Editorial
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Cada vez son más las familias suizas preocupadas por poder llegar a fin de mes. Por simple que parezca, esta declaración no deja de causar sorpresa, ya que, al fin y al cabo, estamos hablando de familias que viven en uno de los países más ricos del mundo. ¿Serán lamentos de un pueblo mimado? ¿Habrá olvidado nuestra gente lo que significan las penurias materiales en otros países, fuera de ese oasis de prosperidad que es Suiza?
Pero estas preguntas retóricas no tienen cabida aquí, pues negarles sus preocupaciones a los preocupados no les da mayor tranquilidad. Así que no está de más repetirlo: a pesar de unos salarios impresionantes y un buen panorama laboral, cada vez son más las familias suizas, incluso de clase media acomodada, que temen no poder llegar a fin de mes. ¿Qué ha ido mal?
Una interpretación superficial de este fenómeno podría ser que Suiza posee estándares muy elevados en numerosos ámbitos. El precio de muchos bienes y servicios es de vértigo. Pero, por encima de todo, a menudo no queda más remedio que echar mano de la cartera. Mejor que nadie lo saben los inquilinos: ante los alquileres astronómicos que imperan en Suiza, por más que quieran ahorrar dinero optando por una vivienda más pequeña, su modestia no les sirve de nada, ya que en Suiza no se construyen viviendas para inquilinos poco exigentes.
Lo mismo ocurre en el ámbito de la salud: la asistencia médica es excelente, pero se paga con elevadísimas primas de seguro. Para muchas familias, el alquiler y el seguro médico son las dos partidas de gastos más importantes. En nuestro dosier “Tema clave” exponemos más factores que alimentan los miedos existenciales que se extienden actualmente, también entre las clases medias.
Pero dejemos a un lado este angustiante tema y pasemos a una nota más amena y relajante con Dayana Pfammatter. Esta cantante de yodel, cuyo retrato engalana nuestra portada, es considerada una pionera de la música folclórica en Suiza. Fue la primera que obtuvo un máster en yodel, en la Universidad de Ciencias Aplicadas de Lucerna. Dayana Pfammatter nos viene a demostrar lo equivocados que están quienes temen que la música folclórica se esté volviendo académica, pues sus nuevos conocimientos no han alterado en absoluto su amor por la tradición y el terruño.
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