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¿Es el deportista más amado por los suizos un ser divino? Es la pregunta que Panorama suizo ha formulado a dos teólogos aficionados al deporte.
Denis Müller, profesor honorario de la Universidad de Ginebra, ha escrito “Le football, ses dieux et ses démons” [El fútbol, sus dioses y demonios]. Por su parte, Olivier Bauer, suizo del cantón de Vaud, es autor de una obra sobre la religión que profesan sus fans a los jugadores de hockey sobre hielo del equipo de Montreal. ¿Qué piensan de este cómic donde Roger Federer está predestinado a una carrera sobrenatural?
“Es divertido”, comenta Denis Müller, “pero apenas creíble. Federer es un campeón excepcional, pero que se ha construido con paciencia a sí mismo, con altibajos. Es el resultado de un aprendizaje, de un don y de las circunstancias”. Para Müller, el loco amor que el público profesa al tenista es una “cuasi religión, una imitación de la religión, que se mantiene a distancia de la auténtica religión [...]”.
“No existe la Iglesia Federer, pero sí la de Maradona”, explica divertido el Profesor Olivier Bauer, porque reitera que “la finalidad del tenis es la victoria, es decir, aplastar al rival” y que “Roger Federer es un producto destinado a ganar dinero, fines que no suelen ser los de una religión.” Además, el teólogo señala el carácter desmesurado de las ganancias obtenidas por la estrella del tenis. “Que una sola persona acumule tanto dinero es una injusticia fundamental.”
¿Se habrían sublimado las aspiraciones religiosas de los helvéticos en el amor a este deportista, presentado de forma humorística como el sucesor de Jesucristo? “Jesucristo murió en una cruz a los 33 años”, responde Denis Müller, “y sus logros fueron de tipo lingüístico o terapéutico. A sus 36 años, Federer se prepara para una segunda carrera, más que para una resurrección.” El teólogo recuerda que el tenista ya ha caído en varias ocasiones. “Ha sufrido mononucleosis, y a veces ha fracasado ante jugadores mediocres. De hecho, Federer nos anima a ser mejores, a defender mejor nuestro país; pero todo el mundo sabe que no es ningún ser divino. En teología no solemos confundir a Jesús de Nazaret con Dios, ni tan siquiera en teología trinitaria: Cristo es el hijo de Dios, el crucificado”.
Olivier Bauer dice que podemos interpretar la figura del tenista suizo con instrumentos teológicos, pero sin apelar a lo divino. Más bien clasificaría a Federer entre los santos. “Es un hombre ideal, un modelo a seguir, en un momento histórico en que la gente se siente unida a través del deporte, mientras que en el pasado esto ocurría más bien a través de reuniones patrioticas, como las fiestas de lucha suiza, o en la iglesia”. Además, el deportista de Basilea sería un modelo perfecto de helvetismo. “Genera mucho consenso, un poco como Bernhard Russi. A algunos además les gustaría que Suiza se mantuviera como Federer, sin hacer mucho ruido.”
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