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En Suiza escasean los donantes de órganos. Ante la falta de corazones, pulmones y riñones, el Consejo Federal y el Parlamento desean modificar las reglas del juego: proponen que todo ciudadano sea considerado donante, a menos que haya manifestado expresamente en vida su rechazo a serlo. Será el pueblo el que se pronuncie al respecto, a través de un referendo que se llevará a cabo en mayo.
Entre angustia y esperanza, 1 434 personas se encontraban a fines de año en la lista de espera de la Fundación Swisstransplant para recibir un nuevo órgano. Para 72 de ellas, la anhelada llamada telefónica no llegó a tiempo: fallecieron por falta de un órgano compatible. Ese mismo año 2021 se trasplantaron los órganos de 166 donantes fallecidos. Si bien este número superó el del año anterior, Suiza registra una tasa baja en comparación con el resto de Europa. Al parecer, esto no se debe a la mala voluntad de la población helvética: las encuestas demuestran que la mayoría ve con buenos ojos la donación de órganos. Sin embargo, son pocos los que se animan a dar su consentimiento solicitando un carné de donante. Para maximizar el potencial de donación de órganos, el Consejo Federal y el Parlamento proponen modificar las reglas del juego.
Desde 2007 rige en Suiza el principio del consentimiento explícito. Esto significa que, tras la certificación médica de la muerte cerebral, la extracción de un órgano solo se permite cuando la persona haya dado en vida su consentimiento para ello. En el futuro tendrá que ocurrir justamente lo contrario: quien no desee donar órganos deberá declararlo expresamente. Se trata del sistema de presunción de consentimiento, vigente en varios países europeos (Francia, Italia, Austria y España). Llama la atención que todos estos países cuenten con más donantes que Suiza. Investigaciones recientes demuestran que esto puede deberse, entre otros factores, a la presunción de consentimiento, reiteró el Consejo Federal en su mensaje dirigido al Parlamento.
El Gobierno Federal intervino a raíz de una iniciativa promovida en 2019 por un comité de la Suiza occidental: “Donar órganos, salvar vidas”, que exigía la adopción y estricta aplicación del principio de presunción de consentimiento. El Consejo Federal consideró que era una propuesta demasiado radical, por lo que propuso al Parlamento una contrapropuesta indirecta tendiente a modificar la ley de trasplantes, retomando el principio de presunción de consentimiento, pero con garantías adicionales. Así, en caso de que no haya nada escrito se mantiene la obligación de consultar a los deudos sobre la supuesta voluntad del fallecido; si no se logra contactar con ninguno de ellos y subsiste alguna duda, la extracción de órganos seguirá estando prohibida. Además, se propone realizar una labor proactiva para que todos los grupos de la población tengan conocimiento de esta reglamentación. Dadas las garantías adicionales, se habla de presunción de consentimiento ampliada. El año pasado, el Parlamento votó a favor con una clara mayoría, por lo que los promotores de la iniciativa aceptaron retirarla, a partir del momento en que entre en vigor la contrapropuesta indirecta. Sin embargo, esta deberá someterse a voto popular, ya que en enero de 2022 se formalizó el referendo contra el cambio de ley, planteando la necesidad de un debate social para tomar una decisión de esta índole.
El referendo no surgió por iniciativa de un partido o una asociación, sino de particulares y expertos en salud, derecho y ética, como la bernesa Susanne Clauss, copresidenta del comité. Clauss opina que la donación de un órgano debe seguir siendo un acto voluntario, basado en una información completa. Sin un consentimiento informado –principio clave en medicina– no debería extraerse ningún órgano. “En ausencia de una prueba inequívoca de que el difunto deseaba donar sus órganos, su extracción es moralmente indigna y constitucionalmente cuestionable”, afirma esta enfermera y obstetra, que dirige una casa de maternidad.
“En ausencia de una prueba inequívoca de que el difunto deseaba donar sus órganos, su extracción es moralmente indigna y constitucionalmente cuestionable.”
Copresidenta del comité del referéndum
Aunque la mayoría de quienes se oponen a la contrapropuesta coinciden en que la existencia de un número suficiente de donantes es de interés público, dudan de que el principio de presunción de consentimiento resuelva el problema. Además, consideran que esto constituye una injerencia excesiva del Estado en la esfera de libertad personal, la cual se extiende a la manipulación del cuerpo después de la muerte. Equiparar el silencio a un consentimiento podría conducir a erosionar la protección del derecho a la autodeterminación sobre el propio cuerpo.
Susanne Clauss no cree que la presunción de consentimiento ampliada sea un alivio para los familiares, como se afirmó en el debate parlamentario. En su profesión, a menudo ha visto lo trágico que les resulta decidir sobre la donación de órganos. Ahora cree que la presión aumentará: “La sociedad espera que uno autorice la donación de órganos de un ser querido”. La donación al final de la vida es un asunto muy personal. El debate no se limita a una cuestión de política partidaria; también implica valores y experiencias personales: Clauss, quien milita a nivel local en el PSS de Biena, se opone al principio de presunción, mientras que a nivel nacional la mayoría de sus copartidarios votaron a favor.
Lo mismo sucede entre los simpatizantes del proyecto. Tal es el caso del Consejero Nacional lucernés Franz Grüter, de la UDC, quien apoya personalmente el cambio de ley, mientras que su grupo lo rechaza. “Existen suficientes frenos de emergencia para preservar la integridad física del donante”, asegura Grüter. Además, cabe esperar que una persona consciente de sus responsabilidades decida en vida si quiere ser o no donante de órganos. Y si alguien no ha dejado instrucciones, los familiares siempre pueden negarse, si creen que el difunto hubiera estado en contra.
“Existen suficientes frenos de emergencia para preservar la integridad física del donante.”
Consejero Nacional
La postura de Franz Grüter se explica por sus circunstancias familiares. Este empresario informático es padre de una hija con una afección cardíaca, que a sus 26 años ya ha sido sometida a seis operaciones. “De momento está bien”, nos dice Grüter, “pero llegará un día en que probablemente requiera un corazón donante”. Cuatro de cada cinco corazones que se trasplantan en Suiza vienen del extranjero, constata Grüter. Como padre y como político, la baja tasa de donantes del país le preocupa. Él ya se ha registrado como donante y se involucrará en la campaña electoral.
Al lado de la presunción de consentimiento y del consentimiento explícito, podría contemplarse una tercera posibilidad: la elección obligatoria (“mandatory choice”). En este caso, cada ciudadano debería expresar periódicamente su decisión en materia de donación de órganos, por ejemplo en ocasión de una visita médica o al renovar su carné de identidad. Esta es la opción que recomienda la Comisión Suiza de Ética en el Ámbito de la Medicina Humana. Alemania la ha adoptado recientemente, como complemento a la opción de consentimiento. Sin embargo, en el Parlamento suizo han fracasado varias iniciativas en ese sentido, ya que, según se argumentó, su implementación sería inútilmente complicada.
Comentarios
Comentarios :
Im Moment ist es doch vorteilhafter, für Menschen, die es benötigen, dass mehr Organe zur Verfügung gestellt werden, als zu wenige.
Ich als betroffener einer Lebertransplantation bin meinem Spender dankbar, dass ich seit 10 Jahren weiterleben darf. Verursacht durch einen Gendefekt wurde Hämatomachrose festgestellt. Ich hatte gut ein Jahr auf eine neue Leber gewartet. Dank den guten Ärtzten des Universitätsspitales, kann ich weiterleben. Ich befürworte jegliche Art der Spende von Organen. Es wird zuviel über Ethik diskutiert und zu wenig über Nächstenliebe. Unsere Zivilisation in der Schweiz will nur noch egoistisch und geldorientiert denken. Meistens sind es aber auch nächste Verwandte, Freunde oder Bekannte, die Hilfe mit einer Transplantation benötigen. Aber das egoistische Eigendenken steht im Weg. Wenn jemand tot ist, wird er keine Entscheidungen mehr treffen, aber Angehörige können Gutes mit seinen Organen vollbringen. Wo bleibt da dann die Nächstenliebe? Jesus sagte " liebe dich selbst wie deinen nächsten". Dass mit gespendeten Organen ein junges hoffnungsvolles Leben gerettet werden kann, darüber sind sich die meisten nicht im Klaren. In dieser Diskussion hat es zuviele Politiker, die sich irgendwie profilieren müssen, und zuwenige, die auf Erfahrung zurückgreifen können. Tatsache ist, es gibt zuwenig Spender! Eine offene, transparente Information auf sachlicher Basis, würde mehr bringen, als das gejammere der Ethikspezialisten. Ich bin für jegliche Organspende, denn das bedeutet Leben.
Hello Susanne Wenger
I found the article very interesting. I was born in Guggiesberg and moved to Canada at a young age. I have stage 5 Chronic Kidney Disease and have been looking for a live donor. Once I go on kidney dialysis I will automatically be on a waiting list for a kidney from a deceased donor. In British Columbia, one must consent, while alive, to donate organs. However, there has also been recent discussions about one’s organs being automatically donated upon death. I believe that one will still have the option to choose not to donate.
Die Angabe, dass ich nach meinem Tod die Organe spende, ist schlichtweg falsch. Es werden aus einem lebenden Körper die Organe entnommen. Was würde passieren wenn mich jemand beobachtet, dass ich ein Kaninchen oder Schwein schlachte, ohne dieses vorher zu töten.
Als Ungläubiger würde mich dieses Thema eigentlich nicht in die Enge treiben. Aber Tatsache ist, dass der, der etwas will, sich engagieren muss, daher sich bemühen muss, etwas zu verlangen. Nämlich der Spender. Also trägt er den Ausweis bei sich und nicht umgekehrt. Im weiteren habe ich weder Vertrauen in die Politik noch in die Aussagen der Götter in Weiss, was es deren Aussagen auf medizinischen Bereich betrifft. Und den Politikern noch weniger auf Gesetzesebene. Die vergangenen mehr als zwei Jahre haben es bewiesen. Ich werde einen Teufel tun, um die Abstimmung im Mai mit einem Ja zu versehen.
Das dritte Modell, eine Verpflichtung zu Erklärung, ("mandatory choice") als Ergänzung zur Zustimmungsregelung scheint mir die beste und passende Lösung. (Eingeführt in Deutschland). Das Argument der Aufwand sei zu hoch, ist nicht stichhaltig!