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Esta singular historia de amor tiene su origen en una experiencia perturbadora: en 2007, Nicole Herzog-Verrey, suiza residente en el extranjero y asidua veraneante en los Alpes del Valais, fue de excursión al glaciar Trient, junto con unos amigos españoles. Sin embargo, donde años atrás se alzaba un imponente arco de hielo, ya no quedaba nada. Esto le causó profunda tristeza, escribe en la introducción de Gletscherliebe. Glacier, mon amour [“Amor por los glaciares. Glaciar, mi amor”]. A raíz de esta memorable excursión se preguntó cómo podría usar su talento artístico para llamar la atención sobre las consecuencias del cambio climático.
Durante los catorce años siguientes, Herzog-Verrey visitó cada verano varios glaciares alpinos de Suiza y Francia, hasta un total de cuarenta glaciares en 2022. Así surgió un libro de fotografías que revela la belleza efímera de este mundo amenazado: desde imponentes desplomes glaciares y juegos de luz azul turquesa hasta graciosos primeros planos de rocas y bloques de hielo que se yerguen en el paisaje cual majestuosas estatuas.
Al recopilar su documentación, la autora no tenía pretensiones científicas, sino que se dejó guiar por sus emociones: “Cuidé de ‘mis’ glaciares, como si fueran seres sufrientes”. Las impresiones que Nicole Herzog-Verrey experimentó ante el espectáculo de este desvaneciente mundo de hielo, las plasma en breves textos introductorios a los capítulos sobre los distintos glaciares. La autora visitó algunos de estos lugares varias veces a lo largo de los años. Le interesaban especialmente las lenguas glaciares, donde el retroceso del hielo es más evidente; por ejemplo, al pie del glaciar del Ródano, en el puerto de Furka, donde el hielo se cubre con telas protectoras en verano para evitar que se derrita la gruta glaciar, accesible a los turistas.
El prólogo del libro se debe a Herbert Volken, guía de montaña del Valais que acompañó a la fotógrafa en una excursión de dos días al glaciar Aletsch. “Es muy raro”, escribe Volken, “encontrarse con una persona que contempla y aprecia las innumerables bellezas y excepcionales maravillas naturales con una mirada tan atenta y una sensibilidad tan aguda”.
Nicole Herzog-Verrey nació en Zúrich en 1947; tiene raíces en la Suiza francófona y vive en Madrid. Trabajó durante veinticinco años como fotógrafa para varias revistas y es artista visual independiente desde 2005.
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