Cultura
Cultura
Cultura
Retrato
Cultura
Cultura
Cultura
Cultura
El valle de Muggio, en el sur del Tesino, ha sido declarado “Paisaje del año 2014”. Desde hace más de treinta años, el Museo Etnográfico de la región trabaja para restaurar y preservar este patrimonio cultural y natural. Paseo por este paraíso natural y sus pintorescos pueblos.
Bosques ondulados, praderas que forman terrazas, pueblos pintorescos y edificios de otras épocas. El caminante se lanza a vagabundear en otra época a través de los montes y los cerros del valle de Muggio. Entre el Monte Generoso, que bordea el lago de Lugano, y el Monte Bisbino, que domina el lago de Como, esta región es un pequeño paraíso natural abierto sobre las llanuras meridionales. El pasado mes de mayo fue galardonado con el premio al “Paisaje del año 2014” por la Fundación Suiza para la Protección y el Mantenimiento del Paisaje (FP). Este premio recompensa en primer lugar la labor de censado y restauración de bienes culturales realizada desde hace más de treinta años por el Museo Etnográfico del valle. Su conservador, Paolo Crivelli, de 63 años, participa en esta aventura desde sus comienzos. “El museo es el valle, exclama. Por supuesto, hay que caminar un poco”, pues de pasa de los 300 a los 1700 metros de altura. A sus pies, la zona urbanizada de Mendrisio parece pertenecer a otro mundo en vista del enorme contraste con los pequeños pueblos típicos del valle. Además, en él se han salvado del olvido toda una retahíla de edificios destinados al trabajo en los pastos alpinos y la subsistencia de los habitantes de antaño. A la vuelta de las casas de piedra con tejados rojos y acogedoras “grutas” (grotti), empieza la aventura.
A las puertas de Chiasso, el senderista llega al Grotto del Mulino, en el Parque de las gargantas del Breggia, en la parte baja del valle, donde puede comer a su aire la cocina “nostrana” (de la región) y saborear un exquisito vino blanco del Mendrisiotto, la región que produce más vino en ese cantón. Nos encontramos en el principal geoparque de Suiza. Estas vertiginosas gargantas son esculpidas por el Breggia, que nace en el Monte Generoso y discurre por todo el valle antes de desembocar en el lago de Como. Aquí, las estratificaciones de las rocas y los fósiles de amonitas tienen 400 millones de años. Uno se siente humilde al contemplarlas. Río arriba, el puente de Castel San Pietro ofrece una vista asombrosa sobre este geotopo de interés nacional. A medida que uno asciende, se suceden bosques y pueblos. Escondido entre el follaje, en un remanso de paz mecido por el Breggia, el molino de agua de Bruzella es una de las perlas del valle. “En 1983, el museo volvió a adquirir este edificio que data del siglo XIII y cuya restauración ha durado más de diez años, cuenta Paolo Crivelli. Los antiguos molineros todavía vivían y una joven del comité del museo aprendió el oficio de molinera. Desde 1996, Irene Petraglio es responsable del molino, que ha sido puesto en marcha nuevamente. Se ha vuelto a utilizar una vieja semilla de maíz – el ‘rosso del Ticino’ – actualmente muy solicitada, para hacer la polenta en esa región”.
Una vez en Cabbio (a 667 m), es difícil escapar al hechizo de este pueblo. A la vuelta del camino bordeado por sus casas de piedra, el Teseo turístico se ha apresurado en perderse en el laberinto de sus estrechas calles pavimentadas. Es ahí, a unos pasos de la iglesia, donde el Museo Etnográfico del valle de Muggio instaló su centro de información en los años 2000, en una vieja casa de artistas, la Casa Cantoni. “Fue en 1980, a raíz del reconocimiento de este valle por parte del cantón como región montañosa, cuando surgió la idea de crear un museo etnográfico para la promoción cultural de la región, relata Paolo Crivelli. Una especie de ecomuseo al aire libre, destinado a valorar los objetos culturales del paisaje.” Todos los bienes tradicionales del valle y del Monte Generoso fueron a continuación explorados, estudiados, se hizo un inventario de los mismos y algunos se restauraron, a saber, las “neveras”, esos silos de piedra ocultos en el suelo que se llenaban de nieve en invierno para conservar en ellos la leche en los pastos alpinos durante las estaciones cálidas; los “roccoli”, esas torres de piedra destinadas a atrapar los pájaros, o los “graa”, esos edificios para secar o ahumar las castañas. Uno se remonta en el tiempo hasta una época en la que los habitantes de la región vivían en los pastos alpinos durante el verano y en los pueblos durante el invierno.
Continúa la ascensión. Tras Muggio, una larga y sinuosa ruta conduce a Scudellate, el pueblo más alto del valle, en los flancos del Monte Generoso, a más de 900 metros de altura. Encaramado allá arriba, el panorama es grandioso. La mirada se pierde hasta la llanura del Po e incluso hasta Milán. Cuando hace buen tiempo se ve la cadena montañosa de los Apeninos, se distingue el Monte Viso, y por tanto Turín. Este paisaje ya deleitaba a los primeros turistas ingleses que empezaron a venir aquí en 1850.
Curiosidad fronteriza abandonada, la aduana de Scudellate invita al senderista a recordar las historias del contrabando. “Desde un punto de vista tradicional, la frontera existía pero en realidad no existía, explica Paolo Crivelli. Las personas y los animales se desplazaban sin prestarle atención. Sólo a partir de la Iª Guerra Mundial, y sobre todo durante la IIª, se hizo verdaderamente infranqueable.” El contrabando se desarrolló allí hasta los años 70 del siglo pasado. El café y los cigarrillos salían del valle de Muggio rumbo a Italia y el arroz, por ejemplo, entraba en Suiza. Aquí sólo hay un puente que atravesar para llegar a Italia y al pueblo de Erbonne. Allí, en los pastos de los alrededores de “Squadrina” y “Pesciò”, una veintena de caballos de raza Haflinger (cavalli del Bisbino) viven totalmente libres durante la estación cálida, tras su transhumancia del Monte Bisbino al Monte Generoso. Sí, hay algo mágico aquí. Exactamente como el encanto de las “grutas” donde, tras el paseo, es tan agradable tomar un refrigerio. Y es que en el Mendrisiotto a la gente le gusta decir que toda la región y el carácter de sus gentes están impregnados por esta mezcla italo-suiza.
Conservar, mantener y revalorizar los paisajes dignos de protección en nuestra comarca es la misión de la Fundación Suiza para la Protección y el Mantenimiento del Paisaje (FP), creada en 1970 por Pro Natura, Patrimonio Suizo, la Asociación para el Mantenimiento del Paisaje Nacional, el Club Alpino Suizo y la Federación Suiza de Turismo. En efecto, su meta es claramente preservar nuestra identidad cultural y nuestra historia, en armonía con la naturaleza, los hombres y el desarrollo sostenible.Sus acciones incluyen la restauración de las vías de canalización del agua de riego en el Valais, las llamadas “bisses” en francés o “Suonen” en alemán, la conservación de paisajes con terrazas de cultivos, la revitalización de los castañares y el renacimiento de los paisajes de avenidas. Desde 2011, la FP concede un premio al “Paisaje del año” para llamar la atención sobre los paisajes suizos aún poco conocidos, por descubrir o amenazados. Este galardón fue concedido al Val Sinestra, en la Baja Engadina (GR), en 2011; al paisaje de Birspark (la región por donde fluye el Birs, en los cantones de BL y SO) en 2012; a la campiña ginebrina en 2013 y, finalmente, al valle de Muggio en 2014.
www.sl-fp.ch
Comentarios
Comentarios :
The Website would just have a print option added, which could insert a copyright sign if desired!