Editorial
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El presente editorial no se ha redactado en las oficinas de Panorama Suizo en Berna, sino en el otro extremo del planeta, en un lejano suburbio de Tasmania. Viajar a las antípodas permite observar las cosas desde un ángulo distinto: incluso el derecho al voto del que gozan los suizos y las suizas que viven en el extranjero se aprecia desde otra perspectiva.
Se trata de un derecho que en Suiza suele ser objeto de críticas recurrentes. Algunos se preguntan si debería otorgarse también a quienes nunca han vivido en nuestro país. Aquí, en esta isla remota, se encuentra una joven suiza que jamás ha estado en su patria y que, a pesar de todo, ejerce su derecho al voto. Llamémosla Sofía. En otoño, Sofía quiere participar por primera vez en las elecciones federales. En un primer momento, su opinión resulta un poco desconcertante: votar es algo laborioso, ya que al principio se desconocen muchos temas. Aunque a continuación añade un “pero” importante: el sobre que llega de Suiza suscita animadas conversaciones dentro de la familia en torno la situación actual de Suiza; las oportunidades presentes y los retos del futuro. Por lo tanto, para nuestra joven suiza en el extranjero, participar en la vida política no significa tomar decisiones únicamente en función de una Suiza idealizada, la de su historia familiar, sino de la Suiza real, la Suiza del presente. Al ejercer su derecho al voto se siente un poco más suiza, se siente más cerca de su lejana patria.
¿Qué hay de criticable en eso? Cabe aclararlo para todas las Sofías que viven en el extranjero: la crítica no necesariamente va dirigida en contra de ellas; más bien se trata de una cuestión de política interior. En Suiza, los extranjeros y extranjeras perfectamente integrados, tales como los “secondos” nacidos en Suiza, apenas si pueden participar en la vida política. Una cuarta parte de la población con residencia permanente paga impuestos, pero no tiene ni voz ni voto en materia política. Para muchos se trata de un dilema de la democracia directa, que provoca sentimientos recelosos hacia aquellos ciudadanos que participan desde lejos. Para tratar de remediar este problema, los cantones de Neuchâtel y Jura permiten a los extranjeros votar a nivel cantonal. Además, los cantones de la Suiza francófona autorizan a sus municipios a introducir el derecho al voto para de los extranjeros a nivel locmunicipal: una tendencia que dista mucho de haberse extendido a la totalidad del país.
Por cierto: ¿usted quiere votar en otoño, pero todavía no está inscrito en el registro? La presente edición de Panorama le explica qué hacer en este caso.
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In meiner Sicht die Schweiz soll so bleiben (rechtlich wie auch independent weise) wie es unsere forefathers and the laws have outlaid in 1291 and since. Being a Schweizer muss etwas besonders bleiben and we can't change laws und politic bei window shopping and bias media reports. Die Schweizer and Switzerland verdient mehr.