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  • Política

La pantera

27.08.2014 – Matthias Daum

El consejero federal Alain Berset, del PS, tiene grandes proyectos: quiere emprender una reforma del sistema de jubilación y opina que sólo así podrá garantizarse a largo plazo. Sus dos antecesores en el Departamento del Interior, Pascal Couchepin y Didier Burkhalter, del PLR, fracasaron estrepitosamente con sus proyectos de reforma. En su retrato, Matthias Daum escribe que la estrategia de Alain Berset es esperar, aproximarse con disimulo y atacar en el momento oportuno.

Alain Berset guarda silencio. No concede entrevistas. Con él se habría podido hablar sobre la nueva ley relativa a las vacunas, votada en las urnas el pasado año, o también sobre el queso Sbrinz, curado durante 24 meses, pues Berset patrocina la otoñal Semaine du Goût. Pero en lo que atañe a su gran proyecto, la reforma radical del sistema de jubilación,  Berset guarda un silencio sepulcral. Con gran elocuencia, su portavoz de prensa elude durante meses las entrevistas que se le solicitan.

Táctica y estrategia puras

“Como una pantera, Alain Berset permanece al acecho sobre el árbol. Y espera el momento oportuno para atacar”. Así lo describe, con gran veneración, un alto funcionario en las instituciones federales de Berna. Es un miércoles de noviembre, a las tres de la tarde. Está por nevar en Berna. Alain Berset entra en la gran sala del centro de los medios en el Palacio Federal y se sienta en el podio. Su postura lo delata como antiguo atleta de élite. Sujeta en el aire un grueso fardo de hojas, sonríe y dice: “Lo que tenemos que emprender no es tan fácil”.

En 2030 se abrirá un agujero de 8.600 millones de francos en los fondos del seguro AVS/AHV. Y las cajas de pensiones obtienen, en la situación financiera actual, rendimientos cada vez menores, con los que deben pagar pensiones durante cada vez más años. Los expertos calculan que de aquí a 2030 faltarán hasta 110.000 millones de francos.

Es la mayor reforma de pensiones en Suiza desde 1985, cuando la previsión profesional (LPP, por sus siglas en francés) se declaró obligatoria. Y desde entonces, Suiza lucha por reestructurar su sistema de jubilación. Pronto habrán transcurrido veinte años desde que se acometió la última revisión del seguro AVS-AHV, por la que se elevaba progresivamente la edad de jubilación de las mujeres, de 62 a 64 años. Los otros intentos de ajustes fracasaron. Primero, el pueblo rechazó en 2004 elevar la edad de jubilación de las mujeres a los 65 años, seis años después rechazó la propuesta de reducir la tasa de conversión del seguro LPP. Y el Parlamento dio al traste el mismo año con una versión reducida de esta 11ª reforma del AVS/AHV.

Ahora, este ministro que se ocupa de asuntos sociales se lanza a una gran aventura: quiere reformar conjuntamente el AVS/AHV y la LPP. Berset anunció su proyecto hace un año. En noviembre de 2013 presentó los detalles: la edad de jubilación de las mujeres se elevará en seis años de 64 a 65. La tasa de conversión en la previsión profesional se reducirá en el plazo de cuatro años del 6,8 al 6%. Paralelamente, no se podrán retirar fondos de las cajas de pensiones hasta los 62 años. Las cotizaciones serán idénticas para los empleados y los autónomos. En los fondos del AVS/AHV regirá lo siguiente: si el nivel es inferior al 70% del reparto de dividendos anual, las cotizaciones se elevarán automáticamente, y no se ajustarán totalmente las pensiones a la carestía. Y como pese a todo se abrirá a partir de 2030 un agujero de 7200 millones de francos en el AVS/AHV, habrá que elevar el IVA hasta un 2% más.

Votantes como aliados

“Berset intenta un emocionante nuevo comienzo”, dice el politólogo Claude Longchamp. “Se ha embarcado en una gran aventura y ahora todos deben echar algo en el sombrero”. Las últimas reformas fracasaron porque siempre había claros vencedores y claros perdedores. A veces eran las mujeres, otras los ancianos, otras los jóvenes. Se formaron extrañas alianzas; así, el 80% de los electores de la derechista UDC rechazaban la reducción de la tasa de conversión de la LPP, aunque los sindicatos habían lanzado un referéndum. Ahora todos deben perder, y sólo una ganará: la cordura.

“Puede que ciertos políticos se sientan agobiados”, dice Berset. “Pero los votantes saben lidiar con temas complejos – y lo demuestran una y otra vez”. Todos sabemos que hay que adaptar el sistema de jubilación al cambio demográfico. Todas las previsiones muestran que a partir de 2020, los beneficios de capital obtenidos con los fondos del AVS/AHV no bastarán para financiar las pensiones. ¿Pero podrá llevar a buen puerto un consejero federal del Partido Socialista un proyecto tan gigantesco en un país tan conservador? Y si uno pregunta en los estamentos políticos de Berna, la respuesta es otra pregunta: ¿Quién, si no Berset, lo podría hacer? La admiración por este estratega es tan grande que los periodistas cuentan hasta sus fracasos como triunfos.

Perfectamente familiarizado con el entramado político

La carrera de Alain Berset careció de sobresaltos pero abundó en grandes zancadas. A los 27 años era consejero constitucional en Friburgo; a los 31, consejero de los Estados, y a los 39, consejero federal. Este friburgués pertenece a una nueva generación de políticos suizos. Es un profesional, no un miliciano. Tras sus estudios de Economía en la Universidad de Neuchatel, trabajó en el Instituto de Economía Mundial de Hamburgo, después en la Administración de Neuchatel, antes de fundar su propia oficina de asesoramiento. “Un consejero federal debe saber exactamente cómo funcionan nuestras instituciones políticas”, dijo Berset antes de ser elegido consejero federal. Tiene las ventajas de la experiencia y la de los contactos – y todo ello a 41 años, una tierna edad para un consejero federal.

Así que este novato de izquierda se lanzó, tras la partida del Departamento del Interior  del conservador Didier Burkhalter, quien decía ya no querer luchar por “cuestiones muy difíciles ni debatir sobre artículos de leyes extremadamente técnicos”. Así, Alain Berset, este gran defensor del Estado, pronunció su primer gran discurso justamente el día del patrón. Su discurso fue redactado por un antiguo asesor del entonces Director de Novartis, Daniel Vasella. Y resultó brillante. “There is such a thing as society”, dijo, para distanciarse del neoliberal lema de lucha política de Maggie Thatcher, apelando a la conciencia de los grandes directivos.

Berset inició su partida de ajedrez con un movimiento contra la propia base de la izquierda: aumento de la edad de jubilación, reducción de la tasa de conversión, ajuste automático de las pensiones cuando los fondos del AVS/AHV se van agotando – formas de estrechar la mano a los conservadores. El problema es que ellos no lo han entendido. La patronal lo critica aduciendo que la economía no puede asumir esa reforma, y que los amenazadores aumentos del IVA sólo deberían aplicarse como medida de último recurso. La Asociación de Comercio e Industria despotrica y argumenta que el paquete de medidas es “una provocación” y en lugar del mismo quiere que la edad de jubilación dependa del nivel de los fondos del AVS/AHV. Así, los jubilados sólo sabrían con dos años de anticipación a partir de cuándo podrían cobrar la pensión completa sin recortes.

La cordura por la que apuesta Berset se oculta en las trincheras políticas. Este ministro que se ocupa de temas sociales carece aún de aliados para su proyecto. Incluso los sindicatos y su propio partido mantienen sus distancias con él.

Pero el tiempo juega a favor de la izquierda. A medida que se aproxima el año en el que el AVS/AHV estará efectivamente en apuros, aumenta el número de votantes que se ven afectados por las posibles medidas – y por tanto cada vez hay menos adeptos de las propuestas de ahorro. Berset es consciente de que tiene esa baza en su mano. Cuando un periodista le preguntó si tenía un plan alternativo, el consejero federal le respondió: “El fracaso de las últimas reformas se debió a que siempre se contaba con un plan alternativo”. En resumidas cuentas: no hay alternativas para el megaloproyecto.

Los peligros de la velocidad

Si a pesar de todo fracasa, los estropicios serán monumentales – y puede que a Alain Berset le ocurra lo que a muchos de sus predecesores en el Departamento del Interior: anuncios de grandes acontecimientos pero ningún resultado. Sólo que a él mismo esto no parece inquietarle. Tras la conferencia para los medios hace aún un par de declaraciones a los micrófonos, luego la pantera se retira a su árbol. 

“Al que aprieta el acelerador en la política de Suiza se le frena en seco. Por eso se avanza más deprisa yendo despacio”, dijo Berset en un discurso. Pero también dijo: “Los ciudadanos desconfiados no confían en ninguna reforma”. Y por ello se necesita un debate público. Con un consejero federal sentado en los árboles es difícil debatir. Muy pronto veremos si está dispuesto a bajar, ahora que el proceso de análisis ha terminado y sus propuestas de reforma están listas para ser sometidas al escrutinio y, dado el caso, convertirse en proyecto de ley.

Matthias Daum es redactor de „Die Zeit“. Su artículo también se publicó en la edición Nº 50/2013 de este periódico.

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