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Dayana Pfammatter Gurten, del Valais, es la primera cantante de yodel que ha obtenido un máster en su especialidad. ¿Pero no existe el riesgo de que este arte popular se convierta en una árida disciplina académica si se lleva al ámbito universitario? En absoluto, afirma Pfammatter, lo importante es transmitir la tradición.
Dayana Pfammatter Gurten, oriunda del pueblo de Mund, en las montañas de Brig, representa un nuevo capítulo de la música folclórica suiza. Esta joven de 31 años acaba de graduarse con un máster en Música, en la especialidad de yodel o canto a la tirolesa: es la primera graduada de un nuevo plan de estudios que se puso en marcha en la Escuela Superior de Lucerna, en 2018. “Mucha gente cree que allí me pasaba el día cantando yodel”, dice Dayana. Lo cierto es que asistió a un extenso programa musical en la Escuela Superior de Ciencias Aplicadas y Artes de la Suiza Central. Además de entrenamiento vocal y trabajo corporal, pasó cinco años y medio estudiando asignaturas como teoría musical, música rítmica e historia de la música.
Junto con otros estudiantes de música de diversas disciplinas, tocó en un conjunto de música folclórica y aprendió a componer y hacer arreglos. “Esto me permitió adquirir muchos conocimientos”, dice Dayana, que ya tenía experiencia con el yodel por practicarlo desde niña. Su familia solía cantar a la tirolesa. También aprendió desde pequeña a tocar el Schwyzerörgeli, ese pequeño acordeón típico de la música folclórica suiza. Al terminar la escuela realizó un aprendizaje como ayudante farmacéutica, pero mantuvo sus lazos con el yodel.
Asistió a cursos de formación organizados por la Asociación Suiza de Canto a la Tirolesa y, con solo 23 años, asumió la dirección del club de yodel “Safran” de su pueblo. Durante su formación se enteró de la nueva carrera de música que ofrecía la Escuela Superior de Lucerna, en la que se podía elegir el yodel como asignatura principal: ¡toda una primicia en Suiza! Presentó su solicitud y fue aceptada. “Esto me brindó la oportunidad de graduarme en educación musical”, señala Dayana.
De hecho, desde que terminó su máster a principios de 2024, Dayana ha podido centrarse por completo en el yodel a nivel profesional: trabaja como profesora de canto en una escuela de música y como maestra de yodel por cuenta propia. También actúa como cantante. Por lo pronto ha dejado de lado su proyecto de ejercer en paralelo como ayudante farmacéutica. Y es que le llueven las solicitudes para impartir clases de yodel. “Me satisface mucho poder transmitir el cien por cien de mis conocimientos”, subraya.
El yodel, que anteriormente era un medio de comunicación de una montaña a otra, no se inventó en Suiza. Pero este sonoro canto alpino, a menudo a varias voces, que cambia rápida y reiteradamente de tono entre la voz de pecho y el falsete, desde el siglo XIX se ha vuelto muy popular en nuestro país, donde es practicado por una animada comunidad de clubes locales. Cada tres años, los coros cualificados compiten en el festival federal de yodel, un acontecimiento que en su última edición atrajo a 10 000 músicos y a más de 20 0000 visitantes. El yodel es parte del patrimonio cultural suizo y de la identidad de ciertos sectores de la población: de ahí que su evolución entre tradición, apertura y cultura popular sea objeto de atenta observación. En los círculos de música folclórica tradicional, por ejemplo, algunas personas expresaron sus dudas cuando, hace seis años, el yodel se convirtió en disciplina académica. No se trata de un canto artístico, argumentaron, sino de una costumbre con características regionales, que se transmite a través del canto.
Si estas dudas persisten, al menos ya no se exponen ante Dayana Pfammatter, y esto tiene que ver con su trayectoria personal. Esta chica del Valais goza de sólida fama en el mundo del yodel suizo. Junto con su hermana dio conciertos “en los baluartes del yodel”, como ella dice. La Asociación Suiza de Canto a la Tirolesa la contrata regularmente para impartir cursos de yodel y fungir como jurada en los festivales. A partir de otoño, será responsable de la formación de directores de coro en dos asociaciones regionales.
“La gente me conoce”, explica Dayana, “y sabe que no estoy dispuesta a perder autenticidad”. Durante sus estudios, Dayana Pfammatter se centró en la música folclórica experimental contemporánea y, al mismo tiempo, se adentró en las melodías tradicionales del yodel: “Escuchamos viejas grabaciones crepitantes y transcribimos estas canciones para que no desaparecieran”. Preservar la tradición y transmitirla en sus clases es muy importante para ella, y presta especial atención a la próxima generación de cantantes de yodel. Con los conocimientos de educación musical temprana que adquirió en la Escuela Superior, también enseña a cantar el yodel a los escolares.
Dayana Pfammatter tiene especial predilección por el yodel natural, la forma más prístina de este canto: yodel en estado puro, sin letra. “El yodel natural es la música de mi corazón”, declara. Es lo que más le emociona, lo que más se le mete en la piel. Y no es la única. El yodel fue considerado durante mucho tiempo demasiado rústico y patriótico por los grupos de población urbana progresista de Suiza después de la Segunda Guerra Mundial; sin embargo, en los últimos años ha alcanzado gran popularidad. Los cursos de yodel están en auge, incluso en las ciudades. A Dayana Pfammatter no le sorprende: “En estos tiempos tan estresantes y ajetreados, muchas personas anhelan volver a sus raíces y reencontrarse a sí mismas”.
Mientras que algunos meditan o hacen yoga, otros cantan a la tirolesa: “Se trata de un canto muy natural, un canto arcaico, que ayuda a la gente a enraizarse”, dice Dayana. Además de la docencia y la práctica diaria, Dayana sigue dirigiendo el club de yodel “Safran”, en Mund, que el año próximo tendrá el honor de acoger el certamen cantonal de yodel. Así que Dayana tiene mucho que preparar y organizar. Además, sigue actuando en pequeños grupos. En el recital con el que obtuvo el título de posgrado a principios de año en Bettmeralp, acompañada por dos mujeres músicas de la Suiza oriental, las tres tuvieron tanto éxito que están planeando un nuevo proyecto. Dayana también tiene otra pasión: las ovejas de hocico negro del Valais. “Mis animales me hacen sentir muy unida a la naturaleza y a mi terruño”, declara Dayana.
Enlace: klangwaerch.ch
Comentarios
Comentarios :
Herzlichen Glückwunsch, Frau Pfammatter, hoch lebe der "Swiss Jodel Revival".
Kurz gesagt: BRAVO!!