La palabra impresa se encuentra bajo presión

Si la revista termina desgarrada e inservible en los hogares suizos de Lyon, Tarragona, Vancouver, Invermay, Newcastle, Berlín o Hong Kong, es señal de que pasa por muchas manos, alimenta numerosas conversaciones familiares o es quizá objeto de polémica. Visto así, la revista también será siempre un trocito de Suiza: por ello, queremos garantizar que a largo plazo se siga imprimiendo. Sin embargo, la palabra impresa se encuentra bajo presión, debido a su elevado coste.

Precisamente para garantizar el futuro de la revista impresa dependemos de aquellos lectores que aprecian las ventajas de la edición electrónica. Todo aquel que acceda al contenido de la revista a través de la web o de nuestra aplicación –mejorada–, o que rescinda la suscripción a la versión impresa en lugar de desecharla sin siquiera haberla leído, contribuye a reducir los altos costes de impresión y envío, fortaleciendo así el futuro de la edición impresa. En esta edición el lector encontrará algunos consejos al respecto.

¿Sobrevivirá la palabra impresa? Hemos observado de cerca cómo ha estado evolucionando en Suiza el libro impreso, que desde hace tiempo se ha declarado muerto. Los resultados son sorprendentes: por primera vez tras años de decadencia se están abriendo nuevas librerías. Y al libro impreso le va incluso mejor que a las propias librerías: está conquistando nuevos nichos de mercado. En 2017 se publicaron 9 000 nuevos títulos en Suiza: casi el doble que hace 50 años, cuando el libro aún no tenía competencia. Además, puede observarse en Suiza cierta “fatiga digital”, que está beneficiando al libro clásico: la venta de libros electrónicos se encuentra estancada y no llega ni siquiera al diez por ciento del volumen de negocios del mercado del libro.