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El cambio social ha dado lugar a un nuevo género de literatura nacional. Tras haber sido un país de emigrantes, Suiza se ha convertido desde hace mucho tiempo en uno de inmigrantes. Esto se refleja también en su literatura, que ya no se centra en las idílicas tradiciones de antaño, sino que aborda críticamente el tema de los orígenes.
Quienes van en busca de sus raíces nos conducen con frecuencia hacia lejanas comarcas: esta dimensión internacional caracteriza la nueva literatura multicultural suiza. Hace nueve años, Melinda Nadj Abonji recibió los premios suizo y alemán del libro por su novela “Tauben fliegen auf” [“Las palomas emprenden el vuelo”], donde abordaba un tema que hacía vibrar la cuerda sensible de la sociedad suiza: la llegada y marginación de una familia de inmigrantes en su nueva patria.
Ya en 1970, la autora Anna Felder, originaria del Tesino, describía, en “Tra dove piove e non piove”, la existencia singular de estos hijos de inmigrantes italianos, cuyos padres trabajan y que están solos en casa al regresar del colegio. Muchos autores han seguido su ejemplo, como Dante Andrea Franzetti o Franco Supino, que relatan la generación de los secondos. En Romandía, Agota Kristof eligió la lengua de su nueva patria para recordar a Hungría, su país natal. Los libros de Max Lobe (Camerún) o Elisa Shua Dusapin (Corea) en francés, de Dorian Catalin Florescu (Rumanía) o Kathy Zarnegin (Irán) en alemán, muestran cómo la búsqueda de raíces familiares se expande por todo el mundo. Libros como éstos enriquecen el ámbito literario suizo con nuevas historias e imágenes procedentes de otras culturas, confiriéndole más color y diversidad.
Corre el año 1968, el mundo se encuentra en plena efervescencia tras las huelgas y protestas estudiantiles. En Berna también soplan vientos de cambio. Stettler es un respetado decorador de escaparates, de casi 60 años, que trabaja para el almacén más grande de la ciudad. Un día llega un joven colega cuyas ideas renovadoras harán que sus antes admirados escaparates parezcan sosos y anticuados. El mundo de Stettler se derrumba. Se siente amenazado, lleno de ira y deseos de venganza. El final es amargo: un escaparate totalmente distinto de Stettler sella su caída, él no encuentra nada bueno en tantos cambios y pierde la oportunidad de vivir una historia de amor con una pianista.
La novela de Sulzer es inteligente y sensible, escrita en un lenguaje preciso y con un extraordinario don del relato. Sulzer, nacido en 1953, vive en Basilea y ha escrito numerosas novelas y ensayos.
Arno Camenisch, “Herr Anselm” (Engeler) El monólogo divertido y sutilmente melancólico de un valeroso portero de escuela.
Ivna Žic, “Die Nachkommende” (Matthes-Seitz) Un brillante debut literario sobre el tema de la llegada y la separación, la identidad y la patria.
Ruth Schweikert: “Tage wie Hunde” (S.Fischer) El diario conmovedor de una paciente enferma de cáncer, que procura alivio a todo el mundo.
Johanna Lier: “Wie die Milch aus dem Schlaf kommt” (Brotsuppe). La búsqueda de las raíces judías en Europa del Este e Israel.
Martin Suter, “Allmen und der Koi” (Diogenes), Divertida novela policíaca sobre un pez ornamental japonés.
Martin R. Dean: “Warum wir zusammen sind” (Jung und Jung). ¿Qué mantiene el amor en tiempos de desamor y ajetreo?
Franz Dodel: “Nicht bei Trost: Capricci” (Ed. Korrespondenzen). Una toma de conciencia relajada, constante y poética de la propia vida.
Francesco Micieli: “Vom Verschwinden der Cousine” (Zytglogge). Una prima evoca recuerdos de la propia historia migratoria.
Ilma Rakusa: “Mein Alphabet” (Droschl). Un diccionario de la vida en capítulos cortos y, a menudo, llenos de anécdotas.
¿Quién mató a la periodista que trabajaba en un pequeño balneario de Los Hamptons? ¿Quién es el verdadero culpable del cuádruple homicidio que estaba investigando la joven mujer? Esta es la trama que propone la cuarta novela del ginebrino Joël Dicker, autor traducido a más de cuarenta lenguas. El guión, al estilo de una serie norteamericana, con sus sucesivos flashbacks, funciona, pero no deja de parecer algo estereotipado. ¿Y el estilo? Joël Dicker desarrolla una escritura sin mucho relieve, marcada por expresiones convencionales. Sus personajes son caricaturas. Como, por ejemplo, ese abogado neoyorquino, superestrella de la profesión, llamado… Starr. Pero ojo, críticos, ¡apartaos! El autor transmite el mensaje a través de un tal Meta Ostrovski. ¿Qué máxima defiende este crítico literario? “Ante todo, no amar jamás. Amar significa debilidad.” Esta indirecta a los inevitables detractores de la obra de Dicker se deja ver en su novela policíaca: un poco ingenua, un poco teatral. Por otra parte, la “Desaparición” se salva de una cierta trivialidad gracias a su agudo humor un poco inocente.
Roland Buti, “Grand National” (Zoé), Una novela concisa y tierna sobre un hombre de mediana edad en crisis.
Pascal Janovjak: “Le Zoo de Rome” (Actes Sud), Una visita al zoológico de Roma se convierte en el espejo de la historia del siglo XX.
Colectivo, “Tu es la sœur que je choisis” (éd. D`En Bas) Varias autoras de la Suiza romanda se expresan en torno a la huelga de mujeres del 14 de junio de 2019.
Blaise Hofmann, “la fête” (Zoé), “Fête des Vignerons” 2019 – Las aventuras de un libretista del espectáculo.
Laurence Boissier: “Safari” (art&fiction / Der gesunde Menschenversand). Observaciones concisas sobre lo típicamente humano escritas en alemán, francés y dialecto bernés.
Alessandro dirige un programa de radio nocturno en el cual los oyentes llaman y hablan libremente. Después de un programa tormentoso en el que comete una torpeza, se ve obligado a tomar unas vacaciones. Al otro lado del océano, empieza a reencontrarse consigo mismo. Los capítulos alternan de manera inteligente entre las llamadas de los oyentes y la crónica de su estancia en EE. UU. La delgada línea entre seriedad y observación frente a lo absurdo y el humor deja espacio para historias y piezas musicales. Los códigos QR pueden leerse por móvil para reproducir las canciones en YouTube.
Pierre Lepori, nacido en 1968 en Lugano, vive en Lausana. Autor y corresponsal cultural de Schweizer Radio, tradujo él mismo su novela al francés.
Flavio Stroppini, “Comunque. Tell” (Capelli), La leyenda de Guillermo Tell, narrada e ilustrada en un tono amargo e irónico.
Marco Zappa, “AlVentAlBoffa...Ammò” (Dadò), Los magníficos textos del musico tesinés, editados en ocasión de su 70.o aniversario.
Matteo Terzaghi: “La Terra e il suo satellite” (Quodlibet) / “Die Erde und ihr Trabant” (Brotsuppe). Miniaturas poético-filosóficas sobre la niñez, la escritura y el mundo. En alemán e italiano.
Lo llaman “Bub” (“chico”). Tras el suicidio de su padre, crece con sus abuelos y su bisabuela en un pueblo de montaña de los Grisones. Con sus citas históricas, ideas estrafalarias y pensamientos filosóficos, el abuelo manco marca su crianza, al igual que la abuela, callada pero dominante. Cada página es una miniatura que enriquece su historia familiar y la formación de su carácter. El lenguaje de Leo Tuor es sencillo, ligero y poético.
El libro de este autor retorromano, publicado inicialmente en 2002, está disponible en versión revisada en dos lenguas. Peter Egloff logra una excelente traducción al alemán de esta exquisita prosa. Leo Tuor, nacido en 1959 en los Grisones, vive en el Valle de Sumvitg (Surselva, Grisones).
Una joven está parada en el borde de un tejado y amenaza con saltar. Permanece allí casi dos días, concentrando la atención de toda una ciudad. Simone Lappert, nacida en 1985 en Aarau, parte de este incidente para presentar a una serie de personajes de distintas generaciones con sus respectivas reacciones, confiriendo a cada uno de ellos un carácter singular. Encontramos ancianos desgastados por la vida, jóvenes para los que todavía todo es posible y personas de la generación intermedia, devoradas por sus obligaciones profesionales. Entre esos personajes están Manu, la chica que amenaza con saltar del techo, y su encantador novio Finn, un mensajero por bicicleta, junto a dos personas mayores resignadas que cada vez tienen más pérdidas con su tienda de comestibles. También un indigente que vende papeles con preguntas para los transeúntes, una adolescente que quiere autolesionarse para no ir a su clase de natación, y Roswitha, la propietaria de la cafetería donde se reúnen los personajes de la novela. Simone Lappert nos relata maravillosas historias sobre cada personaje, pero mantiene deliberadamente el secreto en torno a Manu y su salto. La idea del salto, que termina en una red tendida por los bomberos, puede parecer algo artificial; pero la presentación de los distintos personajes, de sus sufrimientos y alegrías, da realmente vida al libro y recuerda a la novela de Carson McCullers “El corazón es un cazador solitario”, de 1940, en la que también una serie de inolvidables personajes dan una vida intensa a toda una ciudad.
Charles Linsmayer
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