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Ninguna nueva central nuclear, menor consumo, más energías renovables: el 21 de mayo se votará sobre la “Estrategia energética 2050”, contra la que la UDC ha lanzado un referéndum.
Su nombre oficial es “Estrategia energética 2050. Primer paquete de medidas”. Sin embargo, la palabra “paquete” se queda corta: el término “baúl” sería más apropiado, ya que se someterá a votación un documento de 47 páginas. Tan sólo la nueva ley energética contiene 77 artículos, y además se modificarán varios decretos, desde la ley sobre el CO2 hasta la ley sobre la energía nuclear, pasando por la de ordenación territorial, sobre la electricidad y el abastecimiento eléctrico. Durante tres años, estas medidas han sido objeto de intensos debates en el Parlamento.
Todo empezó en 2011, con la catástrofe nuclear de Fukushima, en Japón. Ya el mismo año, el Consejo Federal y el Parlamento decidieron renunciar progresivamente a la energía nuclear. Al mismo tiempo, la situación de los mercados internacionales ha evolucionado rápidamente y el surgimiento de nuevas tecnologías ha modificado la relación que entre sí guardan las distintas fuentes energéticas. Todo esto requiere, según el Gobierno y el Parlamento, una reorganización global del sistema energético suizo. En pocas palabras, hay que aumentar la eficiencia energética y reducir el consumo, además de fomentar y ampliar el uso de las energías renovables.
El punto más sobresaliente y polémico de todo este proyecto de ley, es la renuncia a la energía atómica. De lo que se trata, es de prohibir la construcción de nuevas centrales nucleares; sin embargo, las actuales podrían seguir funcionando por tiempo indeterminado, mientras los órganos de supervisión las consideren seguras. A juicio de los Verdes esto es insuficiente, por lo que han promovido una iniciativa popular para exigir no sólo la prohibición de construir nuevas centrales nucleares, sino también la clausura, de aquí al 2029, de las cinco que a la fecha existen en Suiza. Los electores juzgaron estas demandas demasiado radicales: el 27 de noviembre de 2016 rechazaron la propuesta.
Sin embargo, no se ha abandonado el objetivo de renunciar a largo plazo a la energía nuclear, la que deberá sustituirse en parte por energías renovables. Suiza posee, con sus centrales hidroeléctricas, una abundante fuente de energía renovable, que cuenta además con una larga tradición. Pero el porcentaje de las “nuevas” energías renovables (energía solar, forestal, eólica, geotérmica; biomasa y calor ambiental) va en aumento en el abastecimiento energético de nuestro país. Hoy por hoy sólo el 21,4 % de la energía consumida en Suiza procede de fuentes de energía renovables, cuyo uso debe, por lo tanto, fomentarse sustancialmente. Sería conveniente que la producción de electricidad a partir de estas fuentes pase de los actuales tres teravatios/hora, aproximadamente, a más de once en 2035, lo que representaría cerca de la mitad de lo que a la fecha producen las centrales nucleares suizas.
Se incrementarían los fondos destinados a promover las energías renovables. El recargo sobre la red aumentaría 2,3 centavos para los consumidores, lo que para una familia de cuatro personas representaría unos 100 francos anuales, es decir, 44 francos más que actualmente. Asimismo, para fomentar las energías renovables sería preciso facilitar la construcción de plantas de producción en reservas naturales. Y las grandes centrales hidroeléctricas existentes serían subvencionadas con 0,2 centavos por kilovatio/hora, procedentes del recargo sobre la red.
Para alcanzar estas metas, además de fomentar las energías renovables es preciso también aumentar la eficiencia energética. De aquí al 2035, el consumo de energía por persona y año debe disminuir un 43 % con respecto al del año 2000, y el consumo de electricidad un 13 %. El instrumento central para conseguirlo es el Programa Edificios ya existente, que deberá ampliarse aún más. En el futuro, 450 millones de francos procedentes del impuesto sobre el CO2 podrían asignarse anualmente a este proyecto, en lugar de los 300 millones actuales. Además, se fomentaría la eficencia energética de edificios, también mediante incentivos fiscales. Los importadores de vehículos estarían sujetos a normas más estrictas para que el parque automotor sea más ecológico. Además, el Consejo Federal podría dictar pautas para que el consumidor final cuente con sistemas inteligentes de medición, control y regulación.
Para la UDC esto es demasiado, por lo que ha decidido lanzar un referéndum. En su opinión, la estrategia energética es “desastrosa” para Suiza. Su Presidente, Albert Rösti, ha declarado en varias ocasiones que todavía no es el momento de decidir cómo deberá ser el panorama energético en 35 años. Se puede dejar tranquilamente que el mercado lo regule: los sistemas con mayor eficiencia energética se impondrán por sí mismos. “Si no nos oponemos a la ley sobre la energía, los precios de la electricidad, la gasolina y el petróleo aumentarán en los próximos años; esto afectará sobre todo a las zonas rurales, las familias, las pequeñas y medianas empresas y las explotaciones agrícolas, así como a los arrendatarios”. Las medidas previstas acarrearán gastos exorbitantes, de unos 3 200 francos por familia y año, asevera Rösti. Sin embargo, esta cifra es muy controvertida y se considera incluso falaz, ya que no puede derivarse del proyecto de ley que será sometido a votación.
La UDC ha incluido también en sus cálculos el segundo paquete de medidas, que prevé un sistema de gestión en materia climática y energética. Pero, por una parte este proyecto de ley todavía no ha sido discutido en el Parlamento, y por otra no se considera que pueda obtener una mayoría de votos.
El Consejero Nacional Toni Brunner, predecesor de Rösti como Presidente de la UDC, advierte: “Si nos precipitamos y renunciamos a casi el 40 % de la electricidad que generan nuestras centrales nucleares, ésta deberá ser sustituida. Querer recurrir exclusivamente para ello a las energías renovables como la eólica y la solar, es una gran utopía”, afirma Brunner. “Los parques eólicos alteran y afean nuestros paisajes, los nuevos proyectos de centrales hidroeléctricas suscitan oposición y los tejados con placas solares no cubrirán la brecha. Suiza tendrá que importar la electricidad que le falta, ya sea de las centrales nucleares francesas o de las centrales térmicas de carbón de Alemania, lo cual nos hará aún más dependientes y más vulnerables a las presiones del extranjero”.
Éste es un cálculo erróneo, opinan los partidarios de la estrategia energética, es justamente al contrario: quien crea que un “No” y por tanto el status quo es lo correcto, pasa por alto la realidad, declaró el Consejero Nacional por el PDC Daniel Fässler durante el debate parlamentario: “Tres de las cinco centrales nucleares serán retiradas de todas formas de la red durante los próximos años –con o sin estrategia energética–. Esto corresponde aproximadamente al 14 % de la actual producción de electricidad. Si prevalece el “No”, la electricidad que dejará de producirse tendrá que ser sustituida por importaciones de la UE, se incrementará considerablemente la dependencia del extranjero y se debilitará la seguridad del abastecimiento”, explica Fässler. “Las inversiones no se harán en Suiza, sino en la UE, en detrimento de nuestra economía”.
El Jefe del grupo parlamentario del PS, Roger Nordmann, recalcó: “Las centrales nucleares se están volviendo obsoletas, tienen cada vez más averías y resultan deficitarias. Si pretendemos seguir por el mismo camino habrá que construir nuevas centrales. Además de que esto no sería deseable por razones de seguridad, no sería realista política y jurídicamente y sería aventurado desde un punto de vista económico”. Si se rechaza la estrategia energética, no se podrá reforzar la energía hidráulica ni las otras energías renovables. “Suiza dependería en amplia medida de la importación de energía eléctrica sucia”, advierte Nordmann. Esto acrecentaría aún más los riesgos, ya que el abastecimiento energético de Suiza depende ya actualmente al 65 % de las energías fósiles, tales como el petróleo y el gas.
Imagen La “Estrategia energética 2050” pretende fomentar el uso de energías renovables como la eólica. En la foto: una planta de energía eólica en el puerto de Nufenen. Foto Keystone
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I am waiting for the courts in the US to pass judgement in September on who demonstrated what and who owes what to whom. Please include that option in your new regulations. C.C.
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