 2019; en la Suiza alemana también, la cifra era inferior a la del año anterior. “Lo que más nos preocupa es que las empresas no ofrezcan puestos de aprendizaje por motivos económicos o que rescindan los contratos existentes”, dice Theo Ninck, miembro del comité de la Federación en pro de la formación profesional. Pero en junio, la Secretaría de Estado de Economía se mostró optimista: anunció que el mercado de puestos de aprendizaje es relativamente estable.
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