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¿Mejor irse o no? ¿No hay otra solución más que lanzarse rumbo a lo desconocido? Ésta es la pregunta que se hacen Barbara, una chica del Valais embarazada, y su marido Conrad, tras escapar por los pelos a la muerte en el valle Lötschen después del desprendimiento de una avalancha. Pero también por otros motivos se ven sometidos a una gran presión: la situación económica de su valle no permite alimentar a la población en aumento. Deciden irse junto con otros. En torno al año 1300 se aventuran por el peligroso y difícil camino que los conduce desde el Valais a través de las montañas, hasta la parte posterior del escasamente poblado e inhóspito valle de Lauterbrunnen, en el Oberland bernés. Y lo que sería desde nuestra perspectiva actual una difícil excursión por la montaña, era en aquel entonces un viaje a tierras desconocidas. Los emigrantes de Valais fundaron la aldea de Ammerten, y después las de Gimmelwald y Mürren. En el siglo XVIII los habitantes de Ammerten se establecieron en Isenfluh, una pequeña aldea que domina la parte más alta del valle de Lauterbrunnen.
Con un lenguaje sencillo y corriente, pero al mismo tiempo vigoroso, Therese Bichsel nos comunica la austeridad de la vida de los colonos en medio de la ruda naturaleza. Y todo ello no tiene nada de romántico –al contrario: Bichsel describe la dura ley social del más fuerte en la tardía Alta Edad Media, incluyéndola en una interesante trama, en el centro de la cual se sitúa esa Barbara, quien poco después de llegar a su nuevo hogar pierde a su marido pero logra sobrevivir sola y con un hijo, desafiando los retos de esa dura vida gracias a su valentía, su capacidad para imponerse, pero también a su fatalismo.
Si bien la figura de la novela, Barbara, “madre” de los habitantes de Ammerten, no tiene fundamento histórico, la emigración de los habitantes de Ammerten en el siglo XIX, descrita en la parte central del libro, está perfectamente documentada. También en este nuevo lugar se plantea la decisiva y angustiosa pregunta: ¿irse o no irse? que, si bien no se formula explícitamente al principio, va taladrando poco a poco los pensamientos de estas personas que viven en muy difíciles condiciones económicas. La decisión se ve facilitada por la llegada de buenas noticias del Cáucaso, por parte de un familiar ya emigrado. Otra familia emigra en 1879. Allá producen queso, logran un cierto bienestar económico –y tras la expropiación derivada de la revolución rusa de 1917 vuelven a emigrar, esa vez a Canadá–.
Therese Bichsel ha llevado a cabo un exhaustivo estudio de las fuentes y presenta detalladas citas de cartas de emigrantes de los siglos XIX y XX. “Die Walserin” es un logrado collage de ficción y hechos, sobre personas que una y otra vez tienen que dejarlo todo para empezar desde cero en otro sitio –y un monumento literario salpicado de numerosos retazos de colorido local del Oberland bernés de los “refugiados económicos” suizos.
Therese Bichsel: “Die Walserin“. Editorial Zytglogge, 2015; 292 páginas. CHF 36.–, Euro 36.–.
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