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El 24 de noviembre de 2024, el electorado rechazó el proyecto de ampliación de las autopistas por valor de 5 000 millones de francos, con un 52,7 % de votos en contra. También en el ámbito del derecho de arrendamiento, se opuso a dos propuestas del Parlamento Federal.
“No, no y otra vez no”: el último referendo de 2024 se saldó con un amargo revés para el Gobierno y el Parlamento. Los suizos rechazaron tres de las cuatro propuestas del Parlamento Federal: además de la ampliación de la red de autopistas, también rechazaron dos propuestas tendientes a flexibilizar la ley de arrendamientos. Los votantes únicamente dieron luz verde a la reforma sanitaria, destinada a unificar la financiación de las prestaciones del seguro médico.
Por su parte, la “Quinta Suiza” se mostró menos crítica con las autoridades: el 24 de noviembre, a diferencia de la mayoría de los votantes, los suizos en el extranjero apoyaron tanto el préstamo para ampliar las autopistas, como una de las dos controvertidas enmiendas al derecho de arrendamiento (véanse los gráficos). Por consiguiente, se decantaron por la postura del Consejo Federal y del Parlamento en tres de las cuatro propuestas. Esto confirma la tendencia de la “Quinta Suiza” a seguir más de cerca la línea oficial a la hora de votar.
En el interior del país, en cambio, la confianza en las autoridades parece algo mermada: en el primer año de la nueva legislatura, el Gobierno solo ganó siete de las doce votaciones. La izquierda (PSS) y los sindicatos triunfaron en cinco ocasiones en 2024, sobre todo con su iniciativa para introducir una 13.ª mensualidad de la pensión del SVS (véase Panorama 3/2024). Estos éxitos electorales de la izquierda adquieren especial relevancia si se tiene en cuenta que el Parlamento se había desplazado marcadamente hacia la derecha en las elecciones federales de otoño de 2023. En este contexto, el triple “no” es una clara señal de rechazo a la política de fuerza de los partidos conservadores: la UDC, el PLR y el Centro, que actualmente marcan la pauta en el Gobierno y el Parlamento.
El 24 de noviembre, además del PSS, también volvieron a ganar los Verdes. Gracias a su campaña contra la expansión “excesiva” de las autopistas (véase Panorama 5/2024), el bando ecologista logró tocar la fibra sensible de la población, como demostró una encuesta realizada tras la votación. Además de la preocupación por el clima, también influyó el temor a que la ampliación de la red de autopistas pudiera incrementar aún más el tráfico. Este argumento de los opositores resultó especialmente convincente para las mujeres, pues nada menos que el 60 % de ellas votó en contra.
Los hombres, en cambio, se mostraron más favorables al automóvil: el 56 % aceptó la propuesta que, según sus partidarios, solo pretendía eliminar los embotellamientos en algunos tramos de autopista. Quizá sea ésta la razón por la que los partidarios del “sí” se mostraron demasiado confiados. De todos modos, su eslogan “Por una Suiza que avanza” no convenció a la mayoría.
Michael Hermann, politólogo y encuestador, interpreta el “no” a la ampliación de las autopistas como el síntoma de una “enfermedad de crecimiento”: mucha gente considera que Suiza crece a un ritmo demasiado acelerado. “Temen que Suiza se vuelva cada vez más gris y hormigonada”, declaró Hermann a los diarios del grupo Tamedia.
Tras este rechazo popular, está claro que los nuevos proyectos de construcción de carreteras lo tendrán difícil. Según el Ministro de Transportes, Albert Rösti (UDC), queda descartada la ampliación de la autopista A1 de extremo a extremo. El Consejo Federal y el Parlamento querían ensanchar al menos a seis carriles las transitadas autopistas entre Lausana y Ginebra, así como entre Berna y Zúrich.
Con un 53,3 % de los votos a favor, los suizos respaldaron la financiación uniforme de las prestaciones del seguro médico. La “Quinta Suiza” también se mostró favorable a la modificación de la ley. Esta enmienda supondrá un aumento de la atención ambulatoria y contribuirá así a reducir costes. Las autoridades esperan un ahorro de hasta 440 millones de francos.
Por una vez, los sindicatos salieron perdiendo en la votación. Se habían opuesto al proyecto alegando, entre otras cosas, que pudiera afectar a la calidad de la asistencia y a las condiciones laborales del personal sanitario.
En materia de derecho de arrendamiento, todo sigue igual. Con el 51,6 % de votos en contra, el electorado rechazó la introducción de normas más estrictas para el subarriendo. El objetivo del proyecto de ley era combatir los abusos: los inquilinos habrían tenido que obtener el consentimiento explícito y por escrito del propietario para cualquier subarriendo. Ahora, al igual que antes, solo tienen la obligación de informar.
Algo más contundente (53,8 %) fue el “no” a la propuesta tendiente a facilitar la rescisión del contrato de alquiler por necesidad propia. Por consiguiente, los propietarios seguirán teniendo la obligación de demostrar que tienen una necesidad “urgente” de un apartamento o una casa para ellos o para parientes cercanos si desean rescindir un contrato de alquiler vigente. La “Quinta Suiza” también se negó a flexibilizar esta norma para favorecer a los propietarios.
Animada por esta victoria, la asociación de inquilinos se prepara ya para nuevas batallas: ya el domingo de la votación, esgrimió la amenaza de un referendo en caso de que el Parlamento adoptara otros planes para “desmantelar los derechos de los inquilinos”: por ejemplo, para fijar los precios del alquiler. Si esto ocurre, una vez más será el pueblo quien tenga la última palabra.
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