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Desde abril, tres de los cuatro partidos del Consejo Federal tendrán nuevos presidentes. Particularmente sorpresiva ha sido la dimisión de Toni Brunner.
Directivos del más alto nivel, jefes de ventas, figuras emblemáticas hacia el exterior y domadores hacia dentro: los presidentes de partidos son omnipresentes y constituyen la encarnación de la política. Cuando tres presidentes de los cuatro partidos del Consejo Federal dimiten al mismo tiempo, el asunto se convierte en tema nacional. Desde abril, los líderes de los liberales radicales (PLR), de los demócrata-cristianos (PDC) y de la Unión Democrática de Centro (UDC), Philipp Müller, Christophe Darbellay y Toni Brunner, necesitarán sucesores en las reuniones de sus partidos.
La renuncia de Darbellay, del Valais, fue a regañadientes, porque la limitación de la duración de los mandatos le costó el escaño en el Consejo Nacional. Un Presidente de un partido, dice una ley no escrita, debería estar representado también en el Parlamento. Por eso, ya a mediados de 2015 anunció su renuncia. Por el contrario, Müller se retira por razones estratégicas: en sus propias palabras, quiere iniciar el cambio generacional en el momento oportuno. Müller sacó a flote a su partido y fue uno de los ganadores en las elecciones del pasado otoño.
Si la renuncia de Philipp Müller fue de por sí una sorpresa, la dimisión escenificada por el líder de la UDC, Toni Brunner, en los primeros días de 2016, fue un auténtico golpe de efecto. Brunner deja el mando en la cúspide de su carrera: con casi 30 % de los votos, la UDC es hoy más fuerte que nunca, y en diciembre logró asimismo recuperar un segundo escaño en el Consejo Federal. Brunner estaba orgullosísimo y se sentía a sus anchas. Y poco antes de Navidad anunció al “Neue Zürcher Zeitung” que él y el líder del grupo parlamentario, Adrian Amstutz, seguirían liderando el partido en las siguientes elecciones: “No está previsto ningún cambio”, declaró. Sin embargo, unas tres semanas después, dio al traste con esta afirmación. Si damos crédito a la versión oficial del partido, hacia principios del nuevo año Brunner llegó de repente a la conclusión de que quería “de ahora en adelante concentrarse más en la labor política como Consejero Nacional, y en su propia explotación agrícola.” Las verdaderas razones seguirán siendo un secreto de los estrategas de la UDC, a los que no les gusta que les miren las cartas.
De todas formas, la Directiva del partido sigue fiel a su programa e indica el camino a seguir. Cuando anunció la dimisión de Brunner, ya había decidido quién sería su sucesor: el Consejero Nacional bernés Albert Rösti, de 49 años. Estamos ante un comportamiento singularmente autocrático en un partido que se considera a sí mismo el paladín de la democracia directa, pero sofoca todo debate amplio en su seno sobre la decisión en torno al nombramiento de su principal figura. Incluso si a última hora se hubiera presentado otra candidatura, habría tenido muy pocas posibilidades frente a Rösti.
Con Albert Rösti, la UDC procede a un cauteloso cambio de imagen. Rösti dirigió con éxito las elecciones del pasado otoño. Como la UDC ha absorbido prácticamente todos los votos de la derecha y también disputa electores a otros partidos conservadores, pudo renunciar a su lenguaje estridente y conducir una campaña electoral más bien moderada. Este ingeniero agrónomo es discreto, lo que le permitiría ganar puntos sobre todo en la Suiza francófona y el Tesino, justamente allí donde la UDC quiere crecer. Pero Rösti defiende los principales objetivos del partido, tan fielmente como lo hacía Toni Brunner. De eso se sigue encargando el todopoderoso Christoph Blocher, que también ha anunciado su dimisión como Vicepresidente de la UDC para abril, si bien no se retirará completamente de la política. Este multimillonario de Herrliberg sigue siendo el principal financiero del partido y seguirá moviendo los hilos entre bastidores.
Pese a todo, puede considerarse que la sorpresiva dimisión de Toni Brunner, apadrinado de Blocher, marca el inicio de la era post-Blocher. Albert Rösti garantiza la continuidad temática, pero también es un político que tiene excelentes relaciones con los demás partidos, acepta opiniones divergentes y no se burla de los políticos con otras ideas. Más que un ideólogo, es un político que se ocupa de cosas concretas y no hace de cualquier problema un asunto de vida o muerte para la nación. Por otra parte también hay tendencias radicalizadoras dentro de la UDC: el nuevo Consejero Nacional y Director de la “Weltwoche“, Roger Köppel, la nueva Consejera Nacional y Directora de Ems-Chemie, Magdalena Martullo-Blocher, el Consejero Nacional de Zug y ex candidato al Consejo Federal, Thomas Aeschi, y otros más, forman una nueva guardia, cuya línea política es a menudo más punzante y provocativa que la de la Directiva hasta ahora al frente del partido.
La gran pregunta ahora es cómo se desarrollará el partido bajo la dirección conciliadora de Albert Rösti. La UDC seguirá siendo definitivamente un partido de derecha; pero al mismo tiempo podría suavizar un poco la tendencia al populismo agresivo y presentarse como el gran partido popular conservador de derecha. También podría ser que Rösti fingiera ser el “amigable” líder de un partido que se orientará cada vez más hacia una derecha nacionalista radical, conforme a sus principios fundamentales.
La segunda gran pregunta es cómo se desarrollará la relación de la UDC con el PLR y el PDC. En el último periodo legislativo hicieron en reiteradas ocasiones un “conservador cierre de filas”, pero que en realidad nunca llegó a concretarse. Es muy poco probable que las nuevas presidencias de los partidos cambien algo al respecto. Sigue habiendo grandes diferencias en cuanto a política europea, exterior y aspectos sociales. Sin embargo, podrían colaborar más estrechamente en materia de política económica, social, financiera, energética y medioambiental, sobre todo si se imponen en abril los actuales candidatos del PLR y el PDC.
Al cierre de la presente edición de “Panorama Suizo” aún no se había dado a conocer la lista definitiva de los candidatos a la presidencia del PLR y del PDC en abril próximo. En las filas de los liberales, la Consejera Nacional de Schwyz, Petra Gössi, de 40 años, decidió presentar su candidatura. Gössi , quien preside ya el PLR del cantón de Schwyz, se sitúa claramente a la derecha de los partidos de centro. Lo mismo puede decirse del Consejero Nacional del PDC, de Zug, Gerhard Pfister, de 54 años. Hasta el cierre de la presente edición habían desistido otros posibles candidatos, en particular los del ala centro-izquierda del PDC.
Aun si las presidencias son asumidas por representantes del ala derecha de cada partido, esto no significa que se acerquen automáticamente a la UDC. Lo que está claro, es que la colaboración entre los grandes partidos conservadores no será más fácil. Porque la prioridad de cualquier líder de un partido consiste en recalcar las diferencias que lo separan de sus competidores, por motivos de imagen. Como quiera que sea, si los tres nuevos presidentes son Albert Rösti, Gerhard Pfister y Petra Gössi, se entenderán más fácilmente entre sí que sus antecesores, gracias a su carácter más bien reservado.
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