Literatura
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Walter Ackermann (1903-1939) popularizó la aviación, pero vivió también su lado oscuro.
En los años 1930, cuando el piloto Walter Ackermann tomaba el tren en el aeropuerto de Dübendorf para ir a Zúrich, sus aficionados lo perseguían hasta la estación central de esta ciudad, con la esperanza de lograr uno de sus codiciados autógrafos. Hecho significativo: así conoció a la mujer cuyo destino se entrelazaría con el suyo. Sin embargo, en aquella época casi nadie era consciente de que Ackermann no solo era uno de los primeros pilotos comerciales modernos, sino también un temprano crítico del excesivo tráfico aéreo.
Walter Ackermann nació el 19 de abril de 1903, en Zúrich. Cuando estudiaba en el instituto de bachillerato, quería ser escritor; sin embargo, abandonó esta idea tras un encuentro memorable con James Joyce, padre de uno de sus compañeros: no podía imaginarse trabajando en un solo libro durante seis años, y tampoco conocía a ningún lord que lo financiara, como suponía que era el caso de Joyce... Al final decidió formarse como piloto militar; comenzó a trabajar en la aerolínea Ad Astra Aero en 1927 y, a partir de 1931, para Swissair, recorriendo Europa durante doce años
Pero esto no le impidió desplegar su talento literario: documentó sus experiencias en obras que conquistaron a un amplio público, como Bordbuch eines Verkehrsfliegers [“Diario de vuelo de un avión de línea”, 1934] y Fliegt mit! [“¡Volad conmigo!”, 1937], aunque cosechó su mayor éxito en 1936, con la novela epistolar Flug mit Elisabeth [“Elisabeth vuela conmigo”], que combina la experiencia de vuelo con una delicada historia de amor entre la hija de un músico y el piloto Werner Rickenbach. Pero mientras que la joven siente una indefinible nostalgia por los países lejanos, el piloto, en su existencia ajetreada y desarraigada, y a pesar de su fascinación por la técnica, siente que su vida amenaza con perder su verdadero sino. Al final, Rickenbach decide dejar de volar. De regreso en un DC-3 al encuentro de Elisabeth, escucha la canción “Glocken der Heimat” [“Campanas de la patria”] en Radio Beromünster; le viene a la memoria el poema de C. F. Meyers “Was treibst du, Wind?”, que evoca unas campanadas que resuenan sobre el lago, sin que se sepa si repican a boda o tocan a muerto.
La historia de amor relatada en la novela fue real. La Elisabeth de Walter Ackermann era la peluquera zuriquesa Erna Fisch (1910-2007), que se dirigió a él en 1930 en el tren de Dübendorf a Zúrich y a quien, en una turbulenta relación, quiso transformar en una fina dama, como la de su novela. La boda se celebraría, por fin, a principios de agosto de 1939. Pero esto no ocurrió.
En la tarde del 20 de julio de 1939, tras un vuelo regular Zúrich-Viena-Zúrich, Ackermann se aprestaba para ir a escoger con su prometida la vajilla para su futuro hogar. Pero mientras sobrevolaba Friedrichshafen, falló uno de los dos motores de su Ju 86, y cuando quiso realizar un aterrizaje forzoso en Constanza, falló también el segundo. El avión se estrelló, segando la vida de sus seis pasajeros.
En el funeral se declaró que el accidente se debió a un error humano, para no ofender a Alemania y su industria aeronáutica, mientras que todo el mundo en Swissair sabía que el avión tenía flagrantes defectos. Sin embargo, Erna Fisch recibió una última carta de Walter Ackermann, escrita en Ámsterdam el 15 de julio de 1939, en la que expresaba pensamientos melancólicos sobre la vida y la muerte. En ella, al igual que Werner Rickenbach al final de Flug mit Elisabeth, citaba un breve poema; era una copla de Gottfried Keller: «Dios, ¿qué he hecho? / Sin compañero en la primavera, / Sin un dulce beso, / ¿Habré de morir sin conocer el amor?».
“¿Lo ves? Esto es lo trágico de nuestra vida entre lugar y lugar. Pasamos tan solo un par de horas en todas partes, y en todas partes somos solo huéspedes. No echamos raíces en ningún sitio. Y vemos tanto, que ya no vemos absolutamente nada. En la profesión de piloto, ¿no es como si uno fuera dependiente de una mujer, una mujer cautivadora y única, de la que sin embargo uno sabe que todo el amor y todo el sufrimiento por ella en realidad no valen nada?”
Walter Ackermann, “Die halbe Million” [El medio millón], en “Flug mit Elisabeth und andere Aviatica”, Huber-Verlag, Frauenfeld 1999
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Comentarios :
Die Literaturseite von Charles Linsmayer finde ich immer sehr spannend. Ich öffne sie jeweils zuallererst. Vielen Dank der Redaktion und dem Autor.