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En el referéndum popular del 8 de marzo de 2015, los dos proyectos de ley se centran en los impuestos: una iniciativa popular reivindica deducciones fiscales para las familias con hijos; la otra quiere sustituir el IVA por un impuesto energético.
El Partido Demócrata Cristiano (PDC) quiere ser un “partido familiar”. En el primer punto de su programa para 2014 se lee: “Luchamos por el bienestar de las familias”. Por eso está bien que el lema de la primera iniciativa popular del año electoral 2015 sea el tema clave del partido. “Quedan exentos de impuestos los suplementos por hijos y para la formación”: con esta sencilla frase en la Constitución Federal, el PDC quiere que las familias dispongan de más dinero a finales de mes, porque gravar estas ayudas es un “injusto incremento de la base imponible”.
Con ello lanzan un nuevo debate sobre los impuestos y la familia, como el del año antepasado, cuando una iniciativa de la UDC quería que las familias que cuidaban ellas mismas a sus hijos pudieran beneficiarse de deducciones fiscales, pero fue rechazada en noviembre de 2013. Y ya entonces se aducían, entre otras, razones de política financiera. Lo mismo rige para la nueva propuesta: el Consejo Federal estima que se recaudarían unos 1.000 millones de francos menos a nivel federal, cantonal y municipal si se aprobara la iniciativa del PDC.
El PDC estaba prácticamente sólo en el Parlamento. Y si bien el consejero nacional del PLR Daniel Stolz, de Basilea, dijo que esta iniciativa popular sólo era una “simpática broma de la campaña electoral”, el PDC no logró más elogios. La inmensa mayoría del Parlamento, de izquierda a derecha, no veía nada positivo en ella, al considerar que los suplementos por hijos y para la formación son parte del salario y, por tanto, de los ingresos. Además, opinan que ya hoy en día se destinan unos 9.000 millones de francos al año para ayudar a las familias con hijos (con reducciones de las cotizaciones para el seguro de enfermedad, tarifas escalonadas para las guarderías, prestaciones sociales y complementarias y reducciones fiscales cantonales). Además, actualmente ya casi la mitad de todos los hogares donde hay niños no paga impuestos federales directos. Muchos parlamentarios piensan que un punto débil de la iniciativa es que se beneficiarían de esta desgravación fiscal sobre todo los ricos. “Un 59 % de los niños en nuestro país vive en familias de clase media y éste es el grupo meta de la iniciativa”, rebatió el consejero de los Estados Pirmin Bischof, del PDC. No sirvió de nada: el Consejo Federal y el Parlamento recomiendan al pueblo rechazar la iniciativa.
Lo mismo rige para el segundo proyecto del 8 de marzo. El Partido Verde Liberal (PVL) quiere eliminar la principal fuente de ingresos de la Confederación, el IVA, y sustituirlo por un impuesto energético. Creen que con un impuesto sobre energías no renovables será más atractivo ahorrar energía y además, las energías renovables se beneficiarían así de una ventaja competitiva; las fuentes de energía sostenible entrarían en una competencia justa con el petróleo, el gas y la energía nuclear, y el abandono de la energía nuclear podría realizarse en armonía con el clima y la economía.
Básicamente, el Consejo Federal comparte la idea de los impuestos energéticos para alcanzar metas de política energética y climática. Pero eliminar para ello el IVA es demasiado radical para el Parlamento. El consejero de los Estados Thomas Hefti, del PLR de Glarus, cree que es una aventura de política financiera. El problema es que si hubiera que financiar los presupuestos públicos sólo con el impuesto energético en vez de con el IVA, habría que imponer tasas energéticas muy elevadas, muy por encima de las necesarias para la política energética y climática. Y sería muy problemático si se ponen en marcha los incentivos y si los hogares y la economía consumieran cada vez menos energía no renovable, pues habría que aumentar aún más las tasas de impuestos.
Las enormes diferencias de interpretación en el Parlamento quedan patentes con la pequeña disputa entre dos representantes de las zonas montañosas: el grisonés Martin Candinas, consejero nacional del PDC, señaló que el turismo sufriría mucho con el impuesto energético: “Los ferrocarriles de montaña no funcionan con aire frío”. Y los automovilistas se preguntarían si vale la pena aún hacer una excursión a las montañas. El representante del PVL del Oberland bernés, Jürg Grossen, por el contrario, opina que justamente las regiones montañosas se beneficiarían mucho, ya que tienen las reservas necesarias para producir energías renovables. O como él lo formuló muy acertadamente: “Sol de la montaña en vez de carbón del Ruhr” y “energía hidroeléctrica en vez de nuclear”.
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