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A pesar de la buena fama de la que goza la escuela pública en Suiza, los establecimientos de nivel básico enfrentan cada vez más dificultades para encontrar docentes debidamente formados. Tal es el caso de la escuela de Schötz. Sin embargo, en esta localidad del cantón de Lucerna se considera la falta de personal docente como una oportunidad para reinventar la escuela.
“Normalmente nos portamos muy bien y nos esforzamos mucho”: así es como se describe a sí misma y a sus compañeros de clase una niña de primero del colegio de Schötz, en el cantón de Lucerna. Lo hace en un vídeo que el Director de la escuela primaria subió a los medios sociales en primavera de 2021. Este vídeo era parte de un esfuerzo desesperado por encontrar a alguien que diera clase a los niños de primer grado, quienes, por cierto, tenían muy claro qué características debía tener su maestro o maestra: “Queremos que juegue bien al fútbol”, “que sea agradable y no nos regañe”. A finales de 2022 apareció la maestra de sus sueños.
De ello se alegra también el Director del colegio, Peter Bigler, quien nos recibe en el despacho de su escuela, donde trabajan cien docentes. “Gracias al vídeo encontramos a alguien que en ese momento estaba dando la vuelta al mundo”, cuenta Peter Bigler. El vídeo fue una novedad absoluta en Suiza, porque, hasta entonces, las escuelas públicas no habían tenido que esforzarse demasiado por encontrar personal.
La escuela primaria goza de buena fama en Suiza: el 95 por ciento de los alumnos acude a una escuela pública y tan solo el 5 por ciento a una privada. En una comparación internacional, los suizos tienen un elevado nivel de confianza en la escuela pública. Además, en Suiza suele considerarse la educación como la principal o, incluso, la única “materia prima” del país. En este contexto, hasta hace poco las escuelas no experimentaban grandes dificultades para encontrar docentes con una buena formación. Desde hace dos años, la cosa ha cambiado: ahora solo se postulan unos pocos profesores a las vacantes, e incluso llega a suceder que no se reciba ni una sola solicitud. Esto se debe, entre otros motivos, a que el número de docentes que se jubilan supera el de los que ingresan a la profesión. Además, según los cálculos del Gobierno federal, el número de escolares no ha dejado de crecer desde 2016 y probablemente seguirá haciéndolo hasta 2031. La combinación de estos dos factores hace que las escuelas públicas afronten un problema de personal. Otro fenómeno viene a agravar la situación: en Suiza, sobre todo en los niveles escolares inferiores, trabajan principalmente mujeres, en la mayoría de los casos a tiempo parcial. Esto significa que una escuela requiere más profesoras para poder cubrir la carga de trabajo a tiempo completo.
Esta situación es especialmente grave en la Suiza de habla alemana, mientras que en la Suiza occidental y el Tesino es un poco menos crítica.
Thomas Minder, Presidente de la Asociación Suiza de Directores de Colegios, también se ve obligado a usar todos los medios a su alcance para poder cubrir las plazas vacantes con el personal apropiado. Recibe cada vez más solicitudes de empleo de personas que no han cursado la carrera de magisterio o que no tienen el nivel de cualificación requerido para el empleo que solicitan. En caso de emergencia, también se emplea a estos postulantes. “Yo mismo acudí a alguien de mi entorno privado que, al parecer, tenía talento para tratar con niños, en vista de que no encontrábamos a nadie más”, comenta Thomas Minder. Sin embargo, esto resultó innecesario, ya que al poco tiempo se pudo cubrir la plaza con personal especializado. “Llegamos a tener a una o dos personas por equipo sin formación docente, pero no más”, continúa. “Y esto, siempre y cuando el colegio (es decir, el cuerpo docente) se encargue de supervisar la calidad de la enseñanza”.
En Suiza, de la guardería al noveno grado acuden 975 000 niños y niñas a la escuela, en más de 11 600 establecimientos. La enseñanza primaria goza de muy buena fama: el 95 % de la población infantil asiste a una escuela pública.
Se desconoce cuánto personal está impartiendo clases en Suiza sin contar con la debida formación docente. La Oficina Federal de Estadística solo registra cuántos puestos de trabajo a tiempo completo resultan de la suma de contrataciones de personas sin cualificación completa: en el cantón de Berna, por ejemplo, estas personas cubrieron unos 1 038 puestos a tiempo completo en el año escolar 2020/2021. En el de Zúrich, fueron 782 puestos.
“El problema de la falta de docentes no puede solucionarse a corto plazo”, asegura Thomas Minder. Considera, por lo tanto, que se debe actuar también en aquellas áreas en las que el cambio podría prolongarse por más tiempo: “Tenemos un porcentaje demasiado elevado de profesores que se pasan a otros campos laborales. Deberían dárseles más facilidades para volver a la docencia”. Además, muchos estudiantes de magisterio solo se percatan cuando comienzan a trabajar de que no son aptos para esta profesión, y entonces la abandonan. “Antes de formarse, los interesados deberían pasar por una prueba de aptitud”, opina Thomas Minder.
Por cierto: la escuela primaria de Schötz también tuvo que buscar personal docente para el nuevo año escolar que ya empezó. Y no fue fácil. Sin embargo, su Director, Peter Bigler, logró cubrir los veinte puestos. ¿Volvió a publicar un vídeo para lograrlo? Peter Bigler sonríe y contesta: “La verdad es que seguimos produciendo vídeos. Pero en ellos lo que hacemos es mostrar cómo trabajamos”. Su escuela se ha dotado de un perfil muy definido para diferenciarse de otros establecimientos, algo que solo suelen hacer las escuelas privadas en Suiza. “En este sentido, nos llevan algo de ventaja”, estima Peter Bigler.
“En nuestras clases nos centramos cada vez más en cuatro competencias transversales: colaboración, comunicación, creatividad y pensamiento crítico. Estamos convencidos de que estas competencias son esenciales en el siglo XXI”. Para ello, el colegio ha creado sus propios espacios de enseñanza, como un “taller de inventores”. Para el Director de la escuela de Schötz, la falta de personal docente no es algo dramático: “Se trata más bien de una oportunidad para que no nos conformemos con dirigir la escuela, sino para que la reinventemos, para que nos fijemos una misión y vayamos más allá de las estructuras existentes”.
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