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En Suiza, las manifestaciones de antisemitismo suelen ser discretas. Sin embargo, los ataques del pasado 7 de octubre y la guerra en Gaza han desatado discursos de odio, que han desembocado en actos de violencia. Un hombre fue atacado a cuchilladas. Entre los judíos cunde el miedo.
Desde los estremecedores acontecimientos del 7 de octubre y el estallido de la guerra en Gaza, se ha registrado en Suiza un notable aumento de actos y palabras dirigidos contra los judíos. Las dos organizaciones que agrupan a las asociaciones judías en Suiza, una en la Suiza francófona y otra en la Suiza germanófona, contabilizaron más de 2 000 casos en 2023, entre agresiones, insultos, amenazas y publicaciones de odio en Internet. En la Suiza francófona, la Coordinación Intercomunitaria contra el Antisemitismo y la Difamación (CICAD) señala un aumento del 68 % de estos actos con respecto a 2022. Entre octubre y finales de 2023, la Federación Suiza de Comunidades Israelitas (FSCI) denunció seis agresiones físicas contra judíos, frente a una sola en 2022. “Presentarse en público como judío conlleva inquietud, contención, e incluso miedo”, lamenta esta organización, que pide a las autoridades que se impliquen más “en la vigilancia del antisemitismo y el racismo”. Por su parte, la CICAD exige que los representantes de la sociedad civil intervengan periódicamente en las escuelas para hablar sobre el rechazo del Otro: considera que este tipo de acción es más útil que las medidas de seguridad en torno a las sinagogas.
La CICAD denuncia que, en las escuelas, el término “judío” se utiliza a veces como insulto. En un gimnasio de Ginebra, por ejemplo, se produjo un incidente en el que un escolar roció su desodorante sobre un muchacho, amenazándolo con “gasearlo como a todos los judíos”, relata Johanne Gurfinkiel, de la CICAD. De las palabras se pasa a los hechos. Las vidrieras de la sinagoga de La Chaux-de-Fonds fueron destrozadas con grandes bloques de nieve congelada. En Davos, la negativa del propietario de un restaurante a alquilar material deportivo a los judíos provocó un escándalo que trascendió el ámbito nacional. Y el pasado 2 de marzo, un joven suizo de origen tunecino hirió gravemente a un judío ortodoxo con un arma blanca en Zúrich. En un vídeo publicado antes del ataque, este adolescente de 15 años jura lealtad al Estado Islámico y llama “a la lucha mundial contra los judíos”, relacionando su acto con la situación en Oriente Próximo.
En una obra reciente sobre la historia de los judíos en la Suiza francófona*, la historiadora Brigitte Sion afirma que el antisemitismo siempre ha existido en Suiza, aunque rara vez se ha expresado de forma violenta. “Se trata más bien de un zumbido que permanece en segundo plano y se manifiesta a través de comentarios verbales, discriminación en la contratación o promoción laboral, burlas o caricaturas, escritos anónimos”. Sin embargo, desde el 7 de octubre se han multiplicado las declaraciones en contra de los judíos. “Gracias Hamás”, se pudo leer en una pared de la Universidad de Ginebra. “El antisemitismo no necesita a los judíos para existir; funciona como una explicación del mundo”, comentó la socióloga Illana Weizman en un debate que se celebró en Ginebra en el mes de febrero. Esta activista ha publicado un podcast titulado “¿Quién teme a los judíos?”, que se hace eco de toda la gama de expresiones antisemitas: en relación con la Covid-19, por ejemplo, el confinamiento y la vacunación obligatoria se compararon con la persecución de los judíos. “Lo que me preocupa es el desconocimiento de la historia de los judíos y del Holocausto”, lamenta el historiador Marc Perrenoud.
El antisemitismo suele reactivarse con las crisis. En Lausana, la editora y activista de izquierdas E. G. (anonimizada por la redacción) expresa su amargura: “Mi hija se ha casado y me alegra mucho que se haya cambiado el apellido.” Ella misma se siente dolida por la retórica antisemita en las redes sociales: “Hubo muy poca empatía con las víctimas del 7 de octubre.”
“El antisemitismo se manifiesta a través de toda una serie de pequeñas puñaladas”, explica Félix, un responsable de asuntos sociales de Ginebra, que una mañana de noviembre se encontró con un grafiti antisemita en la entrada de su casa: una cruz gamada unida a una estrella de David. Ese mismo día, Félix publicó un llamamiento en su cuenta de Facebook: “Si eres el autor de este grafiti, ven a hablar conmigo y te recibiré con toda humanidad”, decía su mensaje. Félix es el único vecino judío del inmueble: “Sentí miedo por mi hija de 15 años, que vive conmigo”, comenta Félix, cuya hija no es judía. “Me echan en cara mi identidad, cuando yo no formo parte de ninguna comunidad”, explica este ginebrino, cuyos recuerdos más lejanos de ofensas antijudías se remontan a sus años escolares. Los servicios municipales intervinieron rápidamente para borrar el grafiti.
Nathan Alfred, nuevo rabino de la Comunidad Judía Liberal de Ginebra, compara el antisemitismo a una enfermedad, al igual que el racismo y el sexismo: “La misoginia no es culpa de la mujer. El problema no son las víctimas. Encontrar soluciones es responsabilidad de toda la sociedad”, afirma. Los miembros de la comunidad comparten con él sus inquietudes. ¿Se puede colocar una mezuzá —un objeto de culto judío— en la puerta? El rabino decidió colocarla dentro de su casa. “Hace seis meses la hubiera puesto fuera”, reconoce.
* “Albert, Esther, Liebmann, Ruth et les autres – Présences juives en Suisse romande” [“Albert, Esther, Liebmann, Ruth y los demás: presencia judía en la Suiza francófona”]. Francine Brunschwig, Marc Perrenoud, Laurence Leitenberg, Jacques Ehrenfreund, Ediciones Livreo-Alphil, 2023.
¿Alcanzan los actos antisemitas que se han registrado en Suiza desde 2023 proporciones hasta ahora inauditas? El historiador Marc Perrenoud opina que nos falta retrospectiva para afirmarlo. Las tensiones antisemitas llegan en oleadas. Suiza tardó en conceder la igualdad de derechos a los judíos (en 1874). En 1893, la primera iniciativa popular en Suiza, que condujo a la prohibición de los sacrificios rituales, era de naturaleza antisemita, recuerda Marc Perrenoud. En el período de entreguerras, Suiza se sintió amenazada por el “judeo-bolchevismo”. Y entre 1939 y 1945, el antisemitismo fue uno de los componentes de la política migratoria. “Las autoridades afirmaban luchar contra la judaización de Suiza, cuando la comunidad judía jamás llegó a representar más del uno por ciento de la población suiza”, afirma este historiador. Durante la guerra de los Seis Días, en 1967, la balanza se inclinó a favor de Israel: “Los suizos podían identificarse con esta pequeña democracia atacada por sus vecinos”, analiza Marc Perrenoud. En 1995 estalló el asunto de los activos no reclamados, como consecuencia de la renuencia de los bancos suizos a restituir a las víctimas del nazismo el capital de sus cuentas bancarias. En ese momento, “los suizos se sintieron atacados en su identidad profunda, y algunas de sus reacciones inmediatas condujeron a un indiscutible recrudecimiento del antisemitismo”, escribe Brigitte Sion. Desde entonces, opina esta historiadora, “el antisemitismo se manifiesta en todas las capas sociales (…) y sale de la esfera privada para expresarse en la arena política, en los medios de comunicación y en otros foros públicos.” (SH)
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I absolutely agree with Christopher Egli's comments.
I think it's unfair and inaccurate to describe critics of Israel as anti-Semitic. To begin with, the Jewish people themselves demand that Israel be called "the Jewish state", so for that reason alone, it's impossible to criticize Israel without also criticizing Jewish people. For months now, the Israelis have been deliberately killing thousands of Palestinians and even volunteers trying to help feed starving Palestinian children, like those in the World Kitchen attack. These are actions that should offend every person on this Earth. It's outrageous to claim that criticizing those actions is anti-Semitic; those are false accusations designed to silence anyone who dares speak out.
Werter Herr Egli, solche Ereignisse sind traurig und bedauerlich, aber geschehen in jedem Krieg als unvermeidlich. Ein Krieg übrigens, den nicht wir begonnen haben, und in dem wir ganz sicher nicht aus Wohllust Morden. Und wenn Sie solche Kriegsunfälle aus dem Kontext der gesamten Kriegshandlung herausnehmen um ein “Humangleichgewicht” zwischen Hamas und Israel anzustellen, dann ist das wohl Antisemitismus.
As a Jew I find your post offensive. It is unfair and innaccurate to assume that all Jewish people support the State of Israel, and agree that Israel should be known as "the Jewish state". Please do not put all people of Jewish ethnicity/religion in a single category. This can lead to dangerous outcomes -as we saw in Zurich recently.
Critisicm of Israel is not by definition anti Semitic. But to take it out on Jews worldwide and attack them, assuming they are in some way responsible for Netanyahu's actions, definitely is.
Additionally the hyped-up chorus fo disapproval of every one of Israel's actions is disproportionate. As Mr Ophir mentioned, war is, unfortunately, war - meaning there will be non-combatant deaths as well. I disagree with your statement that the Israelis are deliberatley killing Palestinians.
Why is there so much more 'noise' made about Palestinian victims af this conflict - more than, for example, the far greater number of Ukranian victims of Russian agression?
Considero que el problema no son los judios. El problema, y grave son Netanyahu y su entorno.
Die Anti-Israel Parole - privat und in Medien - als salonfähiger Antisemitismus zu etablieren, ist schon seit über 40 Jahre Tatsache.