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El fallo del Tribunal Europeo de Derechos Humanos a favor de las “abuelitas defensoras del clima” ha suscitado gran controversia en Suiza. En Europa, animará a las organizaciones ecologistas a presentar demandas similares contra sus respectivos gobiernos.
Fue todo un éxito para estas incansables activistas: a principios de abril de 2024, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) falló a favor de las “abuelitas defensoras del clima”. “Esto es lo máximo a lo que podíamos aspirar, algo que no nos atrevíamos a creer”, declaró Rosmarie Wydler-Wälti a la televisión suiza SRF en cuanto se dio a conocer la sentencia. El proyecto de las “Klimaseniorinnen” fue promovido y financiado por Greenpeace.
Los jueces de Estrasburgo sentenciaron que Suiza estaba violando los derechos humanos de las abuelas por no haber hecho lo suficiente para combatir el calentamiento global, fundamentándose en el artículo 8 del Convenio Europeo de Derechos Humanos (CEDH) que garantiza el derecho al respeto de la vida privada y familiar. El Tribunal amplió este artículo de modo que incluyera la protección del clima. Los Estados, dictaminó el TEDH, deben tomar las medidas apropiadas para evitar que la temperatura global alcance un nivel que tenga consecuencias graves e irreparables para los derechos humanos. El tribunal consideró que había habido “lagunas críticas” en el establecimiento del marco normativo suizo; por ejemplo, las autoridades no habían cuantificado los objetivos nacionales de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero sobre la base de un presupuesto de carbono. Además, Suiza no había alcanzado sus anteriores objetivos de reducción de CO2.
Esta sentencia sienta un precedente en Europa: es la primera vez que un tribunal transnacional reconoce directamente un derecho humano a la protección del clima. Los 46 Estados del Consejo de Europa podrían ahora ser requeridos por sus ciudadanos para revisar y, en caso necesario, ampliar su política climática con el fin de proteger los derechos humanos.
Los jueces de Estrasburgo no dijeron qué implica concretamente la sentencia para Suiza. No es tarea del Tribunal dictar a Suiza la forma en que debe alcanzar sus objetivos climáticos. Ahora corresponde a la Confederación tomar medidas para una mayor protección climática y presentarlas al Comité de Ministros del Consejo de Europa, encargado de supervisar la aplicación de las sentencias en cada Estado miembro.
Como primer paso, las abuelas activistas exigen ahora al Consejo Federal que encargue un análisis científico de los objetivos climáticos de Suiza, teniendo en cuenta el presupuesto nacional de CO2 y el presupuesto mundial restante de CO2.
Sin embargo, la sentencia del Tribunal no solo ha provocado regocijo y satisfacción; también ha sido objeto de duras críticas, incluso entre quienes están a favor de una mayor protección del clima: entre ellas, la ex Jueza Federal Brigitte Pfiffner, miembro del Partido Verde. En una entrevista concedida al diario SonntagsZeitung, Pfiffner declaró que el Tribunal se extralimita en sus competencias al pasar por encima de la legislación nacional, e incluso de las decisiones que emanan de la democracia directa de un país. Con ello, Pfiffner aludía al referendo de 2021, en el que los electores rechazaron la Ley de CO2 que, entre otras disposiciones, habría introducido un impuesto sobre los billetes de avión. En su opinión, el Tribunal está interfiriendo en la política nacional, en lugar de ajustarse al texto del Convenio.
La ex Jueza Federal también declaró que los jueces no habían explicado adecuadamente por qué un grupo de la sociedad civil (las KlimaSeniorinnen) tenía de repente derecho a demandar, ni qué derechos humanos se habían violado específicamente. Además, criticó Pfiffner, el Tribunal tampoco demostró de forma convincente que la política climática suiza había menoscabado el derecho de este grupo de personas a la intimidad y a la vida familiar, como estipula el artículo 8 del CEDH.
En cuanto a la posible existencia de un nexo causal entre las lagunas de la política climática suiza y el aumento de las temperaturas y las olas de calor a las que se refieren las demandantes, el Tribunal no profundizó en el asunto. Un Estado solo puede considerarse responsable de tales daños, dijo Pfiffner, si las autoridades competentes hubiesen tenido una posibilidad real de cambiar el resultado o mitigar los efectos adversos adoptando medidas razonables. Sin embargo, aunque Suiza hubiese reducido a cero sus emisiones de gases de efecto invernadero, ello no habría frenado el aumento global de las temperaturas, ya que su cuota en las emisiones mundiales de CO2 es demasiado reducida.
Algunos temen que la sentencia conduzca a trivializar y politizar los derechos humanos. Utilizar garantías de derechos humanos jurídicamente vinculantes para resolver cuestiones tan controvertidas como la protección del clima, significa usarlas como herramientas políticas. Pero también hay otras opiniones al respecto. Así, para el experto en derecho público Markus Schefer, residente en Basilea, la sentencia sobre el clima constituye una “evolución lógica” de la jurisprudencia anterior. Los derechos fundamentales consagrados en el CEDH se formulan deliberadamente de forma abierta para garantizar su protección a largo plazo, declaró Schefer a NZZ am Sonntag. Los tribunales tienen la importante tarea de aplicar la ley ante las nuevas amenazas que puedan surgir.
Pero la sentencia también podría provocar el efecto inverso y debilitar la política de protección climática: algunos electores podrían rechazar futuras iniciativas a favor del clima, no por lo que realmente está en juego, sino por el afán de enviar una señal de rechazo a la influencia de los “jueces extranjeros”. En otro ámbito, la sentencia de Estrasburgo podría tener el efecto colateral de mermar aún más las ya de por sí delicadas perspectivas de que Berna alcance un acuerdo institucional con la UE.
De hecho, la sentencia ha causado conmoción en Berna. Por ejemplo, las comisiones de asuntos jurídicos de ambas cámaras del Parlamento han instado al Consejo Federal a que no aplique la sentencia, algo sorprendente por parte de políticos electos en un país que se rige por el Estado de Derecho.
De cara al futuro, es probable que otras organizaciones europeas de protección del medio ambiente se sientan alentadas por la sentencia de Estrasburgo y lleven sus propios casos climáticos ante el TEDH. Esto se debe a que la sentencia garantiza a las asociaciones y organizaciones el acceso a la justicia en materia climática. Así, el grupo ecologista Deutsche Umwelthilfe cree que su demanda contra el gobierno alemán, que llevó al TEDH en 2022, tiene ahora posibilidades reales de prosperar.
Para profundizar en el tema: Retrato de la activista climática Rosmarie Wydler-Wälti, en www.revue.link/climatica
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Comentarios :
J'apprécie beaucoup la Revue Suisse mais j'ai été choqué par le parti-pris de l'article rapportant le jugement de la Cour européenne des droits de l'homme en faveur des Aînées pour le climat. Cet article est à charge et ne prend pas la peine de rappeler l'ampleur de l'enjeu: toutes les régions du monde sont menacées par le dérèglement climatique en cours et la situation s'aggrave année après année. La Suisse contribue plus que la plupart des autres pays avec une empreinte carbone moyenne d'un habitant de la Suisse qui dépasse les 10 t/an alors que la neutralité carbone à laquelle il faut arriver au plus vite est à 2 t/an environ.
Les arguments avancés pour critiquer le jugement sont inacceptables: dire, par exemple, que même si la Suisse avait réduit à zéro ses émissions de GES, cela n'aurait pas freiné la hausse des températures est un argument éculé régulièrement utilisé par ceux qui veulent freiner toute action climatique. C'est comme si une personne condamnée pour ne pas avoir payé ses impôts relativisait en disant que cela ne changerait pas le budget du pays. Tous les pays doivent contribuer à l'effort et ceux qui ont l'empreinte la plus élevée par habitant, plus que les autres. La Suisse ne fait pas un effort suffisant, malgré ses engagements internationaux (accords de Paris) et les conséquences pour sa population. Il est donc normal qu'elle soit condamnée et la réaction de la classe politique montre qu'elle n'est pas à la hauteur des enjeux.
Diese Seniorinnen sollten sich mal in Asien rumschauen. Da wäre viel zu tun für den Klimaschutz. Aber es interessiert keinen, weil man kein Geld damit macht. In der Schweiz wird genug fürs Klima gemacht. Hinter diesen Damen wird eine ganz andere Gruppe stecken.
Im Krieg ist die Lüge eine Waffe. Aber der WW2 ist schon längst vorüber. Warum glauben wir immer noch den Lügen unserer Feinde? Warum werden wir, die wir uns für die Wahrheit einsetzen noch immer verfolgt, verurteilt und bestraft? Die Antwort ist, weil der Feind keine Pressefreiheit will, das gilt auch für uns.