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La guerra en Ucrania está provocando un rearme militar en toda Europa. También Suiza quiere invertir más dinero en su Ejército y adquirir rápidamente nuevos aviones de combate.
Para muchos, el ataque ruso a Ucrania, hace casi seis meses, constituyó un auténtico giro en la historia. Hasta entonces parecía inimaginable que el siglo XXI viera desarrollarse una guerra en plena Europa, con tanques y misiles. Esto ha llevado a muchos países a replantear su política de seguridad y rearmarse: Alemania, por ejemplo, está invirtiendo 100 000 millones de euros en su Ejército, al que desea asignar en adelante un 2 % de su producto interior bruto (PIB) anual. En Suiza, el Parlamento decidió aumentar el gasto militar hasta el 1 % del PIB nacional de aquí al año 2030, con lo que el presupuesto del Ejército pasará de unos 5 000 millones actuales a unos 7 000 millones de francos. Los partidos de izquierdas y los verdes se opusieron en vano a una “lógica ciega de rearme” y advirtieron que este aumento del presupuesto asignado al Ejército podría ir en detrimento del gasto en educación, agricultura, medio ambiente o ayuda al desarrollo.
Con estos fondos adicionales, la Ministra de Defensa Viola Amherd desea, entre otras cosas, equipar a las tropas de tierra con artillería. Asimismo, el Consejo Federal quiere acelerar la compra de nuevos aviones de combate F-35, decidida antes de la guerra de Ucrania. Está previsto que los contratos con el fabricante estadounidense Lockheed Martin se firmen a finales de marzo de 2023, es decir, antes de que se someta a votación la iniciativa “Stop F-35”. Mediante esta iniciativa, el PSS, los Verdes y el Grupo "Por una Suiza sin Ejército" se oponen a la compra de un avión de combate que consideran “sobredimensionado”. El coste de los 36 cazas, incluyendo el armamento de a bordo, se eleva a un total de 6 000 millones de francos. Recordemos que en septiembre de 2020 el electorado aprobó la compra de nuevos aviones de combate por muy estrecho margen, con un 50,1 % de votos a favor, sin que se le consultara en su momento sobre el tipo de avión.
La guerra en Ucrania ha venido a reavivar el debate sobre la exportación de material bélico. El año pasado, el Parlamento limitó por vez primera el margen de maniobra del Consejo Federal para aprobar las exportaciones de armas (véase Panorama Suizo, 6/2021). La Ley sobre Material Bélico prohíbe el envío de armas a los Estados “involucrados en un conflicto armado interno o internacional”. Por tanto, no se permite que otros Estados transfieran a Ucrania el material de guerra adquirido en Suiza. Thierry Burkart, Presidente y Consejero Nacional del PLR, desea modificar tal estado de cosas. En su opinión, los países aliados que comparten “los valores de Suiza” deberían gozar de licencias excepcionales. Está previsto que el Parlamento aborde este espinoso asunto en otoño. La entrega directa de armas a Ucrania no es un tema negociable, porque en su calidad de país neutral, Suiza no puede favorecer a ninguna parte beligerante mediante la exportación de armas.
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