Política
Política
Política
Política
Tema Clave
Política
Política
Política
El proceso de transformación de empresario a político aún no ha concluido para Johann Schneider-Ammann, incluso cinco años después de incorporarse al Consejo Federal. Quizá por eso sea el Presidente de la Confederación más adecuado para el año 2016.
Al Consejo Federal le espera un año extremadamente difícil. A finales de 2016 podría celebrarse un amplio referéndum sobre Europa y la vía bilateral. Por otra parte, al Parlamento le tocará debatir sobre dos grandes proyectos de reforma: la seguridad de la jubilación y Suiza como centro fiscal. Ambos plantean delicadas preguntas relativas a la justicia distributiva, y en ninguno de los dos casos se puede fracasar. A esto hay que añadir la frágil situación económica.
El que Johann Schneider-Ammann haya asumido justo ahora el cargo de Presidente de la Confederación, no ha generado olas de entusiasmo. No obstante, hay razones fundadas para suponer que el Ministro de Economía es el hombre adecuado en el momento adecuado.
Está claro que en el Consejo Federal hay políticos mucho más habilidosos para la comunicación. Las intervenciones de Johann Schneider-Ammann en el Consejo son miel sobre hojuelas para los satíricos suizos: igual que una vez se contaban chistes sobre el Consejero Federal Kurt Furgler, hoy uno se divierte con las maniobras comunicativas y las meteduras de pata de este magistrado del PLR. Porque a pesar de que suele concederse hoy en día gran importancia a la autenticidad, la opinión pública no duda en pitorrearse de este Consejero Federal que se niega sistemáticamente a que sus discursos y mensajes sean retocados por asesores y profesionales de la comunicación.
Lo que los políticos y los medios critican es extraordinariamente bien acogido fuera de esos círculos, en su contacto con el público. Tanto si habla con aprendices de la construcción de carreteras, como con dirigentes de la economía o genios suizos de la informática en la sede de Google en Mountain View, California, el Consejero Federal Schneider-Ammann no tarda en verse inmerso en una animada charla. Con su interés sincero y exento de toda pretensión, Johann Schneider-Ammann deja huella en mucha gente.
Esta circunspección con la que afronta las particularidades de los asuntos políticos podría también estar relacionada con el hecho de que entró en la política a través de vías no convencionales. En 1981, este electrotécnico graduado por la Escuela Politécnica Federal ETH se incorporó a la empresa de la familia de su esposa en Langenthal. Son tiempos duros para la industria, pero Schneider-Ammann asciende muy rápidamente y dirige el Grupo Amman con gran éxito, en la difícil coyuntura de los años 80 y 90.
Sus ambiciones políticas se despiertan tarde: en 1999, a los 47 años, asume la presidencia de la Asociación de la Industria Suiza de Maquinaria, Electricidad y Metalurgia (Swissmem). Pocos meses después da el salto al Consejo Nacional.
En 2010, cuando Hans-Rudolf Merz anuncia su dimisión, Schneider-Ammann es el perfecto candidato para los liberales: un político popular, un empresario fiable y un funcionario de asociación que se ha ganado sus éxitos y que, por suerte, apenas tiene contactos con los desacreditados grandes bancos y con los “desplumadores”. El 22 de septiembre de 2010, la Asamblea Federal lo elige, junto con su compañera de cantón, Simonetta Sommaruga, para el Consejo Federal.
Aunque entretanto se ha integrado bien en su Departamento de Economía, Formación e Investigación (DEFI), aún no ha concluido totalmente su transformación de empresario enérgico a político hábil en el arte de pactar. Esto quedó patente, por ejemplo, en el conflicto sobre el registro de tiempos de trabajo. Casi seis años habían litigado la Confederación, los empresarios y los sindicatos sobre cómo aplicar la obligación del control de tiempos de trabajo, estipulada en la legislación laboral. Sin resultado. Finalmente, Schneider-Ammann intervino: a excepción de los dos partidos principales alejó de la mesa de negociaciones a todos los socios que participaban en las negociaciones, y de repente todo empezó a funcionar muy rápidamente.
Pese a tales enérgicas maniobras, no pocas veces se le acusa en el Consejo Federal de falta de determinación. Quizá se trate de un malentendido: se sabe que es sumamente escéptico frente a las intervenciones estatales, y por eso quizá decide no actuar, y sólo tras una larga y minuciosa evaluación de la situación.
Así lo hizo así tras el “shock del franco” en enero de 2015. Por todas partes se pedía a gritos una ayuda estatal, un nuevo tipo mínimo de cambio del euro, programas coyunturales y otras medidas más. El Ministro de Economía escuchó pacientemente las reivindicaciones y después se decidió por la opción que, en vista del creciente alarmismo, resultaba prácticamente insostenible frente al público: no hizo nada.
Entretanto, el curso de los acontecimientos parece darle la razón: el shock del franco ha resultado ser un “minishock”. Con su circunspección, Schneider-Ammann no sólo ha ahorrado al Estado una considerable suma, sino que además ha puesto a prueba su perseverancia y su competencia económica. Ambas son cualidades que con toda seguridad necesitará en su año presidencial 2016.
Comentarios
Comentarios :
Betreffend dem "Frankenschock": Er tat genau das Richtige! Die Politik von der SNB fernhalten! Die SNB hat dann schon das Richtige getan. Hände weg von der SNB! (Die letzte hoffentlich noch nicht total korrupte Institution der Schweiz!)