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En Suiza, lo mismo que en otros países, los medios de comunicación sufren una crisis financiera. Esto redunda en perjuicio de la variedad de los contenidos y hace que se levanten voces para solicitar el apoyo del Estado.
“Al periodismo le hace falta mucho dinero”. Manuel Puppis, Profesor de Sistemas Mediáticos de la Universidad de Friburgo, documenta esta alarmante observación a través de cifras. Hace apenas veinte años, los anuncios y las ofertas de empleo llenaban las arcas de los periódicos con unos 1 700 millones de francos anuales. Las imprentas no paraban. Con el despegue de la era digital, los anuncios empezaron a publicarse cada vez más en Internet. Según Puppis, en 2018 los periódicos en papel sólo percibieron unos 500 millones de francos por concepto de publicidad. Los editores sólo pudieron compensar una pequeña parte de esas pérdidas con la publicidad de sus portales en línea. En adelante el dinero fluye a las arcas de los gigantes de Internet, como Google y Facebook. De los 2 100 millones de francos que se gastaron en Suiza en 2017 en publicidad en línea, 1 400 se destinaron a los motores de búsqueda. Sólo 265 millones de francos se destinaron a la llamada publicidad en pantalla en páginas web y aplicaciones, de los cuales el sector periodístico sólo se benefició en parte.
Ante el drástico descenso de sus ingresos publicitarios, en los últimos años las editoriales suizas han reaccionado fusionándose y agrupándose, e incluso cerrando editoriales de gran tradición, como Le Matin de la Suiza francófona (véase el segundo recuadro, sobre la Suiza romanda). Con ello se han perdido cientos de puestos de trabajo, amén de la variedad en la oferta publicitaria.
Para las editoriales, observa Puppis, resulta mucho más económico crear todos los contenidos suprarregionales bajo un mismo paraguas. “Sin embargo, cuando sólo quedan unos pocos actores que se encargan de distribuir la información a nivel nacional, esto redunda en perjuicio de la variedad”. Así, la redacción central de la empresa Tamedia de Zúrich ofrece cobertura informativa a trece diarios de la región de Zúrich-Basilea-Berna sobre noticias nacionales, internacionales, economía, cultura y deporte.
Por su parte, CH Media (unaempresa conjunta surgida de la fusión de AZ Medien con NZZ-Regionalzeitungen) pronto dará cobertura informativa a 19 diarios desde su redacción central en Aarau, proporcionándoles información suprarregional; entre estos 19 diarios se encuentran los periódicos Luzerner Zeitung y St. Galler Tagblatt. Con voces propias tan sólo quedan Blick (Ringier), Neue Zürcher Zeitung y los medios electrónicos de SRG.
Es verdad que sigue existiendo un gran número de periódicos, debido a las ediciones regionales de tiraje dividido. Sin embargo, asevera Puppis, no debe perderse de vista que “ya casi no existe la visión regional de los sucesos nacionales”. En un país federal como Suiza, donde se ejerce la democracia directa a nivel nacional, cantonal y comunal, sería importante que “estuviesen cubiertos todos los espacios locales”. En algunas regiones existen proveedores locales que cubren el hueco, como en el caso de la revista electrónica Zentralplus, que cubre los cantones de Lucerna y Zug.
A nivel nacional surgió en 2018 Republik, un medio de comunicación electrónico que no contiene publicidad porque obtiene la financiación de sus lectores. En un tiempo récord, más de 13 000 personas se declararon dispuestas a apoyar esta propuesta suscribiéndose como “coeditores” antes incluso de su publicación. Sin embargo, los próximos años serán cruciales, ya que a largo plazo Republik necesita 28 000 suscriptores-coeditores para cubrir sus gastos. Tanto Republik en alemán, como Bon pour la tête de la Suiza francófona, han logrado convencer a su público gracias a un “periodismo bien hecho”, destaca Puppis. Pero lo cierto es que siguen siendo simples proveedores de nicho. “A fin de cuentas, todos los nuevos portales electrónicos deben afrontar el mismo desafío que los medios de comunicación clásicos: ¿cómo financiar el periodismo? Todavía no se ha encontrado una solución”.
El Consejo Federal también ha reconocido que es necesario actuar. El pasado verano, antes de su retirada, la Ministra de Comunicaciones, Doris Leuthard (PDC) sometió a consulta un proyecto de ley sobre medios de comunicación. Este proyecto prevé que los 365 francos del impuesto sobre medios de comunicación que pagan todos los hogares suizos, no sólo sirva para apoyar a la radio y la televisión, sino también a los medios de comunicación electrónicos, siempre que éstos produzcan principalmente contenidos de audio y vídeo. A través de esta restricción, el Consejo Federal pretende proteger a la prensa de la competencia subvencionada.
Estas propuestas del Consejo Federal no suscitan gran entusiasmo entre los editores, quienes tampoco quieren que se subvencione directamente a la prensa. En vez de subvencionar las “nuevas ofertas electrónicas que distorsionan el mercado”, sería preferible que la Federación ayudara a los medios de comunicación privados a “encarar la transformación digital”, escribe la asociación de editores encabezada por el Presidente del Consejo de Administración de Tamedia, Pietro Supino. La petición concreta de los editores es un aumento masivo de la ayuda indirecta a la prensa: de 30 a 120 millones de francos anuales. Además de reducir las tarifas postales, estas subvenciones ayudarían a sostener la entrega matutina de los periódicos diarios. Esto beneficiaría a todas las grandes editoriales, incluyendo por tanto al Grupo Tamedia, que registró en 2017 unas ganancias de 170 millones de francos. La mayor compañía mediática suiza obtiene ganancias a través de servicios digitales comerciales, como los de la plataforma de búsqueda de empleo, Jobcloud. No faltan quienes critican a Tamedia porque ya no invierte en su actividad fundamental, el periodismo, pero sí continúa reclamando al Estado subvenciones indirectas.
Desde el punto de vista de Manuel Puppis, la ley de medios de comunicación es “una oportunidad perdida”: una opinión que este investigador vierte en su calidad de Presidente de Media Forti. Esta asociación de la sociedad civil se ha movilizado por una política mediática “en beneficio de la opinión pública” y para un “periodismo relevante para la democracia en la era digital”. Puppis considera que se ha perdido la oportunidad de fomentar de manera general y directa al periodismo digital, lo que también brindaría a los periódicos locales y regionales la oportunidad de afrontar los retos de la digitalización.
No es imposible que los partidos políticos también se encarguen de hacer trizas la ley de medios de comunicación: la derecha quiere menos subvenciones a los medios, la izquierda, más. Es probable que el Parlamento no pueda discutir este proyecto tan controvertido antes de finales de año. A no ser que la nueva Ministra de Comunicaciones, Simonetta Sommaruga (PSS), le dé otra vuelta de tuerca.
En los últimos diez años, el interés de los jóvenes por la oferta informativa clásica ha ido decreciendo notablemente. Según una encuesta del Instituto Fög (Instituto de Investigación de la Opinión Pública y la Sociedad, de la Universidad de Zúrich), el 53 por ciento de la población de 16 a 29 años en Suiza presenta “carencias informativas”; consumen principalmente productos de entretenimiento y sólo acceden a las noticias de manera esporádica. En 2009, este porcentaje se situaba en un 32 por ciento. Si se tiene en cuenta el conjunto de la población suiza, uno de cada tres habitantes (36 por ciento) es “reacio” a las noticias tradicionales.
Se ha incrementado del 16 al 23 por ciento la proporción de los denominados internautas globales. Se trata de un grupo que tampoco se suscribe a contenidos de pago y lee las noticias digitales, sobre todo las que provienen de proveedores internacionales. Según los investigadores, el consumo de los medios de comunicación se ha incrementado, pero de ello se benefician sobre todo los consorcios tecnológicos con presencia internacional a través de sus plataformas de comunicación.
Comentarios
Comentarios :
Heureusement qu'on n'a pas soutenu financièrement le crieur du village quand la presse est venue.
Internet permet une diffusion tout aussi intéressante que le papier, où la législation pêche, c'est le côté pernicieux des grands groupes américains. Ce n'est pas en subventionnant qu'on supprimera ce problème, mais en faisant mieux qu'eux.
Et je ne parle pas de ceux qui voient complètement discréditée la protection de la vie depuis la conception jusqu'à la mort (forcément rétros, et repliés sur eux-mêmes), et de toutes les dérives éthiques de la procréation par autrui (forcément homophobes)
Bref la plupart de nos journalistes n'aime pas les gens DE DROITE. Trop souvent, ils utilisent les mêmes vieilles étiquettes ce qui leur permet d'esquiver confortablement tout débat : extrême-droite, fachos, populistes, rétrogrades etc. Tout gouvernement qui n'a pas forcément le modèle de chez nous est qualifié par nos journalistes automatiquement de 'régime'.
Etc. etc.
Il suffit pour s'en rendre compte de lire les commentaires sur les sites Internet de ces grands médias pour comprendre un peu mieux le décalage qu'il peut y avoir entre entre ceux qui savent tout, et leurs lecteurs, qui sont un peû plus confrontés à la vie quotidienne.