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Un grupo de estudiantes suizos estableció un récord mundial al acelerar su coche eléctrico de 0 a 100 km/h en menos de un segundo. La clave de su éxito es un aspirador de alta potencia.
¡Vaya espectáculo! El bólido arranca como cohete y frena en forma casi instantánea. Como si inspirara y espirara una sola vez. Apenas pasaron tres segundos y el vehículo eléctrico pilotado por Kate Maggetti ya se detuvo. Necesitó tan solo 0,956 segundos y poco más de diez metros para alcanzar los 100 kilómetros por hora.
El auto eléctrico de la ETH acelera el doble que un bólido de Fórmula 1.
El 12 de septiembre, un grupo de estudiantes de la ETH de Zúrich y de la Escuela de Ciencias Aplicadas y Artes de Lucerna batieron un récord mundial en los terrenos del parque de innovación de Dübendorf. Nunca antes un vehículo eléctrico había logrado acelerar de 0 a 100 km/h en tan poco tiempo. El récord anterior, de 1,461 segundos, lo había establecido un año antes un equipo de la Universidad de Stuttgart.
El vehículo, que ahora entrará en el Libro Guinness de los récords, se llama “Mythen”, como las dos cumbres del cantón de Schwyz. Su peso total, incluida la piloto, es de solo 180 kilogramos y su potencia supera los 300 CV. Todos sus componentes, desde las placas de circuitos hasta el chasis y los cuatro motores alojados en los cubos de rueda, fueron desarrollados por los propios estudiantes. “Dedicaron hasta el último minuto libre a trabajar en este proyecto”, afirma Matthias Rohrer, del club deportivo AMZ de Zürich.
Fundado en 2006, el AMZ permite a los estudiantes diseñar un nuevo vehículo cada año para participar en competiciones. Hay que dedicar muchísimo trabajo a estos automóviles, pero es algo apasionante, comenta Matthias Rohrer. Este “entorno técnico altamente sofisticado” brinda a los estudiantes la oportunidad de poner en práctica sus conocimientos teóricos.
En la tentativa de superar la mejor marca lograda hasta la fecha, la transmisión de fuerza también juega un papel clave. La principal dificultad radica en transmitir la fuerza del motor al suelo de la forma más eficiente posible. Sin dispositivos especiales, las ruedas patinarían, lo que generaría mucho humo y poca velocidad.
La clave del éxito consistía en reducir al mínimo la masa del vehículo y aumentar al máximo la adherencia al suelo. Para aumentar este agarre, “hemos desarrollado un sistema innovador”, continúa Rohrer. Se trata de un dispositivo de succión instalado debajo del vehículo, justo encima de la carretera, “equiparable a un aspirador que al succionar queda pegado a la alfombra”.
Aunque este aparato solo absorbe una pequeña parte de la potencia del motor, crea una presión de contacto de unos 180 kilos. Esta presión se suma al peso del vehículo y de la piloto. Esto duplica prácticamente la fuerza de fricción de los neumáticos.
Lo importante es que el dispositivo de succión actúe desde el primer metro. Esto es esencial en una competición de cero a cien. No serviría de nada instalar alerones delanteros y traseros, como en la Fórmula 1, ya que estos solo generan presión a partir de cierta velocidad.
Para mejorar aún más las prestaciones de su automóvil, los estudiantes integraron un sistema de control de tracción. Cuando una rueda amenaza con patinar, la potencia se ajusta de inmediato para evitarlo. “Esto nos permitió ir al límite”, comenta Rohrer. Por último, se procede a calentar los neumáticos antes del arranque para aumentar aún más su adherencia.
Con esta obra maestra de la técnica se logró batir con creces el récord de aceleración. “Esperamos mantener el nuestro durante mucho tiempo”, dice Rohrer.
Se trata de transmitir al suelo la potencia del motor. Si las ruedas patinaran, solo se generaría mucho humo y poca velocidad.
Pasar de 0 a 100 km/h en 0,956 segundos es digno de admiración. Los coches de Fórmula 1, los autos eléctricos de carreras y los deportivos potentes requieren más de dos segundos para ello. Y sin embargo, hay vehículos aún más rápidos: los dragsters. Con sus motores de 10 000 CV y sus enormes ruedas traseras, logran esta aceleración en 0,6 segundos.
Ahora dejemos volar la imaginación para hacernos una idea de lo extremas que son estas aceleraciones: ¿Qué pasaría si el “Mythen” no tuviera que frenar y pudiera seguir acelerando? Por ejemplo, durante el tiempo de lectura de este artículo. Tras 150 segundos, la piloto Kate Maggetti ya estaría viajando a una velocidad cercana a los 16 000 km/h y, suponiendo que hubiese partido de Ginebra, acabaría de salir de Suiza por St. Margrethen, a orillas del Lago de Constanza.
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