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“Birdly” es un dispositivo de realidad virtual que permite experimentar las mismas sensaciones que un pájaro. Concebido en la Escuela Superior de Arte de Zúrich, ahora es comercializado por la empresa emergente Somniacs.
“Inventar un avión no es nada extraordinario. Construir uno puede llegar a serlo; pero volar lo supera todo”. Con esta cita del pionero de la aeronáutica, Otto von Lilienthal, Max Rheiner, el creador de “Birdly”, abrió su discurso en el simposio World.Minds de Zúrich, en 2014. Este profesor de la Escuela Superior de Arte de Zúrich (ZHdK) contó en aquella ocasión al público que desde la infancia soñaba con volar y que había ideado una máquina que permitía transformarse virtualmente en un pájaro.
Actualmente, “Birdly” es considerado como uno de los dispositivos de realidad virtual más prometedores del mercado y es comercializado por la empresa emergente Somniacs. Sin embargo, la aventura de su creación empezó como un proyecto de investigación artística en la ZHdK. “El objetivo era explorar la inmersión total del cuerpo en la realidad virtual”, explica Nathalie Enderle, responsable de comunicación de Somniacs. “El proyecto se enfocó en la experiencia de vuelo de un pájaro desde un punto de vista sensorial y emocional, y trabajamos en particular con una asociación protectora de aves”. Por eso, los usuarios quedan maravillados tras una sesión con “Birdly”: experimentan la sensación de volar con todo el cuerpo. ¿No es esto un sueño universal?
Para conseguirlo, Max Rheiner y su equipo concibieron un aparato que se asemeja más a la mesa de un quirófano que a un águila real. El usuario se instala en “Birdly” con los brazos colocados sobre alas de madera, que puede mover para desplazarse por los aires. Después, se pone unas gafas de realidad virtual y auriculares. Un ventilador situado delante de su cabeza echa aire para simular la sensación de velocidad. Luego, vistas aéreas hiperrealistas, basadas en fotos tomadas desde un avión, pasan delante de sus ojos. El paisaje ha sido concebido para que corresponda al punto de vista de un pájaro. El usuario se lanza así por los aires y roza los rascacielos de Nueva York o las crestas del monte Cervino. Decide en qué dirección volar girando las alas o moviendo el cuerpo. Si dirige la mirada hacia sus brazos, en su campo visual aparecerán auténticas alas emplumadas, acentuando aún más esta experiencia de inmersión.
Desde sus primeras presentaciones en público, “Birdly” ha hecho furor. Se habló de él incluso en la Swissnex 2014 de San Francisco, en el Salón de las Nuevas Tecnologías de Laval Virtual en Francia en 2015 y en el Festival South by Southwest en Austin, Texas, el pasado marzo. La prensa americana lo elogia y lo califica como una experiencia de realidad virtual fantástica y futurista.
Animados por el éxito alcanzado, en 2015 los creadores de “Birdly” decidieron crear la empresa emergente Somniacs. Con sede en Zúrich, esta compañía cuenta ahora con una plantilla de ocho empleados. Sus listas de pedidos están colmadas, pero no tiene caso pedir un “Birdly” para uso doméstico: “Birdly no está concebido para usarse en casa”, subraya Nathalie Enderle. “Es demasiado técnico y voluminoso. Hemos optado por una versión de alta gama. Birdly tiene un coste elevado, equiparable al de un coche de lujo”. Los clientes de Somniacs son museos, parques de atracciones e institutos científicos.
Pese a su éxito, Max Rheiner y su equipo no se duermen en los laureles y continúan trabajando con vistas a mejorar su máquina para volar, sobre todo en lo relativo a la calidad de los paisajes que se divisan. “Actualmente sólo se pueden sobrevolar Nueva York y el Cervino”, puntualiza Enderle. “Queremos añadir más paisajes, tanto reales como fantásticos. Asimismo, deseamos añadir una dimensión lúdica, por ejemplo con elementos como los huevos de Pascua, que habría que encontrar escondidos en el paisaje”.
Y los creadores de “Birdly” siguen pensando en otras aplicaciones futuras para su máquina, en el ámbito del urbanismo o la sanidad.
Imagen Volar como un pájaro: el invento suizo Birdly da alas a los seres humanos. Foto: Keystone
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Ça doit être passionnant..quelle expérience à porté de tout un chacun sans même se froisser une plume!
Ici au pays d'Icar, nous nous réjouissons d'en profiter..un jour ?.