Editorial
Editorial
Editorial
Editorial
Editorial
Editorial
Editorial
Editorial
No cabe duda: los Alpes son inseparables de Suiza y de su identidad. Estas montañas se imponen a la vista; son inamovibles.
Sin embargo, está cambiando nuestra forma de percibirlas, como ha quedado patente en el transcurso de los últimos dos años. Durante este periodo, la población suiza sopesó la cuestión de si el país debería ser sede de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2026. El cantón del Valais, con gran tradición deportista, se pronunció en junio: sus votantes rechazaron tajantemente la contribución financiera de su cantón a la organización de los Juegos. Con ello, la candidatura de Suiza quedó descartada.
Para muchos, la perspectiva de este espectáculo deportivo suponía un sueño; para otros, una pesadilla: de ahí que el debate fuera particularmente acalorado. Para los primeros, albergar los Juegos Olímpicos significaría volver a la cuna de los deportes de invierno, lo que favorecería una toma de conciencia y una mayor humildad: la idea central del proyecto olímpico era utilizar sólo las instalaciones deportivas existentes, demostrando así que los Juegos Olímpicos no requieren necesariamente edificios gigantescos ni intervenciones cuestionables.
El segundo grupo, también amante de los Alpes, percibe las montañas desde una perspectiva radicalmente distinta: las considera un entorno muy vulnerable, debido al cambio climático y a la presión que sobre ellas ejercerían el comercio y la industria del espectáculo. Asimismo, los opositores del proyecto ponen en primer plano a los habitantes de los Alpes: los lugareños necesitan con urgencia perspectivas de futuro, que los Juegos Olímpicos por lo pronto son incapaces de brindarles, debido a su carácter totalmente artificial. En su opinión, los Juegos no tienen nada que ver con el principio del desarrollo sustentable
Rechazar la posibilidad de que Suiza organice los Juegos Olímpicos de Invierno implica que nuestro país retira su candidatura por varios años. Queda por saber cómo concebimos el futuro de nuestras montañas y qué uso pretendemos dar al cada vez más frágil entorno alpino.
Tal es el tema que aborda Panorama Suizo a través del artículo del escritor e historiador Daniel Di Falco (página 6 y ss.). Con gran elocuencia, Di Falco nos muestra que los Alpes constituyeron en el pasado un escenario que suscitó emociones bien dosificadas y que atrajo la mirada. Artistas como el pintor Ferdinand Hodler, quien falleció hace un siglo, contribuyeron a grabar en la mente de varias generaciones la imagen de un entorno alpino prístino y perfectamente preservado. Sin embargo, cabe recordar que Hodler tomaba el teleférico para viajar cómodamente al escenario idílico de la pureza alpina.
Comentarios