Los prejuicios negativos asociados a la vejez están muy arraigados en nuestra sociedad obsesionada por la juventud y el rendimiento, pero se basan esencialmente en la ignorancia y en temores difusos. Así lo demuestra la psicóloga del desarrollo Pasqualina PerrigChiello en su nuevo libro. Esta catedrática emérita de la Universidad de Berna nos explica que, si bien envejecer conlleva pérdidas, también conlleva ganancias, así como oportunidades de crecimiento personal. Ninguna generación anterior a la nuestra ha tenido tantas oportunidades de gestionar su vejez, subraya la autora, gracias a la mayor esperanza de vida, a una mejor salud a lo largo de los años y a las numerosas libertades individuales conquistadas.
Perrig-Chiello arroja una luz interesante sobre las tres transiciones principales que se producen a partir de la mediana edad: primero, la transición hacia la segunda mitad de la vida, en torno a los 40 años; luego, la transición a la tercera edad, marcada por la jubilación, que las leyes suizas fijan en 65 años; y luego, la transición a la vejez, a partir de los 80 años, aproximadamente. “Son fases de incertidumbre, búsqueda de orientación y mayor vulnerabilidad, en las que hay que desechar la antigua identidad y encontrar la nueva”, escribe la experta. En estas etapas afloran diversas preguntas: ¿Cómo afronto el envejecimiento físico? ¿Qué ha sido de mis grandes sueños? ¿Quién soy sin mi trabajo? ¿Cómo me enfrento a la necesidad de recibir ayuda? Y, por último: ¿Cómo veo mi vida en retrospectiva?
Own your Age: “Asume tu edad”, nos alienta Perrig-Chiello desde el propio título de su libro: acepta los cambios que vendrán de todos modos. La psicóloga propone estrategias concretas para cada transición, basando sus consejos en los hallazgos científicos sacados de su larga experiencia profesional. Da ejemplos de cómo hombres y mujeres han ido encontrando su propio camino, y cómo esto no solo les beneficia a ellos, sino a menudo también a las personas de su entorno.
Pasqualina Perrig-Chiello nos brinda una valiosa y completa orientación que sitúa el desarrollo individual en su contexto social. El libro es profundo, pero de fácil lectura; va a contracorriente de los prejuicios peyorativos tan frecuentes en el discurso público –por ejemplo, cuando el cambio demográfico solo se presenta como factor de crisis o cuando se pronuncia un despectivo “OK, boomer”. Según la autora, las investigaciones demuestran que adoptar una percepción negativa de la vejez es perjudicial para la salud. En otras palabras: liberarnos de los estereotipos solo puede redundar en beneficio nuestro.
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