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En marzo pasado, los “Swiss Music Awards” galardonaron al cantante y compositor bernés por el conjunto de su carrera. Un grave conflicto lo había enfrentado a su compañía discográfica. Ha sublimado estas tensiones en un disco íntimo.
Son las 20 horas en la famosa sala de conciertos del KKL de Lucerna y el público espera a su ídolo. ¿Cuál es la edad media de los fans de Stephan Eicher? Al menos cincuenta años. Sí, incluso los rockeros envejecen. De hecho, el cantante suizo gusta de bromear al respecto. Esta noche se mueve en el escenario sin su habitual bastón, terrible recuerdo de un accidente de automóvil. Charla en suizo-alemán con sus fans, mientras recoge mecánicamente su melena canosa hacia atrás. Para conjurar los años, invitó a una retahíla de artistas jóvenes, entre ellos la rapera suiza francófona KT Gorique, y de la Suiza alemana los chicos de Jeans for Jesus y de Dabu Fantastic, muy en boga actualmente.
Stephan Eicher bromea también con estos instantes que están filmando para la ceremonia de los 13º Swiss Music Awards. Los Awards tendrán lugar al día siguiente, el 28 de febrero. El artista recibió el Outstanding Achievement Award. Otra fecha clave será el 17 de agosto, pues ese día el rockero, que tantos éxitos ha cantado en francés —empezando por Déjeuner en paix—, soplará sus 60 velas.
Eicher, el sensible. Eicher, el rebelde. Esta compleja mezcla le ha permitido a este bernés de orígenes yeniches y alsacianos permanecer en el escenario artístico a pesar del grave conflicto que lo enfrentó con su casa discográfica Barclay. La guerra entre el gigante Universal y este artista independiente por naturaleza se desató en 2012, impidiendo a Stephan Eicher trabajar con normalidad durante seis años. Como lo explicó a la prensa, Eicher reaccionó primero con rabia, preparando para su casa discográfica un disco compuesto de canciones lo suficientemente cortas para que los internautas pudieran descargarlas gratuitamente… Y luego volvió a su rol de artista, hablando con su público en lugar de buscar venganza.
De este renacimiento salieron en 2019 dos discos completamente opuestos. En “Hüh!”, Stephan Eicher retomó y adaptó títulos de su repertorio, acompañándolos por la banda bernesa “Traktorkestar”. Ocho meses más tarde, el trovador europeo sacó un álbum suave e íntimo: “Homeless Songs”. En Lucerna se pudieron escuchar algunas canciones de estos dos álbumes, en una noche en la que Eicher se divirtió haciendo el papel de director de orquesta, cediendo la palabra y el micrófono a artistas de orígenes, regiones y edades diferentes. El Maestro hizo subir al escenario a invitados de su mundo, empezando por Sophie Hunger. La cantante suiza, con un vestido de strass y en tono alto, ofreció, sola al piano, una de las actuaciones más lindas de la noche. Luego le tocó a Tinu Heiniger hacer un despliegue de su talento de cuentista, evocando en dialecto bernés la belleza sonora de los nombres de las montañas suizas.
Otros invitados de esa noche de gala fueron dos escritores: el suizo Martin Suter y el francés Philippe Djian. Este dúo literario escribe, cada uno en su lengua, textos a los que Stephan Eicher pone música. Con su traje de color azul petróleo, Suter leyó un texto de su pluma, haciendo reír al público con el relato de una noche de copas y monopoly en compañía de Eicher. Djian, por su parte, que lleva trabajando para Stephan desde 1989, contó cómo su amigo le llama a veces en plena noche para hacerle escuchar una melodía. Al igual que para Montaigne, para el compositor suizo la amistad es uno de sus temas predilectos. Siendo niño, descubrió la música en el sótano de su padre, en compañía de sus dos hermanos Martin y Erich. Stephan ve en este arte un médium capaz de unir a la gente. Por ello, cada domingo, en Aigues-Mortes, propone a los habitantes de esta ciudad reunirse para cantar. “En esos momentos, quienes adoran a la rubia [la diputada de extrema derecha Marine Le Pen, n.d.l.r.] y quienes la detestan pueden estar reunidos”, explicó el trovador europeo.
En “Unerhört Jenisch”, un documental consagrado a la música yeniche tal como se canta en los Grisones, descubrimos a los ancestros de la familia Eicher. Esta historia, que fue ocultada a Stephan y sus hermanos, resultó trágica. Su bisabuela fue apartada de su familia e internada en una institución, como sucedió con muchos hijos de familias yeniches. “Estas cosas sólo pueden cantarse, no contarse”, comenta Stephan Eicher; y también se prestan para organizar una jam-session en su casa de la Camarga, junto con dos grisones de origen yeniche. De hecho, Stephan Eicher es una clase de gitano, aunque no tenga la impresión “de tener esa música dentro de sí”, como los yeniches del documental.
A lo largo de su carrera de 40 años, Stephan Eicher ha traspasado las fronteras lingüísticas, consiguiendo grandes éxitos con sus canciones en francés, a pesar de que sólo domina este idioma de manera imperfecta. También ha introducido su lengua materna —el bernés— en el espacio francófono. Su interpretación de “Hemmige” en las calles de París durante la Fiesta de la Música, canción repetida por la multitud, quedará en los anales de la historia. Eicher es el cantante suizo más popular en el mundo francófono.
En Francia ha colaborado con el cantante Miossec, por quien profesa gran admiración, y con Alain Bashung, un rockero tipo dandi; sin olvidar sus colaboraciones con el compositor y músico serbio Goran Bregovic, amante de la cultura gitana.
Con “Grauzone”, el grupo que creó junto con su hermano Martin, el artista experimentó con bucles sonoros y con sintetizadores. En 2015, durante su travesía del desierto, el suizo hizo una gira por Europa rodeado únicamente de autómatas musicales. En 2019, asumió el reto de tocar con una fanfarria. Stephan Eicher también ha probado registros inesperados para un cantante de rock, introduciendo el címbalo húngaro, la zanfoña y la gaita en su álbum “Carcassonne”: quizá un recuerdo del sótano paterno, repleto de instrumentos musicales.
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