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El extraordinario pero también costoso sistema sanitario suizo es un tema político siempre vigente. Una vez más, el pueblo tiene la palabra: en la agenda de comicios del 28 de septiembre está el deseo de crear un seguro de enfermedad único.
¿Quiere alguien “tratar una gripe con quimioterapia”, como afirma la consejera nacional del PDC Ruth Humbelt? ¿O se trata de luchar contra una costosa “pseudo-competición” y de acabar con un “caos” técnico de los seguros, como piensa la consejera nacional del PS Jacqueline Fehr? Como es habitual, los rivales políticos no se ponen de acuerdo sobre el diagnóstico preciso y la terapia correcta por aplicar con respecto al sistema sanitario. El seguro de enfermedad único, la nueva oferta del botiquín familiar político, tropieza con los mismos problemas de siempre.
El 28 de septiembre de 2014 se decidirá si la medicina ha de administrarse efectivamente o no. El pueblo suizo deberá pronunciarse acerca de la iniciativa apoyada por varias organizaciones de consumidores, los socialdemócratas y los verdes en favor de un “seguro de enfermedad estatal”. Según el texto de la iniciativa, la reivindicación principal es que “el seguro social de enfermedad sea gestionado por una institución nacional única de derecho público”. Si se aprueba el seguro único, los más de 60 seguros de enfermedad privados deberán retirarse del negocio del seguro básico obligatorio y sólo podrán ofrecer seguros complementarios.Para los representantes de la libre competencia éste es el camino erróneo, a pesar de los problemas que experimentan con los seguros de enfermedad los prestadores de servicios (hospitales y médicos) y los pacientes. En palabras de Ruth Humbel: “Un seguro médico único es peor que una mera solución aparente: es una peligrosa terapia con graves secuelas”. En el Parlamento, los detractores advirtieron de los riesgos de un sistema de monopolio sin libertad de elección ni alicientes para prestaciones sanitarias económicas. Con esto, opinan, se pone en tela de juicio un probado sistema y se quiere hacer un arriesgado experimento, y creen que un seguro único conllevará gastos y primas superiores. La consejera del PLR del Consejo de los Estados de San Gall, Karin Keller-Suter, habló de un “primer paso hacia una sanidad totalmente financiada por los impuestos”. Varios oradores recalcaron en el Parlamento que las razones principales del aumento de los gastos son las mayores expectativas de vida y los progresos de la medicina, y no, como se afirma a menudo, los gastos de administración y publicidad de los seguros de enfermedad.
Justamente aquí es donde insisten los partidarios de la iniciativa: “Cada vez tenemos más burocracia”, dice la consejera nacional del PS Jacqueline Fehr. Y opina que los problemas cada vez son mayores y que entretanto los seguros tienen 300.000 productos, con los que intentan atraer a más afiliados: “Esto no es competencia, sino un caos”. Con sus gastos de marketing y publicidad, así como la molesta publicidad por teléfono, los seguros de enfermedad han demostrado que “se ocupan más de su negocio que del bienestar de los pacientes”. Efectivamente, se acumulan las quejas sobre campañas agresivas y molestas de los seguros de enfermedad. El sistema sería más fácil, más justo y más barato si se aprueba la iniciativa, argumentan los partidarios. Más fácil porque el sistema actual se ha convertido en una “jungla completamente inabarcable y muy poco transparente”, como escriben los iniciadores: más justo porque hoy los seguros de enfermedad invierten mucho dinero en la captación de asegurados sanos, llamados “buenos riesgos”, lo que en conjunto conduce a primas más elevadas, y más barato porque se frenaría el crecimiento de los gastos gracias a ahorros en la publicidad y la administración. Asimismo argumentan que también se podría ahorrar porque los seguros se podrían ocupar más eficientemente de los enfermos crónicos y caros, tendrían un mayor interés en la prevención y gozarían de una posición más fuerte a la hora de negociar tarifas y precios.La iniciativa popular ya ha dado sus frutos al menos en un punto: el Parlamento decidió en primavera perfeccionar la llamada compensación de riesgos entre los distintos seguros de enfermedad a fin de amortiguar la caza de buenos riesgos.
Los restaurantes quieren un IVA más bajo
El sector de la gastronomía se siente discriminado: sobre las prestaciones de restauración se paga una tasa del IVA superior a la de los establecimientos de “take-way” o comida para llevar. Quien come en un restaurante debe pagar el 8% habitual del IVA, pero en un puesto de comida para llevar, sólo el 2,5%. La iniciativa popular lanzada por GastroSuisse “¡Acabemos con la discriminación del IVA en la gastronomía!” será votada en las urnas el 28 de septiembre de 2014. Dicha iniciativa quiere que a los restaurantes se les aplique la misma tasa que a los que distribuyen simplemente productos alimenticios, es decir, los establecimientos de comida para llevar. Pero hay que saber que la tasa normal del IVA es del 8%, la reducida del 2,5% es para mercancías diarias como los productos alimenticios. Además hay una tasa especial del 3,8% para prestaciones de hospedaje. Tanto el Consejo Federal como el Parlamento se oponen a la iniciativa, entre otras cosas porque la tasa propuesta acarrearía disminuciones de las recaudaciones fiscales de hasta 750 millones de francos. (JM)
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