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Mintió reiteradamente, aceptó un viaje a todo lujo y fue condenado penalmente. A pesar de todo, Pierre Maudet fue reelegido al Gobierno cantonal de Ginebra. Su reelección ha suscitado mucha controversia, sobre todo en la Suiza alemánica. Según los politólogos, Maudet ha sabido utilizar hábilmente su carisma.
“Para él es un triunfo”, comenta Nenad Stojanovic, politólogo en la Universidad de Ginebra. La reelección de Pierre Maudet llegó tras una larga travesía del desierto, durante la cual sufrió múltiples reveses: expulsión de su partido, desarticulación del departamento que dirigía en el Consejo de Estado, condena penal por haber aceptado una ventaja indebida y crítica devastadora por parte de los medios de comunicación suizos.
El escándalo tuvo su origen en un viaje que realizó en 2015 a Abu Dabi, costeado por un sultán. El valor global de este viaje se calculó en más de 50 000 francos, una suma que Pierre Maudet tendrá que devolver al cantón de Ginebra en virtud de la condena pronunciada por la Cámara Penal de Apelación y Revisión (CPAR) de Ginebra, el 26 de mayo de 2023. Este organismo también condenó al Consejero de Estado recién elegido a una pena de 120 000 francos con libertad condicional, por haber “obtenido una ventaja indebida, asumiendo el riesgo de que esta se le hubiera concedido con la finalidad de influir en su labor de Consejero de Estado”, juzgó la CPAR.
Políticamente, era un asunto grave, y en un caso así, el 99 % de los representantes electos habrían dimitido.politólogo
El caso Maudet, que se abrió a raíz de las revelaciones publicadas por La Tribune de Genève en mayo de 2018, ha tenido resonancia nacional, sobre todo por haberse destapado tras las elecciones al Consejo Federal de 2017, en las que el político ginebrino estuvo a punto de alcanzar el éxito. “Políticamente, era un asunto grave, y en un caso así, el 99 % de los representantes electos habrían dimitido”, opina Nenad Stojanovic.
La noticia de su reelección –y de que once miembros del movimiento Libertad y Justicia Social, fundado por él mismo, también habían sido elegidos para el Gran Consejo– causó sorpresa, rabia y admiración. “Es asombroso que haya sido reelegido”, comenta Lukas Golder, politólogo y especialista en medios de comunicación que codirige el instituto de investigación GfS Berna. En Berna, los diputados nacionales se abstuvieron de poner el grito en el cielo ante el regreso de Maudet y se limitaron más o menos a alegar el derecho de los votantes a elegir a quienes deseen.
En cambio, el diario NZZ no vaciló en comparar a Pierre Maudet con Donald Trump, calificando el asunto de pura “Genferei” o “ginebrinada”, término que designa los casos enrevesados considerados típicos de este cantón. De hecho, para explicar su reelección, los politólogos suizos destacan, ante todo, el perfil extraordinario de Pierre Maudet: su inteligencia, su resiliencia y su sentido de la comunicación. “Los electores también estarían dispuestos a perdonar un perfil semejante en otro cantón, si lo hubiera”, considera Lukas Golder, quien recuerda que un sistema electoral con escrutinio mayoritario permite a personajes de esta clase cosechar abundantes votos. “En la Suiza francófona también tenemos esta imagen, pero lo de la ginebrinada es un cuento”, contesta Nenad Stojanovic, quien recuerda que también en la Suiza de habla alemana y en el Tesino se dan casos similares.
Por su parte, Pascal Sciarini, su colega de la Universidad de Ginebra, subraya que también los suizos alemánicos sucumbieron al carisma de Maudet en las elecciones al Consejo Federal, en 2017. “Hizo una excelente campaña y estuvo muy cerca de ser elegido. Así que no estoy seguro de que en otro cantón urbano no habría podido producirse un escenario parecido.”
“El caso Maudet es la mayor crisis política suiza después de la dimisión de Elisabeth Kopp en 1989”, escribió el corresponsal francófono del diario Tages Anzeiger, Philippe Reichen. “Kopp mintió en un momento de apuro y no fue condenada, al contrario de Maudet, que mintió de forma continua y prolongada”, puntualiza el codirector de GfS Berna. ¿Acaso es sexista la política suiza? “Tras su dimisión, Elisabeth Kopp no intentó volver a levantar la cabeza. En cambio, hay varios casos de políticos suizos a quienes se ha dado una segunda oportunidad tras haber incurrido en una conducta reprobable, mientras que las mujeres tienden a abandonar la política en situaciones semejantes”, comenta Lukas Golder. El politólogo menciona, en particular, el caso de Geri Müller, ex alcalde de la ciudad de Baden (Argovia) y Consejero Nacional de los Verdes, quien en 2014 se vio salpicado por un escándalo de selfis en los que aparecía desnudo. El político argoviense renunció a presentarse de nuevo al Consejo Nacional y tres años más tarde fue excluido de la alcaldía de Baden. Hubo una falta moral, pero sin castigo penal. En otro caso de 2004, el Consejero de Estado soleurano Roberto Zanetti se vio envuelto en un caso de donaciones relacionadas con su campaña electoral, fondos que luego devolvió. No fue reelegido en 2005 y se apartó temporalmente de la vida política, para ser elegido al Consejo de Estado en 2010. Tampoco en este caso hubo condena alguna.
Cuando el pueblo decide otorgar el poder a alguien que ha sido condenado por corrupción, que ha mentido a todas las instituciones (…), ¿qué valor estamos dando a la ética en política?Consejero de Estado
Por su parte, Pierre Maudet renunció a su cargo en el Consejo de Estado, pero solo para volver a presentarse en mejor posición en los siguientes comicios. Entre la primera y segunda vuelta electoral en Ginebra, el Consejero de Estado ecologista Antonio Hodgers se indignó: “Cuando el pueblo decide otorgar el poder a alguien que ha sido condenado por corrupción, que ha mentido a todas las instituciones (…), ¿qué valor estamos dando a la ética en política?”, preguntó. Pero en las democracias deciden los electores. “La gente prefirió olvidar los errores y quedarse con lo positivo”, resume Pascal Sciarini.
Lukas Golder señala que “los medios de comunicación se apresuran a emitir juicios morales, mientras que al electorado le importan más las personas, con la esperanza de que se rediman.” En su última campaña, Pierre Maudet desarrolló un lenguaje y actitudes que daban a entender que se preocupaba por la gente. “Lo conocí una vez”, cuenta Nenad Stojanovic, que lo considera capaz de empatizar sin mostrarse arrogante. El politólogo menciona también que existen auténticos admiradores de este político, “un hecho poco común en la política suiza”. Hay que recordar que, en su gestión de los funcionarios, Maudet llegó a mostrar un rostro brutal. ¿Hay más sombras que empañan su imagen? Pierre Maudet “sigue sin darse cuenta, ni siquiera parcialmente, del carácter delictivo de sus actos, alegando incertidumbre jurídica para eludir cualquier sanción”, declaró la CPAR.
Por lo pronto, Pierre Maudet “no tiene más opción que colaborar eficazmente con sus compañeros del Consejo de Estado. Y quizá, dentro de cinco años, vuelva a recuperar toda su legitimidad”, vaticina Lukas Golder.
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