Política
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El pasado 21 de mayo, con el “Sí” a la “Estrategia Energética 2050” los electores suizos empezaron a despedirse paulatinamente de la energía nuclear.
Los opositores a la nueva Ley de Energía pusieron toda la carne en el asador: la portada de su folleto propagandístico mostraba la foto de una mujer temblando de frío mientras se duchaba, al lado de la cual podía leerse: “¿Pagar 3 200 francos más para ducharse con agua fría?” En el interior del folleto figuraban otras preguntas: “¿Se prohibirán los plátanos, el café y la carne por su elevado consumo energético?” El mensaje de los opositores era claro: la aplicación de la “Estrategia Energética 2050” es costosa, merma la calidad de vida, conduce a más burocracia y pone en peligro el abastecimiento energético.
Sin embargo, esta campaña basada en el miedo, promovida por la UDC que había lanzado el referéndum contra el proyecto de ley, erró el tiro. El 21 de mayo de 2017, con un 58,2 % de votos a favor el pueblo se decantó inesperadamente por la nueva Ley de Energía. Se trata del primer paquete de la “Estrategia Energética 2050”, cuya meta es reducir el consumo de energía, aumentar la eficiencia energética y fomentar el uso de energías renovables como el agua, el sol, el viento, la geotermia y la biomasa, además de prohibir la construcción de nuevas centrales nucleares. De ahí que el paquete energético también marque un hito, que señala el rumbo a adoptar tras la catástrofe nuclear de Fukushima, en 2011. Con todo, aún no se ha establecido una fecha concreta para renunciar definitivamente a las centrales nucleares, que pueden seguir funcionando mientras sean seguras.
El cambio de modelo energético no sólo responde a una voluntad política, sino que empezó hace mucho tiempo en Suiza. A nivel mundial también el suministro energético está en pleno cambio, y las nuevas tecnologías se desarrollan a un ritmo vertiginoso. La pregunta es si es necesario encauzar esta evolución y, en caso dado, qué rumbo se le debe dar. Las en parte viejísimas centrales nucleares suizas serán de todas formas clausuradas en los próximos 25 años por razones económicas y de seguridad, y a largo plazo también escasearán las energías fósiles. Ya en 2016 la empresa Bernische Kraftwerke, por ejemplo, decidió desconectar su central nuclear de Mühleberg a finales de 2019. De ahí que la política deba crear las condiciones para asegurar a largo plazo el suministro energético del país. Además, la economía necesita pisar terreno firme para poder planificar. Por lo pronto, todo esto está garantizado a grandes rasgos con la nueva Ley de Energía.
Pero sólo a grandes rasgos, ya que la nueva Ley de Energía no permite aplicar integralmente la “Estrategia energética 2050”. Para poder respetar las directrices de esta estrategia, es decir, disminuir el consumo energético en un 43% hasta 2035 e incrementar significativamente el porcentaje de energías renovables, sería preciso introducir impuestos reguladores. Pero por lo pronto son pocos los indicios que apuntan en esta dirección. Además, con el cierre definitivo de la central de Mühleberg a partir de 2020 sabremos en qué medida las energías renovables permiten compensar la penuria ocasionada por el abandono de la energía nuclear, o bien si ésta debe remediarse mediante la importación de grandes cantidades de energía desde el extranjero. Así pues, la política energética sigue siendo un apasionante tema de debate.
En su día la llamaban la “Doris atómica”. Este apodo se le dio a la Presidenta de la Confederación, Doris Leuthard, porque hace mucho fue miembro del Consejo de Administración de una empresa con participaciones en una central nuclear. No obstante, en 2011 fue Leuthard la que abanderó dentro del Consejo Federal la iniciativa a favor del abandono de la energía nuclear. Y el hecho de que Suiza haya dado su primer paso hacia el cambio de modelo energético en los comicios del 21 de mayo, se debe a su tenacidad y habilidad para crear amplias coaliciones.
Con ello Doris Leuthard, quien lleva más tiempo en funciones dentro del Consejo Federal, ha alcanzado su mayor éxito electoral. De unos comicios a otros esta Consejera Federal popular, luchadora y buena conocedora de los expedientes, no deja de cosechar éxitos. Entre ellos están la aprobación de la construcción del segundo túnel del San Gotardo, del fondo para obras ferroviarias, del fondo para obras viales, la Ley de Urbanismo y la enmienda de la Ley relativa a la Radiotelevisión suiza. El pueblo también se adhirió a sus criterios en una serie de iniciativas rechazadas, por ejemplo la que estaba en favor del servicio público y el referéndum en pro de un rápido abandono de la energía nuclear y una economía verde. Esta política del PDC y Directora del influyente Departamento del Medio Ambiente, Transportes, Energía y Comunicación, está considerada en el Gobierno central como una mujer fuerte y se encuentra en el apogeo de su carrera.
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Danke schön.
HSR