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Desde el verano pasado, el voto electrónico está en punto muerto en Suiza. Esto es motivo de decepción para muchos suizos en el extranjero. El Canciller Federal, Walter Thurnherr, nos comparte su punto de vista al respecto y reitera su convicción: más vale seguridad que velocidad.
Panorama Suizo: Señor Thurnherr, ¿ha dejado alguna vez de votar?
Walter Thurnherr: No recuerdo haberme perdido ninguna votación. Siempre envío mi voto por correo, ya que es un método rápido y muy práctico, a menos que el votante sufra de discapacidad visual o radique en el extranjero.
Si la participación electoral en Suiza disminuyera en un tercio, ¿sería eso un motivo de preocupación para usted?
Actualmente, la participación electoral es ya inferior al cincuenta por ciento. Eso significa que, aproximadamente, la cuarta parte de la población decide sobre todos los temas. En mi opinión, esto es preocupante.
Pero eso es exactamente lo que ocurrió en las elecciones del Consejo Nacional de 2019: la participación de los suizos que residen en el extranjero disminuyó significativamente.
En este caso, probablemente conocemos la causa: la falta de votación electrónica. Pero esto podría volver a cambiar. Creo que sería peor si no se supiera por qué disminuye el interés de los votantes en las elecciones.
Debido a que actualmente no se puede votar por vía electrónica, la redacción de “Panorama Suizo” está recibiendo muchas cartas de suizos en el extranjero que manifiestan su descontento. ¿Comprende usted estas reacciones?
Sí, por supuesto; sobre todo, por parte de aquellas personas que anteriormente tenían acceso a la votación electrónica y se habían acostumbrado a ella. Esta situación es especialmente molesta para aquellos suizos que residen por un breve tiempo en el extranjero y después vuelven a Suiza, ya que se verán directamente afectados por lo que se decida.
Actualmente, la votación electrónica se encuentra “en punto muerto” en Suiza. ¿No está más bien clínicamente muerta?
“En punto muerto” no significa que esté muerta. Pero tampoco significa que todo se va a resolver de un día para otro. Todavía no está claro cómo seguirá el asunto. Eso depende de distintos factores. Quienes se oponen a la votación electrónica están recogiendo firmas para una iniciativa popular que exija una moratoria. También hay varias propuestas pendientes en el Parlamento. Está por verse si encontraremos a un operador que pueda ofrecernos un sistema seguro.
¿Se siente usted optimista al respecto?
Bueno, a veces cambia mi sentir. Hace cuatro años se rechazó en el Consejo de los Estados, con escasa mayoría, una moción para que la Confederación obligara a los cantones a ofrecer la votación electrónica hasta las elecciones de 2019. Ya en ese momento decíamos: “Más vale seguridad que velocidad” y hacíamos hincapié en la autonomía cantonal. Después, durante la consulta sobre la votación electrónica, casi todos los cantones estuvieron a favor, pero la mayoría de partidos se opusieron. Correos de Suiza intentó introducir un sistema de votación electrónica totalmente fiable, pero se detectaron en él varios errores graves, algunos incluso vergonzosos, por lo que Correos retiró de nuevo su sistema. También hubo un cambio de actitud generalizado.
¿A qué se refiere?
Hace quince años se decía que Internet era algo muy bueno para las democracias y muy malo para las dictaduras. En la actualidad, se piensa más bien lo contrario. Debido a todo eso, uno dice ahora: hay que tener cuidado de no cometer errores. Pero estoy seguro de que si hubiera dos o tres cantones con un sistema totalmente fiable, los cantones vecinos se preguntarían “¿Por qué ellos pueden y nosotros no?”. Muchas cosas han surgido de esta manera en Suiza.
Las señales de la capital federal respecto a la votación electrónica son contradictorias. Por una parte, usted como Canciller Federal ha recibido el encargo de concebir, junto con los cantones, una nueva fase de ensayo de la votación electrónica, de aquí a finales de año. Por otra, el Parlamento ejerce cada vez más presión para que se desista de la votación electrónica. En vista de esto, ¿a qué pueden atenerse, digamos, una suiza en Sídney o un suizo en Uagadugú?
Si se han informado bien, ambos saben cómo funcionan las cosas aquí. El ámbito político suizo es una verdadera máquina de consultas, a veces bastante caprichosa: avanza un paso y luego retrocede dos. Todo necesita su tiempo. No olvidemos que los debates en torno al voto por correo empezaron en los años 1930, mientras que este tipo de voto sólo se introdujo en 1994 en toda Suiza; el cantón del Tesino lo adoptó para asuntos cantonales apenas hace algunos años.
El Consejo Federal desistió, en el verano pasado, de introducir el voto electrónico generalizado y quiere ahora que se realice una nueva fase de ensayo. Pero se vienen realizando pruebas desde 2004, en varios cantones.
En la nueva fase de ensayo pretendemos ir más allá de lo que hemos ido hasta ahora y poner a prueba un sistema totalmente fiable. Ese es un requisito para generalizar el voto electrónico. El sistema de Correos de Suiza tenía algunas deficiencias. El objetivo de la nueva fase de ensayo es superar esos obstáculos. Esto está en consonancia con nuestra política de avanzar de forma lenta, pero constante.
La votación electrónica ha sido criticada, sobre todo, por motivos de seguridad. ¿Es factible una votación electrónica segura?
Nunca existirá una seguridad absoluta. Todos los procesos electrónicos pueden ser pirateados o dañados. Por eso, incorporamos obstáculos para que el esfuerzo que esto requiera sea excesivo para el hacker y su intento no pase desapercibido. El objetivo es la máxima seguridad posible, como en los aviones o las centrales nucleares. Quienes exigen una seguridad absoluta tampoco deberían viajar en avión.
Muchos electores de la “Quinta Suiza” no comparten esos escrúpulos en materia de seguridad: argumentan que hacen uso de la banca electrónica y acceden a los servicios gubernamentales por vía electrónica. En esos casos, los riesgos se consideran aceptables.
Eso no se puede comparar. En la banca electrónica se trata de relaciones individuales entre un cliente y un servidor; en la votación electrónica se trata del sistema en su conjunto. El daño sería incomparablemente más grave. La simple sospecha de que se puedan piratear las votaciones perjudicaría al sistema democrático. Por eso, los requisitos de seguridad que debe cumplir la votación electrónica son mucho mayores que los de cualquier otro sistema electrónico. Por eso es que no tenemos muchos amigos entre los proveedores de sistemas de votación electrónica.
Pero también se puede manipular el voto por correo y, de hecho, varios miles de votos enviados pierden su validez, por ejemplo, porque les falta la firma.
De hecho, esto tampoco es comparable. El voto por correo puede ser objeto de manipulaciones aisladas, pero no a gran escala. En el caso de la votación electrónica, el temor es que alguien pueda acceder al servidor y modificar el resultado de la votación por completo. Las voces críticas exigen, y con razón, que seamos precavidos cuando se trata de nuestros procesos democráticos. Por eso, tenemos que explicar lo que hacemos para que la votación electrónica sea lo más segura posible.
¿Existen alternativas a la votación electrónica para que los suizos en el extranjero puedan ejercer su derecho a voto que por ley les corresponde? ¿Por ejemplo, el envío electrónico de la documentación electoral?
El envío electrónico no me parece una buena idea. Es indudablemente menos seguro que una votación electrónica totalmente fiable. Además, sólo beneficiaría a aquellos suizos que viven en países en los que los servicios postales son demasiado lentos para que la documentación llegue y regrese a tiempo, pero son lo suficientemente rápidos para garantizar que lleguen a tiempo a Suiza. Por otra parte, la votación electrónica no está pensada sólo para los suizos en el extranjero: también permitiría a 350000 ciegos y personas con discapacidad visual en Suiza ejercer su derecho a voto. El envío electrónico, en cambio, no les serviría de nada.
Entonces, ¿por qué no votar en la embajada del país de residencia?
Cuando vivía en Moscú, podía entregar directamente el sobre con mi voto para que se fuera con la valija diplomática. En cambio, si hubiera vivido en Vladivostok o Irkutsk, esto no me hubiera parecido una idea tan buena, pues habría tenido que viajar a Moscú en avión para cada votación. Otra propuesta que se plantea es poder designar a una persona en Suiza para que rellene la papeleta de votación según las instrucciones del elector que se encuentra en el extranjero. Pero, ¿quieren realmente los suizos en el extranjero desistir del secreto de voto? Naturalmente estamos abiertos a mejoras. Por ejemplo, hemos ampliado en una semana el plazo a partir del cual se envía la documentación electoral. Pero también podrían implementarse otras alternativas en caso de que se ponga fin a la votación electrónica en forma democrática.
¿No podría la “Quinta Suiza” tener su propio distrito electoral?
Para eso tendría que cambiarse la Constitución. Actualmente, 760000 suizos viven en el extranjero. Ellos podrían promover una iniciativa popular. Sin embargo, me temo que eso no cambie nada respecto a los problemas del servicio postal en algunos países de residencia.
El fondo del problema no es realmente el canal de votación, sino más bien el sentimiento de injusticia que experimentan los suizos en el extranjero. El día de las votaciones se hace patente que no todos los suizos gozan de los mismos derechos que por ley les corresponden.
Comprendo la frustración de quienes desean participar en la toma de decisiones y no pueden hacerlo. Pero el voto por correo se introdujo bajo reserva de que no podía garantizarse la entrega de la documentación electoral a su debido tiempo. Lo recuerdo muy bien, porque en aquel entonces dirigía el Servicio para suizos en el extranjero, del Departamento Federal de Asuntos Exteriores. Cuando el correo brasileño entregaba la documentación electoral demasiado tarde, eso no confería ningún derecho para exigir que se repitiera la votación en Suiza. Por lo demás, la postura suiza a este respecto es bastante tolerante. Los suizos en el extranjero mantienen sus derechos políticos incluso si viven en el extranjero desde hace varias generaciones. Esto también es algo que no debe olvidarse.
Acerca de nuestro entrevistado: Walter Thurnherr es Canciller Federal desde 2016 y es, por lo tanto, la máxima autoridad en materia de elecciones y votaciones. Nació en Argovia y cursó estudios de Física. Antes de ocupar su cargo actual desempeñó distintas funciones en la administración federal y en el servicio diplomático, en particular en Moscú y Nueva York.
Comentarios
Comentarios :
Ich möchte aber aber auch mal erwähnen, dass man nicht primär auswandert, weil es in der CH nicht gut ist, sondern weil es an anderen Orten auch schön ist. Ich bin und bleibe Schweizer und liebe meine Heimat!!
Dass das Thema Sicherheit gross geschrieben wird, ist löblich! Aber mal Hand aufs Herz, die Meisten erledigen ihre Bankgeschäfte online und nun soll es im Ernst ein Problem sein, E-Voting sicher zu betreiben - da geht es um ganz andere Interessen.
Den Rechtsbürgerlichen sind wir ein Dorn im Auge, ist schon klar! Wir sind gegangen und das ist der Preis, den wir dafür bezahlen. Wir sind Fahnenflüchtige, wir passen nicht in deren Weltbild. Es ist zwar ok, global Gewinne abzukassieren, aber wer geht, hat nichts mehr zu melden. Was haben die E-Voting Skeptiker/Gegner für ein demokratisches Verständnis!?
Ich will von meinem Recht gebrauch machen können!
Man kommt wirklich nicht um die Einschätzung herum, dass sich die Regierung viel zu wenig respektvoll um die im Ausland wohnenden Bürger kümmert. Viele Schweizer sind auch "nur" temporär für einige Jahre im Ausland und kehren anschliessend wieder zurück in ihre gewohnte Schweiz. Ebenso wie oben erwähnt ist es auch höchst bedenklich, dass man als offizieller Auslandschweizer keine Bankverbindung mehr aufrechterhalten kann. Allein diese beide Punkte sind schon skandalös genug, aber es zeigt ganz klar, wie die allgemeine Haltung gegenüber Auslandschweizern im Bundesbern ist!
Il ne s'agit pas d'avion ou de centrale nucléaire qui sont des artefacts, il s'agit de l'organisation sociale des vivants et de leurs descendants donc de pouvoirs de luttes et d’intérêts divergents.
Ce que vous CROYEZ : "construire des digues de protection si élevées" n'a pas de contrepartie, de réalité informatique. Il n'y a pas de moyens sûrs pour vérifier cela. De même la croyance que « cela se verra de toute façon » ne tient pas une nano seconde. Ceci est de la pure croyance sans possibilité de réalité.
L'exemple du test de la Poste en témoigne. Des experts de bonne volonté ont tout fait pour concevoir un système sûr et ce fut une catastrophe.
Ce que l'un pense, un autre peut le penser aussi ! Et personne ne peut penser à tout.
Un logiciel peut simuler un bon fonctionnement sans que nous, humain, ne puissions détecter la fraude, nous ne percevons pas le bit, il faut de l’informatique pour contrôler l’informatique.
La chaîne de traitement entre votre terminal et le décompte final est bien trop exposée à de multiples failles pour que la fiabilité d'un vote électronique ait un sens.
Votre hypothèse du Hacker est doublement une tromperie.
Un hacker n'est pas un pirate mais un expert.
Ensuite ce n'est pas un pirate qui menace le système mais des organisations.
Des forces qui ont les moyens d'agir et qui ont un but. Il y a intention.
Ensuite vous glosez sur la sécurité à 100%. Une tromperie de plus.
Si il y a estimation (sans que cela ait un sens) 0,000001% de chance de piratage et que celle-ci avait lieu, vous auriez 0,000001% de chance de la craindre alors qu'elle a eu lieu et qu'elle a été faite en sorte que vous ne le sachiez pas. Ce 0,000001% suffit pour rendre le système caduc d'autant plus gravement que ce 0,000001% vous trompe, ou sert à vous tromper.
Un niveau de sécurité est un non sens.
Il n'y a donc pas de sécurité totale possible donc pas de sécurité.
Il faut aussi considérer que l’on utilise des machines dont il est interdit de regarder le code !
Sans parler que changer ce code est d'une facilité déconcertante, mieux, un programme peut se changer lui-même et donc paraître un instant correct et le suivant ne plus l'être pour le redevenir ensuite !
Le vote électronique est le moyen le plus sûr pour favoriser la tromperie.
J'habite au Brésil depuis de nombreuses années. A de nombreuses reprises je n'ai pas pu participer au vote, car le matériel de vote arrivait trop tard au Brésil pour que je puisse renvoyer mon enveloppe et qu'elle arrive dans les délais (délai en payant le port courrier rapide entre 10 et 15 jours ouvrables soit environ 3 semaines... sans grève!). Ou alors l'enveloppe arrivait à moitié détruite et rendait impossible le renvoi par la poste. Durant l'essai vaudois du vote par internet j'ai pu exercer mon droit de vote sans aucun problème. Il est possible, usuel et souvent indispensable de faire de nombreuses opérations, bancaire ou administratives par exemple, en toute sécurité, ou en tous les cas avec autant ou plus de sécurité que par courrier international. Les réponses de Monsieur Walter Thurnherr font preuve d'une bien légère volonté de la Suisse de régler la question. L'abstentionnisme ne fera qu'augmenter si persiste un fonctionnement complètement dépassé. J'ai le droit de vote et la Confédération a le devoir de permettre d'exercer ce droit.
Le poste de "chancelier fédéral" n'existe pas en Suisse. Le seul titre admis est celui qui découle de l'art. 179 Cst. et qui figure ici dans le chapeau, à savoir chancelier de la Confédération.
Sonst sind wir ja überall die Grössten, nur bei der Informatik gehören wir, so scheint es, nicht dazu. Meine Frau und ich fühlen uns bei der Ausübung unserer demokratischen Rechte sehr benachteiligt. Wir sind nicht sicher, dass unser briefliches Abstimmungs- oder Wahlcouvert rechtzeitig in unserem ehemaligen Wohnort ankommt. Es ist wie eine Lotterie und auch nicht kostenlos. So verliert man das Interesse an der Schweizer Demokratie.
Ich bin da nicht ganz mit Ihnen einverstanden, was einen Stimmrechtsentzug rechtfertigen würde. Ich zahle heute noch gerne und freiwillig, nach 35+ Jahren, in schweizerische Sozialsysteme ein, bin dort unbillig auf eigenen Wunsch haftpflich- und krankenversichert, bleibe weiterhin "nur" Schweizer, obwohl ich die Nationalität meiner zweiten Heimat schon seit Jahrzehnten hätte beantragen können.
Das Thema hier ist nicht die Berechtigung, sondern das sture, konstante Abwehren von zwischenzeitlich stinknormaler Technologie. Würde alles elektronisch aus der Schweiz verschickt, würde es die Kantone und Gemeinden finanziell wesentlich entlasten; keine Druckkosten, keine Versandkosten und keine Verspätungen. Ob dann die ausgefüllten Stimmunterlagen rechtzeitig die Schweiz erreichen, ist eine andere Thematik und nicht mehr ein Schweizerproblem, aber man würde 50% der Zeit sparen.
Die Fünfte Schweiz, mit gut 20% der Gesamtbevölkerung, ist ein relevantes Stück des Wählerkuchens; dafür hat man in Bern sogar damals einen Botschafter Berlin damit beauftragt. Er war aber auch nur Wasserträger und nach fulminantem Auftritt in Bangkok hat man weder von ihm noch seinen Versprechen jemals wieder etwas gehört.
Der grosse Teil der Auslandschweizer sind auch weiterhin, wenn auch mit möglicherweise erweitertem Horizont, der Schweiz und ihren Anliegen wohlwollend und freundlich gesinnt und wenn das Elektorat ein Auslandsstimmrecht bestimmt und einführt, dann ist dies bestmöglichst umzusetzen und nicht, wie durch Bundeskanzler Thurnherr und Konsorten, auszubremsen mit wirklich fadenscheinigen Ausflüchten und Begründungen.
Letzteres ist absoluter Hohn; diesen Bundeskanzler müsste man eigentlich nur schon wegen dieser Aussage abkanzeln! Eine selten arrogante Aussage dieses Abstimmungstechniker-Halbgottes. Seit nunmehr bald ZWANZIG Jahren "pröbelt" man (nicht näher spezifiziert) daran herum. Ich möchte nicht wissen, wieviele Millionen Steuerfranken da schon buchstäblich verbraten wurden.
Seit Jahrzehnten bieten Banken topverschlüsselte und gesicherte Transferelektronik an, mit welcher sich Millionen von Franken per Tastendruck verschieben lassen. Die Datenschutzsicherheit ist gewährleistet, obwohl bei Banken die Motivation des Betruges wohl wesentlich höher sein dürfte als bei einer Abstimmung, z.B. beim Thema Sommerzeit und Anpassungsfähigkeit des Viehs.
Im gewohnten Bundeshauspluralismus ist bitte Thurnherr und Konsorten ausrichten, dass man mindestens einen Weg elektronisch (d.h. der Versand der Unterlagen) ausführen könnte; so geschieht es bei uns in Hinterindien mit Kreditkartenrechnungen aller Anbieter schon seit Jahren.
Geht schneller, kostet weder Druck- noch Versandkosten und hat bis heute 100% fehlerfrei geklappt. Man kann ja auch nur den Stimmrechtsausweis elektronisch verschicken, ausdrucken, unterschreiben und, mit vom Internet heruntergeladenen Wahlzettel an die zuständige Gemeinde zurückschicken. Auch die gesamten Unterlagen dazu könnten vom Internet runtergelassen werden.
Wer das nicht will, kann ja dann auf eigenen Wunsch/Gefahr auf Verspätung immer noch den ganzen Ablauf manuell per Briefpost bestellen.
Aber eben, 20 Jahre pröbeln garantiert ein regelmässiges, langes Einkommen. Denen fehlt der sanfte Druck von hinten ins Kreuz, damit es "fürschi ghat"! Hier könnte die fünfte Schweiz massiv profitieren und die Schweiz wäre federführend im Standardsetzen eines Öffentlichkeitssektors und liesse sich allenfalls an andere Länder für deren Bedürfnisse verkaufen. Nur mit Galionsfiguren wie Thurnherr wird das wohl nichts, leider.