Cultura
Cultura
Cultura
Retrato
Cultura
Cultura
Cultura
Cultura
Nemo es la primera personalidad no binaria de la historia que gana el Festival de Eurovisión y, además, representando a Suiza. ¿Se convertirá ahora Nemo en la máxima figura de la comunidad queer en toda Europa? ¿Y está Nemo realmente a las puertas de una carrera mundial, como no pocos predicen?
Nemo está en boca de todos. Pero Nemo no contesta. Sin embargo, nos hubiera gustado intercambiar unas palabras con Nemo: ni con “él”, ni con “ella”, sino con “Nemo”, porque Nemo es una persona no binaria, es decir, no se define ni como hombre ni como mujer, y no usa ningún pronombre. Así que nos hubiera gustado hablar con Nemo sobre su triunfo en Malmö, sobre el impacto que este tendrá en su carrera y su vida, y especialmente sobre qué significa este triunfo para las personas no binarias en Europa. ¿Supondrá esta victoria un importante punto de inflexión? ¿Se convertirá Nemo en una especie de Greta Thunberg del movimiento queer?
Por el momento, Nemo no concede entrevistas. Se concentra totalmente en “su proceso creativo y en las próximas actuaciones en vivo”, comenta la discográfica Universal Music, solicitando comprensión. Lo entendemos perfectamente: después de semejante éxito, una estrella emergente tiene que serenarse y dejar que se calme el revuelo creado en torno a su persona. Nemo lo hace en el supuesto anonimato de Berlín, su ciudad de adopción: allí es donde se ha establecido este talentoso personaje nacido en Biena hace 25 años con el nombre de Nemo Mettler.
Nemo aprendió a tocar el violín, el piano y la batería a temprana edad, y recibió una sólida formación de canto durante su infancia. Su primera actuación importante tuvo lugar en Biena, a la edad de diez años: interpretó a Papageno en “La flauta mágica”. Tras este debut en la música clásica, pasó al mundo de los musicales. A los 13 años, protagonizó la obra “Ich war noch niemals in New York” [“Nunca estuve en Nueva York”] y se dedicó a la música de Udo Jürgens. Pero fue en el hip-hop donde encontró su verdadera identidad. Nemo, a quien el público seguía identificando a la sazón como un hombre, se abrió paso a golpe de rap en los corazones de ese mundillo, logrando un auténtico éxito con el single “Du” en 2017, que le mereció cuatro Swiss Music Awards. Más tarde, Nemo decidió abandonar Suiza y mudarse a una gran ciudad. La gran liberación de Nemo ocurrió en Berlín, cuando salió del armario declarándose persona no binaria, seis meses antes del Festival de Eurovisión.
Y ahora ¿qué? Tras su triunfo en Malmö, los medios de comunicación se apresuraron a augurarle una “carrera mundial”; sin embargo, es poco probable que esto ocurra. “The Code”, sin duda, es una buena canción; pero por muy original que sea su mezcla de estilos, entre drum’n’bass, hip-hop, pop y música clásica, por muy impresionante que sea la voz de Nemo en el estribillo y por muy conmovedor que sea su texto autobiográfico sobre ser queer (“I went to hell and back, to find myself on track”), la canción no deja de ser, a fin de cuentas, un poco estereotipada. No cabe duda de que fue escrita en un “campamento de composición”, en colaboración con creadores tan reconocidos como Benjamin Alasu, Lasse Nymann y Linda Dale, y fue ajustada desde el principio a un formato idóneo para convertirse en un éxito. De ahí que esta canción, aunque indudablemente es obra de Nemo, también sea fruto de una especie de “receta”: nada para la eternidad.
El hecho de que casi ningún ganador o ganadora de Eurovisión lograra realizar una carrera internacional también habla en contra de este pronóstico. Las pocas excepciones son bien conocidas: hace cincuenta años, el grupo Abba ganó el “Grand Prix Eurovision de la Chanson” representando a Suecia, mientras que la canadiense Céline Dion lo hizo por Suiza en 1988, convirtiéndose posteriormente en una estrella mundial. Los demás ganadores se hundieron en el olvido tan rápidamente como habían surgido, haciendo carrera como mucho en su propio país. Además, la elección del ganador de Eurovisión suele obedecer ante todo a motivos políticos o sociales, y no es realmente un reconocimiento musical, lo que sería esencial para la siguiente etapa de una carrera. Israel en 1978 y 1979, o Ucrania tras la invasión rusa en 2022, no ganaron porque tuvieran la mejor canción. Incluso la victoria de Conchita Wurst para Austria, en 2014, fue sobre todo simbólica: diez años antes que Nemo, la victoria fue atribuida a la drag queen que encarnaba la discriminación sufrida por su orientación sexual. Por tanto, es legítimo preguntarse si Nemo habría ganado el concurso si se hubiese identificado como hombre o mujer y si la canción no hubiese tratado específicamente sobre su salida del armario como persona no binaria.
Una carrera mundial, pues, no está a la vuelta de la esquina. Queda por saber si Nemo desempeñará un papel destacado en la comunidad queer. En Suiza, su victoria en Malmö ha suscitado un animado debate sobre las personas no binarias en la sociedad. Desde Eurovisión, Nemo ha hecho campaña a favor del reconocimiento oficial de un tercer género, desencadenando un debate político sobre el tema. Incluso está prevista próximamente una reunión con el Consejero Federal Beat Jans. Y en televisión, políticos de izquierda y derecha debatieron recientemente sobre el tema.
Sería interesante saber si Nemo se considera el nuevo icono de la comunidad queer; y si eso es lo que realmente desea, o si prefiere centrarse en la música. El tiempo –o quizá la próxima entrevista con Nemo– nos lo dirá.
Vídeo: www.revue.link/nemo
Comentarios
Comentarios :
All kinds of people have always existed and too many of them have been destroyed by someone's desire to be right and all-knowing.
We now understand that people can project onto others aspects they dislike in themselves. This is part of being human. But I believe that how we work with such facts and understandings is what makes the difference between insight and insult.
I hope that Nemo will have the best future they can have, as whatever they will be and do. Honestly, I wish the same to Mr Lehtinen. Each of us deserves the opportunity to be ourselves and to pursue our own dreams.
However, I hope Mr Lehtinen will never decide to predict my future and assume his opinion is historical fact; I am just not ready for a premature funeral.
Als Schweizer sollten Sie sich eigentlich daran gewöhnt sein, dass auch Minderheiten eine Stimme haben, und dass deren Stimmen gleich viel Wert haben, wie die Stimmen anderer. Ob es Musik ist oder nicht, entscheiden nicht Sie, sondern die Jury, und die Jury hat entschieden. Dass es Ihnen nicht gefällt, ist dabei völlig irrelevant.
Wurde Nemo denn schon mal gefragt, ob eine Weltkarriere das große Ziel ist? Oder hat Nemo womöglich ganz andere Prioritäten?
Einfach mal die großartige Performance respektieren, den Sieg genießen - und sich auf ein mega Event in der Schweiz freuen!