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“Mirando en retrospectiva, creo que los libros sobre indios fueron la pieza más importante de mi formación. Más tarde me enteré de que la expresión políticamente correcta es ‘nativo americano’ ”. Así se expresa la narradora en primera persona de esta novela, basada en la historia real del jefe iroqués Deskaheh. Casualmente se encontró unas fotos y cartas; sus pesquisas le permitieron descubrir la historia de los pueblos nativo americanos de la zona de Grand River, en Ontario, quienes rechazan la dominación de Canadá. Tal es el motivo por el cual el jefe Deskaheh, designado por el Consejo de Ancianos, viaja a Ginebra en 1923. Debe presentarse ante la Liga de las Naciones para obtener el reconocimiento y la independencia de su pueblo. Pero fracasa, debido al desinterés de los políticos y burócratas y a la arrogancia del mundo occidental. Aunque sus discursos tienen gran éxito entre el público, la gente no se desprende de sus prejuicios contra este “salvaje” vestido de indio. Tras año y medio en Europa, Deskaheh tuvo que regresar con las manos vacías, aunque nunca volvió a casa. El gobierno canadiense había destituido por la fuerza al Consejo de Ancianos y celebrado elecciones “democráticas”. En 1925, Deskaheh falleció en el exilio en suelo norteamericano de una afección pulmonar. No tardó en propagarse el rumor de que había sido envenenado.
El autor del libro, Willi Wottreng, ha llevado a cabo una cuidadosa investigación; los personajes y las fechas están documentados históricamente. El autor va y viene hábilmente entre el ámbito de la narradora en primera persona y la historia de Deskaheh. Tras descubrir cómo el antiguo agricultor se convierte en portavoz de su pueblo, el lector lo acompaña durante su estancia en Ginebra y su gira de conferencias por Suiza. Su frustración es palpable cuando habla infatigablemente con diplomáticos y trata en vano de llegar a las altas esferas de la Liga de las Naciones. Con gran sensibilidad, sugiriendo más que describiendo, el autor evoca la relación del iroqués con la ginebrina Hedwige. El autor cierra hábilmente el círculo narrativo dejando que la narradora viaje a Grand River, donde entrega la escasa documentación a una escuela indígena: un maravilloso homenaje al jefe iroqués Deskaheh, defensor de la independencia de su pueblo.
Willi Wottreng, nacido en 1948, estudió Historia y en 1968 pasó a ser activista. Trabajó como periodista en Weltwoche y en NZZ am Sonntag. Este escritor y periodista independiente vive en Zúrich y es miembro del comité directivo de la Sociedad de Minorías de Suiza.
Willi Wottreng: “Ein Irokese am Genferse”, Bilgerverlag, Zúrich 198 páginas; 30,00 CHF
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