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  • Sociedad

Cuando Suiza encarcelaba a los pobres y a los inadaptados

20.11.2019 – Susanne Wenger

Hasta 1981, las autoridades suizas internaron a decenas de miles de personas en distintas instituciones, sin ningún proceso judicial. Una comisión de expertos ha estudiado estos casos de “internamiento administrativo”. Los resultados empañan la imagen que Suiza tiene de sí misma.

La “justicia administrativa” es “lo más indignante que pueda imaginarse”, opinaba en 1939 un testigo de su época al que, ochenta años después, citaría la Comisión Independiente de Expertos (CIE): el escritor bernés y reformador Carl Albert Loosli. Los delincuentes, denuncia Loosli, tienen derecho a un juicio, no así las personas internadas por las autoridades de asistencia social y otras instancias administrativas. Además, en las instituciones suizas “existen esclavos del Estado, cuyo cuerpo y vida están a merced de las autoridades”. Y lo más sorprendente es que a nadie parece importarle.

Loosli, hijo ilegítimo de una campesina, fue internado siendo joven en un centro de readaptación social. Durante mucho tiempo no se prestó atención a voces críticas como la suya. No fue hasta 1981 cuando los cantones anularon sus leyes sobre el internamiento administrativo y el gobierno federal reformó el Código Civil. Entretanto, el sistema de asistencia social se había profesionalizado y, a raíz del 68, la sociedad se había vuelto más liberal. Sin embargo, el factor decisivo fue la presión internacional: la práctica de arrebatar la libertad a adultos jóvenes y mayores no estaba en consonancia con la Convención Europea de Derechos Humanos que Suiza había ratificado.

La “casa de la otra Suiza”

Encarcelados pese a ser inocentes, los afectados no fueron rehabilitados, y al principio callaron por vergüenza. “Teníamos el estigma de ‘presos’, aunque nunca fuimos delincuentes”, dice Ursula Biondi, de 69 años. Siendo una mujer joven, fue encarcelada para ser reeducada en el correccional de Hindelbank —un “internamiento administrativo” como solía decirse en el ámbito burocrático (véase página 14)—. Después del cambio de siglo, algunos valientes como Biondi empezaron a contar sus historias, los medios se hicieron eco y el asunto llegó finalmente a la agenda política. Entre 2011 y 2016, el Consejo Federal se disculpó dos veces, se promulgó una ley de rehabilitación y el Parlamento decidió conceder una indemnización de solidaridad a los afectados. Además de las víctimas de internamientos administrativos, otras personas también exigen que se reconozca su sufrimiento y se les indemnice: quienes fueron internados por la fuerza en hogares de acogida o en familias ajenas, así como las personas esterilizadas en contra de su voluntad (Panorama Suizo, 5/2018).

El Consejo Federal creó la CIE para investigar los internamientos administrativos, una labor a la que se dedican más de treinta investigadores. Tras cuatro años de trabajo, en los últimos meses la Comisión ha publicado diez tomos que incluyen retratos de los afectados. Este otoño presentó su informe final y recomendó otras medidas de reparación, que incluyen desde prestaciones financieras adicionales para las víctimas, hasta la sugerencia de crear una “casa de la otra Suiza” para dar a conocer los hechos. Estas recomendaciones fueron recibidas por la Ministra de Justicia, Karin Keller-Sutter. Queda pendiente la decisión de prorrogar o no el plazo vencido para la indemnización de solidaridad de 25 000 francos por persona, lo que permitiría que más afectados pudieran solicitarla, como aquellos que viven en el extranjero y no han podido cumplir el plazo.

Represión en el Estado de derecho

El informe de la comisión de expertos, que abarca cuatrocientas páginas de datos históricos, ha obligado al país a encarar su pasado. Y hay que decirlo: para personas al margen de la sociedad como los pobres o inadaptados, hasta hace poco Suiza era un lugar incómodo, e incluso represivo. Había ciudadanos de segunda clase, y sólo a unos pocos les preocupaba. A continuación, ofrecemos un resumen de los principales hallazgos de la CIE:

  • Al menos 60 000 personas fueron sometidas a internamientos administrativos en el siglo XX, en un total de 650 instituciones. Este número, mayor de lo esperado, significa que el internamiento administrativo no era algo inusual, al margen del derecho penal suizo, sino que era parte del mismo sistema.
  • La justicia administrativa arremetía principalmente contra la clase baja: pobres y marginados sin trabajo, sin relaciones sociales o familiares. Pero también se detenía a algunas minorías como los yeniches y, tras la Segunda Guerra Mundial, también a jóvenes rebeldes.
  • Las decisiones de internamiento las tomaban las autoridades del sistema de milicia: concejos municipales, comisiones municipales de bienestar social o tutores legales. Quienes determinaban, después de su jornada de trabajo, el destino de sus conciudadanos eran comerciantes, amas de casa o contables, lo mismo que miembros del gobierno cantonal y alcaldes. Sus decisiones, fundamentadas en el bienestar, la educación o la protección de la sociedad, seguían valoraciones morales como la división tradicional de los sexos. A los hombres, que representaban el 80 %, se les reprochaba no querer trabajar o ser alcohólicos; a las mujeres, el libertinaje.
  • Algunas de las numerosas instituciones suizas tenían múltiples funciones. Así, las víctimas de internamiento administrativo podían convivir con delincuentes, o se les internaba en instituciones de trabajos forzados, colonias de trabajo, sanatorios para alcohólicos y albergues de indigentes. En esas instituciones, dotadas de escasos recursos y poco controladas, los hombres trabajaban físicamente al aire libre, mientras que las mujeres realizaban labores domésticas. Quienes hacían trabajos forzados recibían una pequeña paga o ninguna.
  • A menudo, los afectados padecían los traumas de su internamiento por el resto de sus días. Algunos acabaron destruidos, otros se marcharon al extranjero o viven hasta la fecha en la miseria. Las autoridades no lograron su objetivo de integrar en la sociedad a estas personas “vulnerables”. De hecho, los internamientos agravaron los problemas y la marginación.

Ya entonces era una injusticia

Hoy en día, esas violaciones de la libertad personal nos parecen desproporcionadas y esos métodos de bienestar social, brutales; pero eran otros tiempos y los internamientos administrativos se fundamentaban en la ley. ¿Acaso se han convertido en una injusticia a posteriori? “-No”, responde la comisión. Las leyes sobre el internamiento administrativo anularon derechos básicos vigentes y principios del Estado de derecho. Las personas eran encerradas por tiempo indefinido, sin haber sido escuchadas y a menudo sin una orden válida. En muchos lugares no se podía recurrir a un tribunal independiente. Además, las leyes eran ambiguas, por lo que las autoridades podían darles una interpretación muy flexible. Aunque al principio los internamientos en instituciones fueron para el Estado una forma económica de gestionar la pobreza, en el transcurso del siglo XX se convirtieron en instrumentos de control social. En todo el país se sabía que quienes se apartaban del buen comportamiento corrían el riesgo de ser sometidos a internamientos administrativos. Pero quienes intervenían no eran sólo las autoridades: muchas veces las medidas se iniciaban por petición de familiares, vecinos, párrocos o profesores, señalan los expertos, quienes hablan de “prácticas de marginación que estaban profundamente arraigadas en la sociedad suiza”.

Es por esto que esas leyes estuvieron vigentes durante tanto tiempo. También contribuyó el retraso sociopolítico de Suiza, pues la seguridad social se introdujo más tarde que en otros países europeos. En todo caso, hoy está comprobado: la imagen que Suiza tiene de sí misma, como el país de los geranios, del bienestar, de la libertad y de la democracia directa, debe completarse con la otra cara de la moneda. Es importante recordar lo ocurrido, señala Thomas Huonker, miembro de la CIE y uno de los primeros historiadores que investigaron estas medidas de coerción. Huonker recalca: “Así como la hermosa historia de Guillermo Tell se cuenta una y otra vez, debe contarse una y otra vez la oscura historia de las medidas coercitivas con fines de asistencia social”.

Luchando por obtener justicia

Ursula Biondi tenía 17 años cuando, en 1967, fue internada en el correccional de Hindelbank. No había cometido ningún delito, pero la Agencia Tutelar de Zúrich la internó en un “centro de reeducación cerrado” al quedarse embarazada siendo menor de edad. Antes, la joven había estado en un internado para señoritas del cual escapó varias veces. En casa tenía frecuentes altercados con sus padres por sus salidas y sus gustos en cuestión de moda y de música. El padre, de raíces italianas, no quería llamar la atención porque había solicitado la nacionalidad suiza, y por eso sus padres aceptaron que volviera a ser internada. Pero no sabían que el “centro de reeducación” era una cárcel de mujeres, en la que también había delincuentes. Ursula no pudo hacer allí ninguna formación profesional y, cuando dio a luz a su hijo, las autoridades se lo quitaron y la forzaron para que lo diera en adopción, a lo que ella se negó. Le devolvieron el bebé tres meses más tarde. Después de un año en Hindelbank, donde realizaba trabajo forzado en la lavandería, se le concedió la libertad en 1968. Se mudó al anonimato de Ginebra, donde formó una familia y se estableció profesionalmente como informática en una organización de la ONU, además de trabajar en el ámbito social. “Tuve suerte”, dice, “y trabajé duro para ganármela”. Cuenta que estuvo muy traumatizada y durante mucho tiempo tuvo miedo de que se descubriera que había estado internada en Hindelbank. La injusticia vivida no le dejaba paz. En 2002, Ursula Biondi publicó su autobiografía, que fue retomada por la revista “Beobachter”. Después, Biondi luchó durante años en primera fila por la reconsideración y reparación de los “internamientos administrativos”, un término que advierte como eufemístico: “En realidad, se trata de una espantosa arbitrariedad de las autoridades”. Aunque el informe de la comisión de expertos haya cumplido su objetivo, algo molesta aún a esta comprometida mujer, a la que la Universidad de Friburgo otorgó el doctorado honoris causa en 2013. Debido a la rehabilitación tardía de los “internados”, las generaciones siguientes nunca tomaron conciencia de las libertades por las que se tuvo que luchar. “A nosotros nos encerraban por vivir de una manera que hoy resulta totalmente aceptable”. Para que los jóvenes de hoy estén alerta ante cualquier arbitrariedad estatal, Biondi imparte conferencias en colegios.

Huida a la Legión Extranjera

Peter Paul Moser tenía 21 años cuando, en 1947, la autoridad tutelar de los Grisones lo internó por orden administrativa en la colonia de trabajo de Herdern, en el cantón de Turgovia. El joven no entendió el porqué de esa abusiva medida, pues había trabajado como ayudante de feriantes y, anteriormente, en una fábrica. Pero, como yeniche, ya había tenido contacto con las autoridades desde pequeño. De niño fue arrebatado de su familia e internado en un orfanato por la organización de ayuda Pro Juventute “Kinder der Landstrasse” [Los niños de la carretera], cuyo objetivo era convertir a los hijos de los viajantes en ciudadanos sedentarios. Después, su tutor Alfred Siegfried, director de dicha organización, lo entregó a una familia de acogida en una granja. Siegfried había sido condenado por pedofilia, lo que deja al descubierto una increíble doble moral. En su autobiografía de tres tomos, Peter Paul Moser escribiría más tarde: “Con la separación de la familia empieza la persecución de un miembro de una minoría étnica: injerencia en la esfera privada, discriminación, privación de libertad, detención correctiva, internamiento en colonias de trabajo e incluso en un sanatorio cerrado, con el afán de exterminar a un grupo étnico entero”. Con la ayuda de su empleador, logró escapar temporalmente en 1947 e, impulsado por el miedo, cruzó la frontera suiza por Ginebra para alistarse en la Legión Extranjera en Annecy. Pero la policía lo llevó de vuelta a Suiza y las autoridades lo internaron de nuevo en la colonia de trabajo. Moser volvió a huir, consiguió trabajo en una fábrica de máquinas, hasta que aquel tutor hizo que lo apresaran y lo encerraran en la cárcel de Bellechasse, en el cantón de Friburgo, donde describe las condiciones como inhumanas. Tras su excarcelación, su tutor lo destinó a una granja y le prohibió contraer matrimonio. Peter Paul Moser logró librarse de la tutela en la década de 1950 y finalmente formó una familia. Después, luchó con la fundación “Naschet Jenische” para que los hijos de viajantes separados a la fuerza de sus familias obtuvieran reparación de los daños sufridos. Moser vivió para ver al Consejo Federal pedir disculpas a los yeniches en 1986, pero no para obtener su rehabilitación por la detención correctiva. Murió en 2003, a los 77 años, de un infarto cardíaco.

Los diez tomos de la comisión de expertos están disponibles gratuitamente online en www.uek-administrative-versorgungen.ch

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Comentarios :

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    Katya Tomasini, Wiesweiler, Deutschland 03.01.2020 At 14:21
    Danke, dass Sie meinen Beitrag veröffentlicht haben.
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    Toni Kuhn, Tepoztlán, Mexiko 26.12.2019 At 16:58
    Besten Dank, Susanne Wenger, für Ihren Artikel.
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    Marlene Amsler, Rødovre, Dänemark 04.12.2019 At 16:35
    Ich bin schockiert und empört, dass dieses unmenschliche Gesetz bis 1981 aufrechterhalten wurde. Mein Vater wurde 1926 als 12-Jähriger zu einem Bauern verdingt, weil sein Vater gestorben war. Dort wurde er geschlagen, musste von morgens bis abends arbeiten, und bekam wenig zu essen. Als junger Mann wurde er wegen angeblicher "Arbeitsscheu" ein 1/2 Jahr in die Justizvollzugsanstalt Witzwil überwiesen. Mein Vater war kein liebevoller Mensch, und ich habe ihn in meiner Kindheit/Jugend gefürchtet, aber ich kann ihn seit einigen Jahren verstehen und bedauern, da er nie Liebe und Wärme bekommen hat.
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    Pierre Gustave Félix Denoréaz, Yokohama, Japon 04.12.2019 At 15:11
    La rédaction se réserve le droit de ne pas publier tout commentaire à caractère discriminatoire, raciste, déshonarant ou haineux.
    Ce qui veut dire que je dois dire que la Suisse est un pays magnifique ? Où tout baigne dans l'huille ! Que les montagnes sont belles, etc.

    J'ai lu cet article, je suis encore sous le choc. Moi, qui vis à l'étranger depuis une cinquantaine d'années... je sais bien que la Suisse n'est pas au-dessus de tout soupçon (Jean Ziegler), mais après avoir lu cet article... Désolé, mais je ne suis pas fier d'être suisse.
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    Verena Zürcher, Q.Roo, Mexico 04.12.2019 At 02:58
    Als ich 1971 17-jährig schwanger wurde und in Begleitung meiner Mutter einen Frauenarzt aufsuchte zwecks Vorsorgeuntersuchung in der Schwangerschaft, wurde uns nahegelegt, einem Schwangerschaftsabruch zuzustimmen, ansonsten ich - laut Gesetz - als minderjährige Mutter in ein Heim eingewiesen würde. Ich bin jetzt 65 Jahre alt und kinderlos geblieben.
    In was für einem Märchenland bin ich aufgezogen worden!
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    Annette Niess-Obrecht, St-Quentin, Frankreich 01.12.2019 At 16:56
    Ich bin sehr geschockt! Nie hätte ich gedacht, dass es so schlimm war, so viele Menschen betroffen waren und es bis 1981 gedauert hat! Meine Großmutter verlor mehrere Kleinkinder, weil ihr 1.Ehemann Tuberkulose hatte und die Kinder leider sehr früh starben oder behindert waren. Als ihr Mann schlussendlich starb, wurden ihr die zwei überlebenden Kinder weggenommen. Ihr Sohn kam (Gott sei Dank) zu den Großeltern nach Bern, aber ihre kleine Tochter Christine hat sie nie wieder gesehen. Sie wurde ein Verdingkind auf einem Bauernhof im Kanton Luzern.
    Ich bin heute, nach all den Jahren immer noch geschockt und traurig. Die Zeiten zwischen den Weltkriegen waren hart, aber das ist in keinem Fall eine annehmbare Erklärung für solche unmenschliche Methoden!
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    Renata Neuweiler, Gazi-Heraklion, Kreta, Griechenland 01.12.2019 At 13:51
    Mein Vater war ein Verdingkind, doch hatte er Glück. Er kehrte zu seiner Familie zurück, machte eine kaufmännische Lehre und konnte ein ganz normales Leben leben. Ich hatte das Glück, in einer guten Familie, beschützt und behütet aufzuwachsen. Mit uns Kindern hat mein Vater nie über die Zeit als Verdingkind gesprochen. Erst in der "Schweizer Revue" habe ich über diese katastrophalen Methoden erfahren. Ich bin schockiert, weil wir Schweizer mit unserer Demokratie, unserer Reinheit und unserem ach so idyllisches Leben prahlen. Wieviel Dreck werden wir in den nächsten Jahren und Jahrzehnten noch aufdecken?
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    Thomas Klaesi, Freiburg im Breisgau, Deutschland 30.11.2019 At 17:02
    Zufällig stosse ich auf den längst fälligen Artikel dieser schweizerischen Versorgungsmethoden. Ich selber war ein Opfer dieser "Gesetze". Noch heute habe ich teilweise Nachwehen, wie zum Beispiel: hier meinen richtigen Namen zu nennen. Zu einem späteren Zeitpunkt werde ich mich nochmals dem Thema widmen. Heute lebe ich bereits seit vielen Jahren mit meiner Partnerin in Deutschland. Beruflich habe ich vieles erreicht.

    Ich bin echt froh, diesen Artikel aufgefunden zu haben. Vielleicht finde ich auf diesem Weg einen Ansprechpartner?
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    Johanna Burkhalte, Frankreich 30.11.2019 At 12:08
    Ich zweifle daran, dass 1981 das richtige Datum ist! Ich bin am 1. April (Ironie des Schicksals!) 1990 nach Frankreich geflohen, mit meinen zwei Kindern, 2 und 5-jährig, weil man sie mit der Polizei holen kommen wollte, um sie zu ihrem Vater zu bringen. Er stützte sich auf ein Gesetz, das scheinbar noch in Kraft war und das sagte: wer mehr als 30-mal pro Jahr umzieht, dem kann man die Kinder entziehen. Weitere Ironie des Schicksals: mein Mann war von Zigeunern abstammend, ist im Gefängnis gewesen - unter anderem wegen Gewalttätigkeit an Frauen. Ich musste vor ihm fliehen und das Gericht hat entschieden, dass er in meinem Haus bleiben darf und ich, die Besitzerin, war auf der Strasse mit zwei Kleinkindern! Meine ganze Familie hat meinen Mann unterstützt und so kam es, dass das Gericht nie einen Auszug aus dem Strafregister verlangt hat, obschon ich als Musiklehrerin eine vertrauenswürdige Person war und mein Mann dafür bekannt war, in den Kneipen herumzuhängen! Ich bin von einem Polizisten als Privatdetektiv verfolgt worden und habe dem "Beobachter", dessen positive Rolle im Artikel erwähnt wird, meine Geschichte erzählt. Er hat nicht den kleinen Finger gerührt, vielleicht weil sie so unglaublich ist? Jedenfalls, an die Schweiz denke ich mit Bitternis zurück, auch nach 30 Jahren in Frankreich!
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    René Gottschall, Comps (Gard), France 30.11.2019 At 12:00
    J'ai un sentiment de tristesse et de honte à la lecture du rapport des expert et ce pour deux raisons: la première c'est d'avoir contribué au malheur des enfants arrachés à leurs familles, en vendant des timbres "Pro Juventute", comme des milliers d'autres écoliers des années 1940, avec le sentiment de faire "le Bien"!
    Puis, plus tard, en tant que policier, pour avoir dû conduire certains adolescents, ou même adultes "réfractaires au système", dans des institutions où ils étaient sensés être remis sur le droit chemin!
    Il est certain que glorifier nos ancêtres fondateurs et montrer au monde entier comment il faut s'y prendre pour faire vivre en bonne intelligence quatre régions linguistiques, ne suffit plus pour nous donner bonne conscience.
    Regardons bien en face tous les comportements scandaleux qui ont émaillé l'Histoire de notre pays, puis qui ont conduit tant de jeunes et moins jeunes à être privés de leurs droits fondamentaux!
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    Regula Stolz, Paringa, Australia 30.11.2019 At 02:42
    Das alles erinnert mich an die Zeit, als ich in einer Psychatrischen Kinik arbeitete. Als Hilfsschwester habe ich Patientenberichte gelesen. Die meisten - meistens Frauen - wurden eingeliefert, weil einem Vormund oder Gemeindepräsidenten etwas nicht passte oder keine Arbeit gefunden werden konnte - oder weil es so einfacher war, jemanden aus dem Weg zu schaffen. Ich glaube, jedes Land hat irgendwo eine schattige Zeit.
    Wir können nur hoffen, dass von Fehlern gelernt wird, und sich Gleiches nicht wiederholt.
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    Laurent Bürki, 56520 Guidel, France 29.11.2019 At 12:31
    Merci pour ce déballement de l'histoire honteuse de mon pays. Rétrospectivement, j'éprouve une profonde révulsion, mais aussi une reconnaissance pour le courage de tendre le miroir, peu glorieux, de ce chapitre de notre histoire. Restant tout de même attaché au pays qui m'a construit!
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    Marco Schmon Galera, Espagna 29.11.2019 At 11:43
    yo tambien fui internado en un psiquiátrico casi me destrozaron la cabeza con fármacos... en Basel y Wil.
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    Pit Hoffstetter, Interlaken 29.11.2019 At 06:15
    ... aber es hat ja nie so ganz aufgehört ...die Kinderschutzpolizei KESB handelt heute in ähnlicher Grundhaltung... nicht mehr so plump, wie bis vor kurzem, aber mir mehr Raffinesse, was nicht weniger verwerflich ist! Diese Staatsideologie ist schwer auszurotten...
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    Tamara McGirr, Neuseeland 28.11.2019 At 22:28
    Das ist ja furchtbar. Ich wusste von den Verdingkindern und nun auch noch das. Was für eine Schande, kaum fassbar wie viel Macht zur Ungerechtigkeit den Behörden zustand. Ich bin vor drei Jahren ausgewandert und muss leider feststellen, dass es auch hier wo ich jetzt bin, der Staat viel Dreck am Stecken hat. Es macht mich traurig festzustellen, wie viel Unmenschlichkeit es unter uns und überall gibt.
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    Kurt Baumgartner, Ottawa Canada 28.11.2019 At 19:13
    When I read such news (thank you, "Beobachter"), I am embarrassed rather than proud of my Swiss heritage. As someone who grew up and spent the first twenty years of his life in Switzerland and the last almost sixty in Canada, this is not the country I rembember.
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    Isabel Fuchs, Connecticut, USA 28.11.2019 At 18:33
    Surprised and totally shocked to find this out now.
    Couldn't stop reading your report.
    And this was going on under my nose for 25 years while living in Switzerland. Never spoken about, non-existent conversation at the table. Who knew? Repulsive and shameful. How dared they?
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      Martin Kappeyne, Los Angeleles, USA 01.12.2019 At 23:23
      I totally agree. I lived in Switzerland for 11 years and never heard a thing about this. I am pleased to see that we are addressing it now, although it will be too late for many of those that had their lives destroyed.

      Let us be sure not to forget and not let it happen again.
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    Loyse Morard, Denée, Belgique 28.11.2019 At 17:54
    Merci de cet article au contenu tristement exact.
    On pourrait renvoyer aussi au beau et tragique livre-témoignage de Nelly Schenker, "Une longue, longue attente. Mes souvenirs", paru en français aux éditions "Quart-Monde" en 2018. Titre original allemand :"Es langs, langs Warteli für es goldigs Nüteli. Meine Erinnerungen", edition Gesowip, Bâle, 2014.
    L'information honnête: une qualité suisse ?
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    Hansjörg Surber, Gyenesdiás, Ungarn 28.11.2019 At 17:31
    Nebst den von der "Schweizer Revue" aufgegriffenen Themen und den jüdischen Vermögen gab es noch andere dunkle, oder zumindest düstere Kapitel in der Schweiz. Ich möchte hier nur die Fichen-Affäre (wo ich auch verzeichnet war, weil ich eine Studentenreise in die Sowjetunion gemacht habe), und das erst 1971 eingeführte Frauen Stimm- und Wahlrecht. Die Schweiz war politisch und sozial ein Schlusslicht in Europa. Sie ist auch heute noch nicht das "Bluemetetrögli"-Paradies wie man sie gerne sehen möchte. Ich lebe seit 10 Jahren in Ungarn, ein Land, auf welches gerne mit Verachtung geblickt wird. In dieser Zeit habe ich gelernt, zum Teil aus unliebsamen Erfahrungen, die Schweiz mit anderen Augen zu sehen. Ich denke nicht, dass ich in nächster Zeit wieder zurückkeheren werde, uns gefällt es in Ungarn.
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    Robert Hirschi, Vancouver, Canada 28.11.2019 At 16:19
    Wenn Ich diese Nachrichten und Berichte lese, verliere ich die Freude und Lust, die Schweiz nochmals zu besuchen. Diese Beamten, sollten sie noch leben, müssen alle verurteilt werden und die Betroffenen sollten Entschädigungen erhalten. Das ist eine Schande für die Schweiz und zeigt wieder wie die Stimmenlosen behandelt wurden. Da bin ich froh, dass die Schweiz seit 52 Jahre nicht mehr meine Heimat ist.
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    Ernst Rütimann, Trang, Thailand 28.11.2019 At 15:35
    Als ich das Datum 1981 las war, ich sehr erschrocken; dachte ich doch, dass diese Episode nach dem 2. Weltkrieg sein Ende fand, und nicht noch so lange fortgeführt worden ist. Ich schäme mich als Schweizer. Da die Verantwortlichen dachten, etwas Gutes zu tun für diese weggestellten Leute und die getrennten Familien, darf das nicht als Entschuldigung gelten. Die Behörden hätten lieber helfen sollen, man hat auch sonst für jeden Mist Steuergelder! Damals noch auf Phuket lebend, traf ich zufällig eines der ehemaligen Verdingkinder und wir hatten ein langes Gespräch.
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    Yvonne Frauenfelder, Sonoma, U.S.A. 28.11.2019 At 15:19
    Von Verdingkinder zur Verwaltungsjustiz - Die dunklen Seiten der Schweiz offenbaren sich der Welt. Jeder Schweizer trägt seine Verantwortung.
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    Oskar Schmid, Ottobrunn, Deutschland 28.11.2019 At 14:29
    Begriffe wie «administrative Versorgung» sind uns Schweizern durchaus bekannt. Aber wer nicht davon betroffen war, konnte sich irgend etwas darunter vorstellen.
    Der Bericht der Unabhängigen Expertenkommission zeigt endlich das ganze Ausmass dieser unmenschlichen Praxis, und es läuft mir kalt den Rücken herunter, wenn ich das lese. Und dass die Gesetze erst 1981 geändert wurden - wohl eher unter Druck von Aussen (Unvereinbarkeit mit der Europäischen Menschenrechtskonvention)- zeigt, dass es selbst in den Achtziger Jahren noch wenig Unrechtsbewusstsein gab.
    Da hat es noch viele Mutige gebraucht, um dieses Unrechtssystem zu beenden und nun - Jahrzehnte später - wieder, um es dem Vergessen zu entreissen. Von diesen Menschen bin ich tief beeindruckt.
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    Fred Suban, Pattaya, Thailand 28.11.2019 At 14:08
    Als Auslandschweizer in Deutschland lebend, flüchtete meine Mutter mit uns 4 Kindern 1945, kurz vor Kriegsschluss, in die Schweiz. Der Vater wurde vermisst und auch nie mehr aufgefunden. In der Heimatgemeinde im Kanton Thurgau angekommen, wurde meine älteste Schwester an den Bauernhof eines Vetters des damaligen katholischen Pfarrers verdingt, obwohl sie noch im letzten Jahr schulpflichtig war. Unsere Mutter hat sich mit aller Kraft und voller Verzweiflung gewehrt, dass wenigsten die anderen drei Kinder bei ihr bleiben durften. Wir Kinder wurden in der Schule, und ich später auch in der Realschule im Kloster St. Gallen vom damaligen Rektor wo immer möglich gemobbt, da meine Mutter nur eine einfache Fabrikarbeiterin war. Betreffend Vetternwirtschaft bei Behörden hat sich in der Schweiz bis heute nicht viel geändert, wehalb ich mich entschlossen habe, nach der Pensionierung auszuwandern. Die Schweiz hat manche Schattenseiten, die ein Grossteil der Bevölkerung gerne verschweigen.
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      Bernice Zieba, England 29.11.2019 At 23:15
      Das zu lesen macht mich traurig und bedrückt. Jetzt gilt es wachsam herum zu schauen - was für Ungerechtigkeiten geschehen gerade jetzt, wofür man sich später grämen wird, und was kann man dagegen tun?
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    Jean-Claude Borel, Narbonne, France 28.11.2019 At 10:01
    Je découvre cette triste et scandaleuse réalité avec stupéfaction et indignation !
    Note : C'est rare de trouver des fautes dans vos articles, mais en voici une belle : La honte les rendaient muettes, elles aussi.
    (Dans La «Maison d’une autre Suisse»)
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  • user
    Jean-Pierre Maire, Torrente, Valencia, Espagne 28.11.2019 At 09:55
    Le soleil fini par eclairer l'ombre.
    Au moins, il faut saluer ceux qui ont travailles pour actualiser notre memoire historique recente. Plus ambigu est " pick sous" qui traine pour indemniser les victimes. Decidement les mauvaises habitudes persistent...
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  • user
    Jean-Pierre Maire, Torrente, Valencia, Espagne 28.11.2019 At 09:25
    Le soleil fini par eclairer l'ombre.
    Au moins, il faut saluer ceux qui ont travailles pour actualiser notre memoire historique recente. Plus ambigu est " pick sous" qui traine pour indemniser les victimes. Decidement les mauvaises habitudes persistent...
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  • user
    Isabelle Lescure-Bellan, Lisbonne, Portugal 28.11.2019 At 07:47
    La lecture de cet article m’a fait froid dans le dos.
    Je félicite votre revue pour sa parution.
    Ma vision idyllique de la Suisse s’est pourtant quelque peu
    écornée , moi qui était si fière de ma naturalisation...
    Isabelle Lescure, citoyenne suisse depuis 2016
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    • user
      David Gani, Londres, GB 28.11.2019 At 13:43
      Bonjour Isabelle,
      Il y a encore lieu d'être fière d'un pays qui accepte volontairement de se pencher sur les pans peu glorieux de son passé et de les accepter.
      Cordialement,
      David
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  • user
    Éric GOLDINGER, France, Nice 28.11.2019 At 05:20
    J'avoue découvrir avec stupéfaction cette dramatique tranche d'histoire contemporaine qui me consterne er me fait froid dans le dos ...
    Un grand Merci aux autorités d'avoir institué cette commission d'enquête en 2014 dont les membres ont vraiment réalisé un travail remarquable de réhabilitation si primordial pour les victimes.
    Quant aux bourreaux ...
    Je regrette juste de découvrir après coup l'existence des expositions itinérantes 2019.
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    • user
      Jean Perrenoud, Carpentras, France 28.11.2019 At 17:25
      Je ne peux que m'associer à votre stupéfaction; en effet, comment n'a-t-on pas su? Il y avait donc en plus une censure de l'information. Ce n'est pas mieux que "l'enfant noir" chinois, ce deuxième enfant qui n'avait pas d'existence légale jusqu'à il y a peu de temps. Bravo à cet article courageux, tellement triste et révoltant dans qu'il révèle.
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    Markus F. Meyenhofer, Rumson, USA 27.11.2019 At 23:53
    Eine Schande, liebe Schweizer!
    Da haben sogenannte "Beamte" wie die SS ohne Waffen und mit Willkühr gehandelt und die Justiz und "Regierung" hat Beifall geklatscht! A la Mittelalter, und das bis ins späte 20. Jahrhundert!
    Die Schweizer Regierung MUSS diese scheussliche Gemeinheit letztlich finanziell und mit öffentlicher Entschuldigung, die Betroffenen UND deren Nachkommen entschädigen!! Kein Wenn und Aber, solange der Staat Geld an halbbankrotte Firmen und Länder nachwerfen kann, ist das ein Tropfen auf ein scheussliches Kapitel der Schweiz!
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      Donato Resta, Lottstetten, Germany 30.11.2019 At 19:52
      ... you're so right! But as we all know, there's very seldom justice in such cases! Humans, and of course, the Swiss too, are not far from forgetting about their dark past!
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    Thomas Rettenmund, Wanneperveen, NL 27.11.2019 At 22:49
    Das vermuteten viele, aber in dieser Klarheit und Auswirkung ist das einfach nur erschütternd. Und, jeder in der Vergangenheit und aktuell Verantwortliche ist JETZT zur Sühne verpflichtet.

    Zusammen mit den jüdischen Bank- und Kunstvermögen, die die offizielle Schweiz jahrzehnte lang verschwiegen haben, gehört dieser Skandal zu den schlimmsten der Schweiz.

    Wir sollten uns auch mal über unsere Überheblichkeit und Arroganz gegenüber solchen Misstaten kritisch Gedanken machen. Und, jetzt gegenüber den Betroffenen wirkliche Kompensationen leisten, auch wenn sie nur noch materiell wirken können.
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      KatarinaTomasini-Bodenmann, Deutschland 02.01.2020 At 18:19
      Als unsere Mutter krank im Spital lag, wurden zuerst unsere zwei Schwestern 14- und 16-jährig weggebracht, die in dieser Zeit als die Mutter im Spital war und der Vater arbeiten musste, für uns sorgten. Dann wurden die Brüder ins Heim gebracht, ich wurde dann als jüngste von der Schule 1. Klasse abgeholt und auch ins Heim gebracht. Unsere Eltern hatten das Sorgerecht, es gab kein Gerichtsverfahren. Die Geburtsdaten von meinem Bruder und mir, wie ich in der Akten 2016 las, wurden verändert. *Urkundenfälschung* Es war ein Heim für Geistesschwache. Der Staat hat sich nebst meinen Eltern an den Heimkosten mit IV-Rente beteiligt. Wir waren im Heim total ausgegrenzt von der Umwelt und Bildung wurde uns versagt. Nach der Entlassung waren wir kerngesund und die IV-Rente wurde gestrichen.
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