Política
Política
Política
Política
Tema Clave
Política
Política
Política
Suiza se comprometió a alcanzar la neutralidad climática de aquí al año 2050. La Ley sobre el CO2 será un primer paso hacia esta meta, siempre que los electores den su visto bueno este próximo 13 de junio.
Al suscribir el Acuerdo de París, Suiza se comprometió a limitar el calentamiento global. Para lograrlo, los países signatarios del Acuerdo deben reducir masivamente, antes de mediados de este siglo, sus emisiones de gases de efecto invernadero, que tanto perjudican el clima. El Consejo Federal definió a inicios de año una estrategia climática a largo plazo para Suiza, en la cual se dan a conocer las medidas necesarias para alcanzar el objetivo de “cero neto” antes de 2050, es decir, para no emitir más gases de efecto invernadero de los que pueden absorberse a través de los medios técnicos y naturales. Por ejemplo, los edificios y el tráfico rodado en Suiza deben dejar de producir por completo emisiones nocivas. Para eso se necesitará más electricidad limpia: Suiza deberá producirla en un mayor porcentaje gracias a las energías térmica, solar, eólica, así como gracias a la energía de la leña.
La Ley sobre el CO2, promulgada por el Parlamento el otoño pasado, define los primeros pasos hacia la neutralidad climática suiza. “Con esta ley se sientan las bases para que Suiza alcance la meta del cero neto”, puntualizó la Ministra de Medio Ambiente y Energía, Simonetta Sommaruga (PSS). Esta ley establece valores más estrictos para las emisiones de CO2 de los vehículos e incrementa los impuestos sobre la gasolina y el fueloil. Además, se cargará un nuevo impuesto de CO2 sobre los billetes de avión. Son ante todo los sectores automovilístico y petrolero los que se oponen a tales medidas, por lo que un comité económico apoyado por la UDC ha promovido un referendo contra la Ley sobre el CO2.
Según los opositores, “la ley cuesta mucho y no logra nada”, como lo declara el comité del referendo, el cual argumenta que no deben imponerse más cargas financieras a la población, la economía y el comercio. Sin embargo, la poderosa confederación empresarial Economiesuisse está a favor de la Ley sobre el CO2 y ha elaborado un “Programa climático para la economía suiza”, con el fin de demostrar que las empresas innovadoras, que desarrollan tecnologías eficientes, son “parte de la solución”. Muchas empresas esperan que las inversiones en las energías renovables se traduzcan en pedidos. El gobierno federal prevé, para los próximos treinta años, un volumen de inversiones de hasta 1,4 billones de francos.
La Ley sobre el CO2 también es objeto de crítica por parte de los activistas climáticos de la Suiza occidental, quienes consideran insuficientes las medidas contra la emisión de gases de efecto invernadero. La propuesta, afirman, refuerza incluso la “injusticia de las estructuras existentes que destruyen el clima”. Sin embargo, el “Comité por una Protección Climática Social y Consecuente” solo logró reunir 7000 firmas en contra de la propuesta, debido a que el movimiento nacional por el clima no participó activamente en el referendo, para no poner en peligro el “pequeño avance”. Pero sigue exigiendo que se alcance la meta “cero neto” ya en 2030, es decir, veinte años antes de lo que pretende el Consejo Federal.
Si la Ley sobre el CO2 fuera rechazada en las urnas, se perdería un valioso tiempo en la lucha contra el cambio climático. Según la Ministra de Medio Ambiente, Sommaruga, esto obligaría a tomar medidas aún más drásticas en el futuro para alcanzar las metas climáticas acordadas en París.
Comentarios