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La formación política no es precisamente modélica en Suiza. Con motivo de su primer centenario, la Nueva Sociedad Helvética lanza ahora un programa de acción y quiere crear un centro nacional de competencias para fomentar la formación política.
„Nadie nace demócrata, la democracia es una idea social, no un suceso natural, por lo que los ciudadanos deben aprenderla“. Esto es lo que afirma el catedrático Rolf Gollob. Y sabe de lo que habla. Gollob es coordinador nacional del programa Education for Democratic Citizenship del Consejo de Europa y trabaja en la Facultad de Pedagogía de Zúrich, donde se dedica sobre todo a la formación política. También sabe que hay muy diversos programas e iniciativas sobre el tema: por ejemplo, bajo el sitio web www.politischebildung.ch, se encuentra una larga lista de instituciones y entes oficiales en Suiza y en el extranjero que se ocupan del asunto. Pero faltan coordinación e interconexión. „En lo referente a la formación política, la izquierda no sabe lo que hace la derecha“, dice Rolf Gollob. Se malgasta demasiada energía.
Eso es precisamente lo que quiere contrarrestar la Nueva Sociedad Helvética (NSH). Con ocasión de su primer centenario, esta prestigiosa asociación lanza el programa de acción „100 proyectos de formación política“. „Nadie duda de la importancia del tema“, dice Hans Stöckli, Presidente de la NSH y consejero de los Estados por el PS. „Lo que falta es voluntad política para pasar de los discursos grandilocuentes a la acción“. Falta apoyo para proyectos, Suiza necesita urgentemente un centro nacional de competencias para la formación política.
Con este tema clave orientado hacia el futuro, la NSH deberá además asegurar su propia supervivencia, como reconoce abiertamente Hans Stöckli (véase la entrevista). La sociedad lucha contra la imagen de club para jubilados y contra la pérdida de socios. Ahora quiere intentar un nuevo lanzamiento y se ha fijado metas muy ambiciosas.
En los ocho grupos regionales se celebrarán diversas acciones de formación política. La NSH quiere apoyar, coordinar y hacer más conocidos los proyectos de otras organizaciones. Así, planifica dar la oportunidad a los jóvenes de asistir como observadores electorales a varios comicios nacionales y cantonales en lugares decisivos. „Deben presenciar directamente cómo funciona la democracia“, dice Hans Stöckli. Esta parte del programa „100 proyectos de formación política” será apoyada por la Conferencia Suiza de Cancilleres Estatales.
No obstante, el meollo del programa „100 proyectos de formación política “ es la creación de un Centro Nacional de Competencias. „Llamaremos a todas las puertas para conseguir medios privados para ello“, dice Hans Stöckli, „y haremos publicidad y pediremos ayuda a todos los partidos, para crear un lobby imparcial que apoye el proyecto“. La meta es disponer de un Centro Nacional para la Formación Política con una amplia base de apoyo y un contrato de prestaciones de la Confederación.
Esta necesidad queda demostrada por estudios comparativos internacionales sobre los conocimientos y la comprensión de la política de los jóvenes de 15 años. En 2003, entre 28 países participantes, Suiza apenas ocupaba el 19º lugar. La evaluación suiza se publicó entonces bajo el título „Juventud sin política“. El director del estudio, Fritz Oser, se queja de „analfabetismo político“ en las escuelas, lo que para una „democracia ejemplar“ resulta sorprendente. Tres años después se encuestó en Suiza a 1500 alumnos del noveno curso. El resultado fue descorazonador: prácticamente nadie sabía nombrar correctamente los tres poderes a nivel federal. Y casi el 70% pensaba que el Consejo Federal es el que decide si un referéndum es aprobado o no.
También la participación electoral de los jóvenes es insatisfactoria: en las últimas votaciones nacionales participó únicamente un sobrado 30% de los jóvenes de 18 a 24 años. La participación media osciló en torno a un escaso 50%. „Tenemos que lograr que los jóvenes se entusiasmen con la política“, dijo la canciller federal Corina Casanova en el centenario de la NSH, celebrado a principios de febrero en Bienne. Y añadió que es necesario crear una cultura política en la que se incluya más a los jóvenes. Para ello, la canciller federal considera que adelantar la edad de voto de 18 a 16 años, como ya es un hecho en Austria y en algunos estados federados de Alemania, sería una buena idea. „Con ello podríamos cerrar la brecha entre la teoría de la escuela y la práctica en las urnas“, dijo Corina Casanova. Sin embargo, en Suiza reina un gran escepticismo al respecto. El cantón de Glarus ya ha reducido la edad de voto a los 16 años, pero 18 cantones se pronunciaron mediante votación al respecto y no hubo aprobación en ninguno de ellos.
La «Nueva Sociedad Helvética – Encuentros Suizos» celebró en febrero su primer centenario, en Bienne. Los orígenes de esta organización se remontan a mucho más atrás. Ya en 1762 se unieron en Schinznach Bad ilustrados de diversas confesiones en la Sociedad Helvética, con la meta de convertir a Suiza en un moderno Estado federal.
En lo que por aquel entonces era la principal asociación suiza a nivel nacional trabajaban hombres cultos procedentes de la burguesía y la aristocracia para fomentar la colaboración federal, la tolerancia religiosa y el desarrollo de un sentimiento nacional. Entre los fundadores estaban el actuario del Consejo basiliense, Isaak Iselin, el médico municipal zuriqués Hans Caspar Hirzel, el edil lucernés Joseph Anton Felix von Balthasar y el catedrático de Derecho Daniel von Fellenberg, de Berna, entre otros. Diez años después de alcanzar su meta con la firma de la Constitución Federal de 1848, la Sociedad Helvética se disolvió.
En febrero de 1914, poco antes de estallar la Primera Guerra Mundial, literatos, periodistas y universitarios de la Suiza francesa, así como políticos y empresarios de la Suiza alemana revivieron el ideario de la Sociedad Helvética y fundaron en Berna la Nueva Sociedad Helvética. Las fuerzas motrices eran entre otras el autor friburgués y polémico admirador de regímenes autoritarios Gonzague de Reynold, así como el escritor bernés Carl Albert Loosli.
El detonante para la fundación de esta nueva asociación fue en primer lugar la amenaza de la cohesión interna por la crisis de la política mundial. La organización alcanzó fama nacional por el discurso „Unser Schweizer Standpunkt“ (Nuestro punto de vista suizo) del poeta y ganador del premio Nobel de literatura Carl Spitteler. Pronto surgieron grupos regionales en varias ciudades de Suiza, así como en París, Berlín o Londres. Más allá de las fronteras de partido, la NSH luchó entre otras cosas por el plurilingüismo y el mantenimiento de la herencia nacional y la idiosincrasia de las distintas partes del país. La NSH también hizo posible la fundación de la Organización de los Suizos en el Extranjero (OSE) en 1916.
Más tarde, la NSH luchó activamente por la adhesión de Suiza a la Sociedad de Naciones, apoyó una iniciativa para mantener las cataratas del Rín, colaboró en la creación de la fundación cultural Pro Helvetia, del Museo Stapferhaus en Lenzburg y de „ch - Fundación para la Colaboración Federal“. Ideológicamente, en todos esos años, la NSH se movió por lo general entre una orientación conservadora nacionalista y una apertura internacional.
En su apogeo de 1920, la NSH contaba con 2540 socios, hoy aún tiene 850 en ocho grupos regionales activos. En 2007 se fusionó con Rencontre Suisse, otra asociación cívica de la Suiza francesa. Desde entonces se llama oficialmente Neue Helvetische Gesellschaft – Treffpunkt Schweiz («Nueva Sociedad Helvética – Encuentros Suizos»). www.politischebildung.ch
Fuente: Enciclopedia Histórica de Suiza
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