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  • Sociedad

Un museo despeja sus estanterías

11.08.2023 – Eva Hirschi

Sombreros, cuellos de camisa y tirantes: en el valle de Emmental, un proyecto pionero brinda a la población local la posibilidad de decidir de qué objetos se desprenderá su museo regional y qué destino se les dará. Así se democratiza un proceso conocido en todo museo: la desaccesión, es decir, la reducción de la propia colección.

Carmen Simon defiende un concepto democrático del proceso de descolección: “Los habitantes del valle de Emmental deben tener la oportunidad de participar en el destino de su legado cultural”. Foto Eva Hirschi

“Se trata de un tema tabú”, nos confía Carmen Simon, Directora del museo regional Chüechlihus de Langnau, en el valle de Emmental (BE). “Sin embargo, el hecho de que un museo tenga que desprenderse de algunas de sus piezas no es nada nuevo”. Esto no debería sorprender a nadie, ya que ningún museo puede coleccionar sin límites. Especialmente en un museo regional, donde la gran mayoría de objetos procede de donaciones, puede que algunos objetos se repitan y que otros estén dañados. Llega el día en que las estanterías se llenan.

“Por consiguiente, cuidar una colección significa no solo reunir objetos, sino también deshacerse de algunos de ellos”, afirma Carmen Simon, de 37 años, que asumió la dirección del museo en 2021. Los museos deben revisar regularmente sus inventarios y, si es necesario, deshacerse de determinadas piezas. A este proceso se le conoce como “desaccesión”.

Espíritu pionero en el Emmental

El Chüechlihus de Langnau, uno de los mayores museos regionales de Suiza, adopta un planteamiento innovador: gracias a un proyecto único en Europa, y quizás en el mundo, permite que la población decida de qué objetos debe desprenderse el museo y qué ocurrirá con ellos. “Consideramos que los habitantes del valle de Emmental deben tener la oportunidad de participar en el destino de su legado cultural”, explica Carmen Simon. El concejo municipal dio luz verde: “Los motivos saltan a la vista: un museo no necesita veinte bastones ni doce ruecas”, afirma el responsable de cultura, Martin Lehmann.

Sombreros de copa y camisones, delantales y cuellos de camisa, trajes regionales y pañuelos: en una primera etapa, más de 2 000 piezas textiles fueron descartadas por la dirección del museo, en concertación con el llamado “Consejo de Objetos”, que reúne a representantes del museo, de las autoridades administrativas y políticas, así como a cinco ciudadanos de Langnau elegidos por sorteo. Jacqueline Maurer, de 36 años, es una de ellos: “Acepté enseguida, entusiasmada por participar en este proceso”.

La selección de objetos se debatió en reunión; al mismo tiempo, todos los ciudadanos de Langnau (residentes dentro o fuera del municipio) pudieron manifestar su opinión a través de una votación en línea organizada en el sitio web www.entsammeln.ch. Para ello, todos los objetos se fotografiaron y publicaron en la página web; además, se expusieron en la planta superior del museo, donde un código QR permite acceder a la descripción de cada vestido, sombrero o abrigo. “La idea es que la población se involucre activamente en el proceso. Y el hecho de que aquí, a diferencia de otros museos, los objetos incluso puedan tocarse, refuerza aún más esta relación”, afirma Carmen Simon.

No faltan las voces críticas

Esta forma democrática de tomar decisiones también da lugar a críticas. “Al principio había muchos escépticos, sobre todo en los círculos museísticos”, dice Simon. Ante el escepticismo, aplicamos transparencia: en la página web, todo el proceso está claramente documentado. Y aunque las directrices del Consejo Internacional de Museos exigen, entre otras cosas, que un objeto descartado se ofrezca primero a otro museo, Simon opina que el museo no es el único lugar donde el público puede beneficiarse de un objeto. “Interpretamos las directrices con flexibilidad”, dice, y aclara inmediatamente: “Pero damos prioridad a las solicitudes profesionales de los museos”.

Para Jacqueline Maurer, el proyecto tampoco tiene nada de problemático. “El equipo del museo solo ha donado objetos que ya tenía en su colección. La iniciativa ayuda, además, a que la gente se acuerde de su museo”. Y eso parece funcionar: la consulta pública ha permitido al museo recabar nueva información. Por ejemplo, algunos bienes culturales al final no fueron descartados.

“Nosotros tenemos los conocimientos técnicos y sabemos qué función tenía un determinado objeto. Pero difícilmente sabemos a quién perteneció”, explica Simon. Así, una bata de trabajo inicialmente excluida de la colección volvió a ingresar en ella. “Para nosotros, simplemente era una bata desgarrada. Pero ahora hemos averiguado que pertenecía a un conocido reparador de radios que todo el mundo conocía en el pueblo”, nos cuenta. En vista de esto, el Consejo de Objetos decidió conservar la bata.

Más que un museo

Por último, la fase de adjudicación, que determina el futuro de los objetos, tuvo lugar durante el verano. Y no mediante una subasta ni por compraventa en línea —no hay dinero de por medio—, sino a través de un concurso muy elaborado. Museos, organizaciones o particulares —incluso de otras regiones o del extranjero— pueden enviar una solicitud para un objeto determinado. No importa si pretenden usarlo para un proyecto de reciclaje, un evento artístico o la decoración de interiores: no se imponen condiciones. Se toma una decisión conjunta sobre la adjudicación de cada objeto; dentro de poco —a mediados de agosto— habrá una votación en el Consejo de Objetos, que también tomará en cuenta los votos emitidos por el público a través de internet.

El proceso completo lleva su tiempo; la primera fase, en la que se seleccionan las piezas a descartar, dura más de medio año. Pero Simon lo considera justificado: “Nos confiaron estos objetos. El deber de cuidado es parte de mi ética profesional”. El escepticismo inicial de la población parece haberse disipado, y también en el ámbito museístico crece el interés. Incluso llegan consultas desde el extranjero para saber cómo se ha organizado el proyecto.

Por medio de carteles, sesiones informativas y mecanismos de participación democrática, Carmen Simon, Directora del museo regional de Langnau (BE), da a conocer al público el complejo proceso de “descolección” . Fotos Andreas Reber

La directora del museo está muy satisfecha. Esta ya es la segunda ronda; la primera ronda de descolección se llevó a cabo el año pasado, pero solo se descartaron unos cien objetos. Y para 2024 se ha previsto otra ronda más. Según una encuesta que el museo realizó entre los votantes, muchos ahora se sienten más vinculados al museo. “Esta es precisamente la idea: el museo no debe permanecer entre sus cuatro paredes. Es importante crear vínculos. Lo que está en juego no son los objetos, sino las personas”, declara Simon.

Con este planteamiento coincide Jacqueline Maurer, oriunda de Langnau: “Yo había olvidado que tenemos tantas cosas interesantes en nuestra región y que podemos estar orgullosos de vivir en el valle de Emmental”. Porque el objetivo de esta iniciativa no es tanto despejar las estanterías de un museo, como más bien ganarse un lugar en el corazón de la gente.

Encontrará más fotos de los objetos “descoleccionados” del museo de Langau en el sitio: revue.link/langnau

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    Carmen Simon, Regionalmuseaum Chüechlihus, Schweiz 13.02.2024 At 09:23

    ANTWORT AUF KOMMENTAR VON Diane Vasic, Grand Cayman


    Vielen Dank für Ihre Nachricht. Es freut uns, dass der Artikel über unser Entsammlungsprojekt für Aufmerksamkeit und Rückmeldungen gesorgt hat. Gerne nehme ich mir kurz Zeit, um auf die Frage Ihrer Leserin einzugehen.


    Es gibt viele verschiedene Gründe, weshalb wir die Objekte nicht zum Verkauf anbieten. Grundsätzlich richten wir uns nach den Richtlinien des Internationalen Museumsrates (ICOM). Dieser erlaubt grundsätzlich den Verkauf von Museumsobjekten in Rahmen einer Sammlung, sofern dieser Verkauf nicht der eigentliche Grund für das Entsammeln von Objekten ist und er erzielte Gewinn direkt wieder in die Erhaltung der Sammlung, zum Bsp. in Restaurierungsmassnahmen von Sammlungsobjekten fliesst. Wir vom Regionalmuseum Chüechlihus haben uns aber dafür entschieden, unsere Objekte nicht zu verkaufen, weil sich ähnliche Objekte in Brockenstuben/auf Flohmärkten oder in Second Hand-Läden befinden und dort für wenig Geld angeboten werden. Bei unseren Objekten handelt es sich aber um Museumsobjekte, die dem Regionalmuseum zum Bewahren anvertraut wurden. Wir sind der Meinung, dass wir diesen Objekten gegenüber eine Sorgfaltspflicht haben und sie darum nicht einfach günstig "verscherbeln" dürfen. Wir haben uns deshalb überlegt wie wir den Objekten den Respekt, den sie verdienen, zurückgeben können und haben deshalb diesen Entsammlungsprozess kreiert. Wir haben uns sogar dafür entschieden, das Entsammeln zum Programm zu machen und – wie wir das sonst auch für andere Museumsformate tun – in das Format zu investieren. Ein gewagtes Vorhaben, das sich aber sehr gelohnt hat. Die partizipative Entsammlung bedeutet viel Aufwand, führt aber schliesslich dazu, dass das Museum und seine Sammlung an Relevanz und Legitimation gewinnen. Mit der partizipativen Entsammlung werden wir der neuen Museumsdefinition gerechter, können unsere Sammlungen sorgfältig schärfen, schenken den Museumsobjekten ein drittes Leben, stossen zu Reflexion über das gemeinsame Kulturerbe an und erfahren auch mehr über unsere Museumssammlung – denn durch das Wissen aus der Bevölkerung konnten auch relevante Hinweise zu den Gegenständen generiert werden, was dazu führte dass wir mehr über unsere Sammlung erfahren und teilweise Objekte doch nicht entsammelt haben, die wir ursprünglich für die Entsammlung vorgesehen hatten. Wir als Museum gewinnen mit der partizipativen Entsammlung aber auch an Sichtbarkeit und Wertschätzung, können unterschiedliche Museumsformate wie Ausstellungen oder Veranstaltungen realisieren und schliesslich auch lustvoll mit unserem Kulturerbe arbeiten.


    Am 3. April 2024 starten wir mit der – vorerst letzten – Entsammlung im Regionalmuseum Chüechlihus. Die entsprechende Pressmittelung ist ab Mitte März erhältlich.

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  • user
    Diane Vasic, Grand Cayman 12.02.2024 At 13:07

    Very interesting idea but I’m curious to know why the museum wouldn’t offer the declutter items for sale to raise funds for the museum, given that the items were the property of the museum. Also will you be announcing next declutter exercise?

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  • user
    Arye-Isaac Ophir, Israel 14.08.2023 At 11:04

    BRAVO !!

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