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El (in)esperado éxito de Beat Feuz

17.11.2017 – Benjamin Steffen

Hace unos años parecía poco probable que Beat Feuz ganara algún día una medalla de oro mundial. Hoy parece casi lógico que sea campeón mundial en esquí alpino. Y ahora ambiciona llevarse una medalla olímpica en febrero.

Existen muchas historias en torno a Beat Feuz, todas ellas impregnadas de un cierto tono trágico. Se lesionó una y otra vez, y volvió a recuperarse igual número de veces. Aunque estas historias se han vuelto legendarias, todavía existen personas que las escuchan por primera vez y se asombran al oírlas. Esas personas se sorprenden al enterarse de que Feuz continúa compitiendo en carreras de esquí, a pesar de innumerables operaciones en la rodilla izquierda. En una ocasión estuvieron a punto de amputarle la pierna por debajo de la rodilla, y en el otoño de 2012 tuvieron que practicarle cinco veces un lavado articular de rodilla bajo anestesia general. Ese periodo fue una interrupción tan marcada que Feuz divide hoy su carrera profesional en dos fases: la fase hasta 2012 y la fase posterior a su reaparición, a fines de 2013.

Desde el último mes de febrero, Beat Feuz es campeón mundial de esquí alpino –un giro que no podría haber sido más espectacular–. Sin embargo, cuando se le pregunta si su vida ha cambiado desde entonces, Feuz dice que no, que posiblemente ahora más personas lo reconozcan al verlo, pero que todo sigue igual. A pesar de que hubo tiempos en los que nada parecía indicar que Feuz volvería a estar un día a la cabeza y menos aún compitiendo en campeonatos mundiales, su nuevo estatus se toma con una naturalidad un poco extraña. ¿Campeón mundial? De repente, todos habían sabido siempre que llegaría a serlo.

Una gran sensibilidad por la nieve

Feuz creció en Schangnau, en el valle Emmental, junto al único telesquí de los alrededores, que su abuelo había ayudado a construir casi sesenta años antes. La parte inferior del telesquí se encontraba en el terreno de Rudolf Heinrich Feuz, que se encargaba de la granja en la que después crecería su nieto. Beat nació en febrero de 1987 y por supuesto, a los dos años ya sabía esquiar; pero nadie se imaginaba que éste sería el comienzo de una inesperada carrera que lo llevaría hasta el campeonato mundial. Se dice que Feuz tiene mucha sensibilidad por la nieve, si bien nadie puede explicar lo que eso significa en realidad. Sin embargo, Feuz simplemente participó en una carrera y ganó... así de sencillo, como dijo una vez un entrenador de sus tiempos de juventud, que influyó mucho en su trayectoria.

La imagen de un talento excepcional empezó a perfilarse con mayor claridad cuando Feuz se granjeó la reputación de ser uno de esos individuos que con poco esfuerzo consiguen mucho. Incluso, varios de sus compañeros relatan que a veces no participaba en el entrenamiento: se quedaba en el hotel y prefería comer algo, de preferencia golosinas. Cuando fue al entrenamiento como campeón mundial juvenil junto con otros esquiadores de categoría mundial, el entrenador Sepp Brunner le advirtió que si no bajaba diez kilos de peso no tenía caso que se volviera a presentar. Y años antes, cuando los chicos más rápidos de Emmental se entrenaban en otoño para mejorar su condición física, Feuz rara vez se aparecía si en el programa no había juegos ni una merienda.

Graves lesiones del tobillo

Estas historias maravillosas, probablemente sin mucha exageración, no son más que simples antecedentes. Porque Feuz no habría logrado ser campeón mundial si no hubiese sido partidario del minimalismo. En innumerables situaciones podría haberse rendido, debido a las lesiones y reveses que sufrió. Ya a los nueve años se rompió ambas articulaciones de los tobillos esquiando por libre; entre abril de 2007 y octubre de 2009 no participó en ninguna carrera debido a lesiones, al igual que en la temporada 2012/13. Probablemente, la mayoría de las personas habrían comprendido que Feuz abandonara el deporte; pero ésa es quizás la otra cara de su tan (in)esperado éxito: Feuz nunca pensó seriamente en dejar de competir mientras su cuerpo se lo permitiera. Como si su talento le impusiera la obligación de seguir aspirando a una medalla de oro.

Feuz lleva una vida diferente a la que llevaba antes del gran revés del otoño de 2012. Por ejemplo, se entrena menos –pero no por pereza, sino para no exigirle demasiado a su cuerpo–. Si sus colegas se entrenan cinco días seguidos en la fase de preparación para la temporada, él hace una pausa el tercer día. No es que actúe de forma despreocupada, sino que trata de ahorrar esfuerzos. Ya no persigue la meta más importante del deporte del esquí, es decir, ganar la copa del mundo. En la temporada 2011/12 le faltaron 25 puntos para lograrlo. En ese momento se lesionó la rodilla casi un mes antes de que terminara la temporada. Una vez comentó: “Sentí un tirón y al día siguiente la rodilla estaba hinchada”. Pero Feuz no quiso someterse a más reconocimientos médicos, porque intuía que los doctores le habrían recomendado dejar de competir inmediatamente. Y así participó en diez carreras más. Tres veces subió al podio y terminó la temporada en segundo lugar, detrás de Marcel Hirscher, que sería más tarde el ganador de la serie completa. Ésta fue una faceta más del esperado éxito inesperado de Feuz: luchar por su triunfo, sabiendo todo lo que su cuerpo había aguantado y confiando todavía en él.

El suizo en Austria

Hoy en día, Feuz sabe que su cuerpo no soportaría ya el esfuerzo de participar en casi todas las carreras de un invierno. Persigue los triunfos en lugares de prestigio como Wengen y Kitzbühel, en campeonatos mundiales y juegos olímpicos. Se ha convertido, por así decirlo, en especialista de un día y, de alguna manera también, en un lobo solitario –y en suizo en el extranjero–. Reside en Aldrans, un pequeño pueblo austriaco cerca de Innsbruck, en la tierra natal de su pareja austriaca Katrin Triendl, ex corredera de esquí y actualmente psicoterapeuta.

Parece gozar de gran estima entre los austriacos y la antigua rivalidad austriaco-suiza en el ámbito del esquí no le afecta. Por ejemplo, un restaurante de la región creó un Cordon Bleu elaborado con queso emmental, que lleva su nombre. Feuz, por su parte, le recuerda frecuentemente a su pareja que no es austriaco, sino de Emmental con raíces en Schangnau, el origen de todo lo inesperado que puede esperarse de él. Y así, este invierno también partirá desde Austria para competir y ganar medallas para Suiza: en febrero se celebrarán en Corea del Sur los Juegos Olímpicos de Invierno.

Hasta principios del otoño todos los preparativos marchaban según lo planeado, lo que no es evidente en el caso de Feuz. En los últimos años se produjo siempre algún contratiempo. También en alguna ocasión participó en los campeonatos mundiales después de entrenarse sólo unos cuantos días. “Eso significa que no hay ninguna garantía”, dijo en una conversación en septiembre. Se refería a su salud, y agregó: “Y tampoco hay ninguna garantía de que yo sea rápido”. Al parecer, quería contradecir la muy difundida opinión de que puede recuperase de un día para otro, sin más ni más.

Si después del descenso del 11 de febrero de 2018 sube al podio como campeón olímpico, habrá menos gente que escuche su historia por primera vez y se asombre: la mayoría dirán que siempre supieron que lo lograría.

Benjamin Steffen es redactor de deportes en el diario “Neue Zürcher Zeitung”

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    Peter Feuz 21.11.2017 At 18:01
    Well are Swiss Feuz abroad in the USA that will be cheering for his success on the World Cup circuit as well as the Olympic downhill. Go Beat Feuz.
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