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Hace más de veinte años, al término de una carrera política en Suiza, Stephanie y Ruedi Baumann se mudaron a Francia, donde hicieron realidad su sueño de practicar una agricultura respetuosa con la naturaleza. Ahora desean que sus hijos retomen su granja, a la que han dedicado toda su vida. Pero ¿a estos realmente les interesa hacerlo? En el documental “Wir Erben” [“Nosotros, los herederos”], su hijo y director de cine, Simon Baumann, nos muestra cómo heredar puede significar cosas distintas para cada persona.
Hasta donde alcanza la vista se extienden vastos campos y prados. En días despejados se divisan los Pirineos en el horizonte. Aquí, en una remota granja de Gascuña, a mil kilómetros de Suiza, el matrimonio de agricultores Stephanie y Ruedi Baumann ha construido un paraíso ecológico, después de traspasar, a principios de milenio, su granja ecológica de Suberg (Berna) a su hijo menor, Kilian. Él también sigue los pasos políticos de sus padres, como pequeño agricultor y miembro del Consejo Nacional de los Verdes. En los años noventa, Stephanie y Ruedi Baumann, destacadas figuras políticas a nivel nacional, fueron el primer matrimonio en ocupar un escaño en el Parlamento Federal: ella en el Partido Socialista, comprometida con la justicia social; y él, en el Partido Ecologista, luchando contra el poderoso lobby de los agricultores. El hijo mayor, Simon, eligió un camino diferente. Le interesaban mucho más la música y el arte que la agricultura y la política: “Gracias al cine descubrí la posibilidad de distanciarme y, al mismo tiempo, de permanecer cerca de mis padres”.
Desde que nació su primer hijo, hace nueve años, Simon siempre ha tenido en mente hacer una película sobre el tema de la herencia. “Mi pareja y yo nos hemos preguntado qué valores y filosofía de vida transmitiríamos a nuestros hijos”, declara Simon en una entrevista para Panorama Suizo. La idea de la película permaneció latente hasta que sus padres, que ahora tienen 73 y 77 años, quisieron hablar con sus hijos sobre el futuro de su granja en Francia. “Les dije: Vale, hablemos; pero haré una película sobre el tema”.
Armado con su cámara y su equipo de sonido, Simon Baumann viajó varias veces al suroeste de Francia para filmar a sus padres en su vida cotidiana y en las labores del campo. Una y otra vez contrasta la percepción de los padres con la suya propia. Mientras la cámara recorre el paisaje, el autor comenta en off: “Yo veo cultivos, soledad y aburrimiento. Mis padres ven biodiversidad, setos de gran valor ecológico, suelos libres de pesticidas”.
Aunque “Wir Erben” es una película radicalmente personal, no deja de plantear cuestiones de alcance universal: ¿qué nos hace ser quienes somos y por qué?, ¿cómo manejamos las expectativas ajenas? Y, también: ¿hasta qué punto es justo legar lo que tenemos? En su documental, el autor hace partícipe al espectador de las discusiones familiares sobre el futuro de la granja cuando los padres ya no puedan estar al frente de ella. Mientras que el padre, Ruedi, aboga por que la finca permanezca en manos de la familia, el hijo, Simon, la considera más bien una carga, al tiempo que se plantea cuestiones fundamentales: “Heredo de mis padres una propiedad y el sentido de la justicia. Pero las dos cosas no encajan: ¿dónde está la justicia, si yo heredo bienes y otros no?”
Este dilema irresoluble es el hilo conductor de toda la película. El objetivo de su autor es lanzar un debate. “Si en Suiza hubiera más transparencia sobre quién posee tierras y quién puede permitirse comprarlas, se hablaría más de justicia”.
En “Wir Erben”, Simon Baumann también traza un amplio y muy instructivo retrato familiar: nos muestra cómo sus padres, que pertenecían a la generación del 68, llegaron a forjar su propia identidad y fueron capaces de liberarse de las convenciones burguesas. Stephanie Bieri, hija de obreros, y Ruedi Baumann, hijo de granjero, se casaron en secreto en 1974 (“una boda tradicional habría sido demasiado burguesa para ellos”) y partieron hacia África sin dinero y haciendo autostop. Estos dos jóvenes querían cambiar el mundo, pero también deseaban progresar en sus carreras y en la sociedad: “Se abrieron ante ellos puertas que sus antepasados nunca habrían podido traspasar”. De niño, Simon Baumann experimentaba sentimientos encontrados al ver cómo se desarrollaba la carrera política de sus padres, primero en el Parlamento Cantonal y, después, en el Consejo Nacional: “Me avergonzaba de ellos, a la vez que los admiraba y sufría con ellos”.
“Gracias al cine descubrí la posibilidad de distanciarme y, al mismo tiempo, de permanecer cerca de mis padres.”
Tras emigrar a Francia, los Baumann se retiraron de la política a principios del nuevo milenio. Hasta la fecha tienen una visión crítica de Suiza, como lo declararon a Panorama Suizo: “Me gustaría que Suiza participara activamente en la resolución de los problemas de Europa, en lugar de seguir comportándose como un país oportunista”, afirma Ruedi. Stephanie también opina que Suiza debería “desempeñar un papel en el mundo, en vez de aislarse”. En Francia, donde ambos obtuvieron la nacionalidad tras cinco años de residencia, se sienten bien integrados. El pueblo los recibió desde un principio con los brazos abiertos, lo que los motivó a preguntarse “si a los recién llegados a Suiza se les brindaría una acogida tan calurosa”.
A lo largo de los años, los dos suizos residentes en el extranjero han forjado muchas amistades. Pero a medida que envejecen, este círculo se va reduciendo, pues son cada vez más los que enferman y fallecen. Stephanie está cada vez más preocupada por su futuro: “¿Qué pasará si uno de nosotros enferma o necesita cuidados?”. La remota granja, a la que solo se puede acceder en coche, no es un lugar de vida adecuado para personas mayores: “Cuando perdamos la movilidad, ya no podremos vivir aquí”. Llegado ese punto, los Baumann podrían regresar a Suiza para acercarse a sus hijos y sus cinco nietos. Y afortunadamente, ya se perfila una solución para el futuro de la granja.
“Wir Erben” se estrenará en enero de 2025 en los cines suizos www.wirerben.ch
“Yo veo cultivos, soledad y aburrimiento. Mis padres ven biodiversidad, setos de gran valor ecológico, suelos libres de pesticidas.”
Lo que nos toca al nacer moldea nuestra vida y condiciona en parte nuestros futuros éxitos y fracasos. Ya se trate de dinero, genes o valores, una herencia puede ser una bendición o una maldición, un privilegio o una carga. Puede suscitar un sentimiento de pertenencia o, al contrario, el afán de hacer borrón y cuenta nueva.
La exposición “Hilfe, ich erbe!” [“¡Socorro, voy a heredar!”], del Generationenhaus Bern, explora las distintas facetas de la herencia y nos invita a reflexionar sobre nuestras raíces y nuestros condicionamientos. Incluye varios vídeo retratos que el cineasta Simon Baumann realizó especialmente para esta exposición.
La exposición en el Generationenhaus Bern estará abierta hasta el 26 de octubre de 2025.
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