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El Ejército recibirá más fondos. Pero, al mismo tiempo, la Confederación pretende implementar un plan de ahorro, en vista del déficit que prevé para los próximos años. Las finanzas federales son actualmente objeto de acalorados debates.
La Ministra de Hacienda, Karin Keller-Sutter (PLR), no cesa de dar la voz de alarma: “Las finanzas federales están en números rojos”, advirtió la Consejera Federal ya a principios de año. El presupuesto federal para 2025, que presentó antes de las vacaciones de verano, se reducirá ya en más de dos mil millones de francos. A ello contribuirán una serie de medidas a corto plazo, entre ellas, recortes lineales en todos los departamentos (que también afectarán a Panorama Suizo).
El hecho de que el presupuesto para 2025 solo arroje un pequeño déficit (85 700 millones de ingresos vs. 86 500 millones de gastos) se debe a la mayor recaudación fiscal prevista para el año entrante. Sin embargo, los recortes de gastos no han hecho más que empezar, advierte Keller-Sutter. Las previsiones del Gobierno apuntan a un déficit estructural (es decir, no relacionado con la coyuntura) de 2 500 millones de francos a partir de 2027. No obstante, la Ministra de Hacienda afirma que un déficit de este tipo iría en contra del “freno a la deuda” que Suiza adoptó por votación popular en 2003.
La inminente amenaza de los números rojos se debe a un “fuerte aumento del gasto”, advierte Keller-Sutter. Así que deberemos apretarnos el cinturón. Pero ¿en qué ámbitos habrá que ahorrar? Dos tercios del gasto federal están amparados por la ley, y los influyentes grupos de presión en el Parlamento saben perfectamente cómo proteger su coto de posibles recortes. Además, los partidos no se ponen de acuerdo sobre cómo aplicar el freno a la deuda: la derecha aboga por una estricta disciplina presupuestaria, mientras que la izquierda opina que debería haber cierto margen de maniobra.
Una cosa es cierta: la tasa de endeudamiento de Suiza, es decir, la relación entre la deuda pública y el PIB, ha vuelto a aumentar durante la pandemia del coronavirus. Sin embargo, en los veinte años de estabilidad financiera anteriores, la deuda no solo se evitó, sino que incluso se extinguió. El índice de endeudamiento de Suiza sigue siendo bajo en una perspectiva internacional. Los oponentes de Keller-Sutter replican que el aumento del gasto que ella critica no carece de utilidad: es el precio a pagar por la seguridad social y la calidad de las infraestructuras.
Todos estos temas han sido objeto de acalorados debates durante meses en Berna, así como de apresuradas maniobras y de un intenso tira y afloja en el Parlamento. Tienen implicaciones de especial relevancia en materia de seguridad y cooperación internacional. En un momento en que la guerra de Ucrania hace tambalear la paz mundial, la mayoría del Parlamento desea que el Gobierno gaste de aquí a 2030 los cuatro mil millones de francos adicionales destinados al presupuesto de defensa, independientemente de los objetivos de ahorro de la Ministra de Hacienda. Si el Consejo de los Estados se sale con la suya, la mitad del gasto adicional se compensará mediante recortes en la ayuda al desarrollo, debido a que esta se ha beneficiado de mayores fondos en los últimos años y a que no todos sus programas de ayuda han sido realmente eficaces. Como si no bastara con tomar dinero de los más pobres para dárselo a las fuerzas armadas, el Consejo Federal pretende desviar la ayuda al desarrollo para financiar parte de su presupuesto de ayuda a Ucrania durante los próximos cuatro años. La decisión adoptada por el Consejo de los Estados en junio suscitó numerosas críticas, no solo por parte de la izquierda y las organizaciones de desarrollo, sino también de la Sociedad de Política Exterior y la Secretaría de Estado de Economía. Sus detractores argumentan que la ayuda al desarrollo debería ser parte integrante de una política de seguridad con visión de futuro y que está en juego la solidaridad de Suiza con el mundo.
El Consejo Nacional debía votar el presupuesto de defensa en su sesión de otoño (en septiembre, tras el cierre de redacción de Panorama Suizo). Además, debían ponerse sobre la mesa las propuestas de saneamiento presupuestario elaboradas por un grupo externo de expertos nombrado por el Consejo Federal, que examina, desde la primavera, todos los ámbitos del gasto público, incluidas las subvenciones. A continuación se celebrarán una serie de mesas redondas, y las principales decisiones se tomarán en la sesión de invierno del Parlamento, en diciembre. Queda todo por hacer. A Suiza le aguardan un otoño y un invierno financieros muy agitados.
Este artículo refleja la situación al cierre de edición, el 26 de agosto de 2024.
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