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Las fuerzas aéreas suizas deberán seguir adelante sin el nuevo avión de combate: el pueblo rechazó
la compra de los 22 Gripen suecos.
Desde el principio hubo turbulencias en el negocio de armamento del Departamento de Defensa, Protección civil y Deporte (DDPD). En la campaña electoral, el Gripen tuvo dificultades adicionales por desaciertos y fallos de comunicación. Al final, la compra del avión de combate sueco – en sustitución de los 54 “Tiger-jets“ – fue rechazada en el referéndum popular del 18 de mayo de 2014 con un 53,4% de votos en contra.
Los partidarios argumentaban que estos nuevos aviones, junto con los 32 F/A-18 de los que ya se dispone, constituyen el mínimo absoluto para asegurar el espacio aéreo. Hacia el final de la campaña electoral entró además en juego la crisis de Ucrania, que en su opinión demostraba la gran inseguridad del mundo en el que vivimos. Los detractores –socialdemócratas, verdes y el Grupo para una Suiza sin Ejército (GSsE), que habían lanzado este referéndum contra el proyecto de ley – argumentaban que esos millones hacían falta para cubrir proyectos urgentes de la Confederación, por ejemplo en el sector de la educación, los transportes y las pensiones (AVS/AHV), y que de todas formas las fuerzas aéreas suizas son ya desproporcionadamente grandes, que para el control policial aéreo bastan los F/A-18.Es el primer no en unos comicios sobre cuestiones del ejército. Esta vez no ha funcionado la tradicional lealtad hacia el ejército, debido a muy diversos motivos que se remontan a varios años. Así, por ejemplo, tras la elección del Gripen se puso en tela de juicio el proceso de selección. Incluso numerosos políticos conservadores dudaban de la calidad de este avión, lo que condujo a grandes retrasos en el proceso parlamentario.
Aunque los conservadores hayan llegado más o menos a un consenso, de sus propias filas surgió un comité contra el Gripen, sobre todo apoyado por los verdes liberales. Con ello el frente de los detractores se extendió mucho más allá de los círculos críticos con el ejército y los partidos de izquierdas. Empezaron a acumularse las dudas sobre la política financiera, con cuestiones como si no se debería orientar la defensa nacional más consecuentemente a formas de amenaza mucho más realistas como los ciberataques, el terrorismo, las graves catástrofes medioambientales, la delincuencia organizada, etc. en vez de a guerras „clásicas“.Tras los comicios se criticó asimismo al Ministro de Defensa, Ueli Maurer, y se le reprochó su falta de habilidad en la campaña electoral, como constataron los partidarios y los detractores del Gripen. Así trascendió que Maurer se había dejado asesorar por Suecia a la hora de planificar su estrategia, contó chistes machistas, trató mal a los medios – y elevó la votación sobre los Gripen a la categoría de cuestión vital para el ejército, lo que enfadó incluso a los partidarios. No está claro aún qué pasará ahora. Lo que es seguro es que el no a un nuevo avión de combate no es un no al ejército, pero sí tiene mucho que ver con la futura orientación de la defensa nacional en Suiza.
Fue un duro revés para los sindicatos: Su iniciativa en favor de un salario mínimo fue aniquilada de forma contundente por un 76,3% de votos en contra. El objetivo era fijar un sueldo mínimo legal de 22 francos por hora o unos 4000 francos al mes. Los sindicatos no lograron movilizar ni siquiera a todos los potenciales votantes de izquierdas, ya que fue rechazada mucho más claramente que la iniciativa 1:12 contra los salarios astronómicos, sobre la que se votó el pasado noviembre. Es obvio que la mayoría no desea intervenciones estatales en la política salarial.
Sin embargo el nuevo artículo constitucional que obliga a la Confederación y a los cantones a garantizar los servicios médicos básicos mediante el fomento de los médicos de cabecera fue aprobada por una clara mayoría del 88%. Esa ley se basa en una iniciativa ideada por los médicos que posteriormente fue retirada en favor de la contrapropuesta del Consejo Federal.
También el tema de la iniciativa contra la pederastia es muy popular, y finalmente fue aprobada por el 63,5%. De ahora en adelante, quien esté condenado ejecutoriamente por delitos sexuales contra niños o personas dependientes no podrá volver a trabajar nunca más con niños durante el resto de su vida. Los detractores, que se oponían a esta iniciativa popular por considerarla desproporcionada, no lograron convencer con sus argumentos.
Por primera vez desde la catástrofe nuclear de Fukushima en 2011 se incluyó en la agenda electoral de Suiza una cuestión relacionada con la energía, si bien sólo en el cantón de Berna. Una iniciativa popular quería que se desactivara inmediatamente la central nuclear de Mühleberg, a las puertas de la ciudad de Berna, con una antigüedad de 40 años, objeto de repetidas críticas en parte por graves fallos de seguridad. No obstante, esta iniciativa ha sido ahora rechazada por un 63,3% de votos en contra. Las centrales bernesas (BKW) decidieron, ya antes de la iniciativa popular, desactivar el reactor en 2019. Tras la catástrofe de Fukushima el Consejo Federal sentó como principio la renuncia a la energía nuclear, pero de momento sólo se dispone de un esbozo en lo referente a la nueva política energética.(JM)
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