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Suiza tiene el Cervino, el Toblerone, Swatch y Rolex. También tiene a Guillermo Tell, Henri Dunant, Friedrich Dürrenmatt, Alberto Giacometti, Christoph Blocher y Sepp Blatter, además de otras personalidades que alegran o agobian a nuestro país. Pero cuenta con una figura que supera a todos: Roger Federer.
Ni el más mínimo escándalo enturbia su imagen, tanto en las canchas como fuera de ellas. Roger Federer es impecable e inviolable. No gime ni grita cuando golpea la pelota, no tiene ni un tatuaje en los brazos ni mechas de pelo teñidas. Al parecer es uno de los pocos que hacen también el revés con una sola mano y sin esfuerzo. Vuela a la cancha con una elegancia suprema y una singular aptitud física pasando de un rincón al otro y de la línea de fondo a la red. Informa con fluidez en tres idiomas y siempre se esfuerza para que no sólo su tenis sino además sus entrevistas sean sólidas. Todo ello con la mayor naturalidad, e incluso cuando pierde, como ha ocurrido más a menudo en los últimos tiempos, apenas denota esfuerzo o frustración.
También la ropa fabricada para Roger Federer por su patrocinador principal, Nike, es más noble que la de los otros jugadores con contrato. Se creó su propio logotipo – nadie sabe si hay otros jugadores que también lo hicieron. Y en lo referente a patrocinadores, Roger Federer es uno de los pocos deportistas ennoblecidos con un contrato. Esta marca de relojes de lujo es, por así decirlo, la mayor consagración de la publicidad. Sólo unos pocos escogidos entre los grandes de la cultura y algunos atletas obtienen este privilegio. El patrocinio de Rolex es comunicación al más alto nivel con revalorización mutua.
A la hora de elegir a sus patrocinadores, Roger Federer quiere asegurarse, como es típico en él, que exista un equilibrio. De los diez proveedores y patrocinadores — dejando aparte a las marcas internacionales Rolex y Credit Suisse — tres son de Suiza: Lindt, la compañía de seguros Nationale Suisse, así como el fabricante de electrodomésticos Jura. La pregunta de si un fabricante de planchas no será un socio demasiado simple para alguien de la categoría de Federer sólo se plantea al comienzo de la colaboración. Quien quiere a Federer como socio publicitario debe esforzarse, y Jura lo hizo, al final, evidentemente el esfuerzo valió la pena. Los mensajes publicitarios con la estrella del tenis realzan el prestigio de la marca. Jura pertenece ahora a otro segmento del mercado. En la página web de Roger Federer, Jura está situada entre Credit Suisse y Mercedes, porque él no presenta a sus socios publicitarios conforme a su peso e importancia, sino por orden alfabético. Así se evitan discusiones innecesarias. La página web de Federer también es típica de la apariencia de este tenista de 33 años originario del cantón de Basilea campiña: limpia y estructurada, discreta, noble y elegante — como el tenis de Federer, podría uno decir.
Nadie le toma a mal a Roger Federer que, gracias a las asignaciones de los patrocinadores – como otros con elevadísimos ingresos - viva en crípticas esferas de ingresos. Al contrario de lo que sucede con ciertos ejecutivos, la mayor parte de los ingresos de esta estrella del tenis depende de sus rendimientos. Y que Federer y su mujer Mirka, también ella con un pasado como tenista, y su familia bruscamente aumentada de tamaño — sólo pocos suizos tienen gemelos dos veces seguidas – paguen sus impuestos en Freienbach o, como desde hace poco tiempo, los optimicen en Wollerau, no preocupa a la gente ni en lo más mínimo. Todos conocen su fundación, que ayuda sobre todo a niños africanos, y por eso el afecto es casi ilimitado. Ningún suizo ha representado nunca a nuestro país mejor que Federer. La televisión difunde los conceptos de Federer y Suiza en cada pequeño rincón del planeta. ¿Qué aportan todos los esfuerzos de Presencia Suiza, la agencia de comunicación de la Confederación, en comparación con la presencia de Federer? ¿Qué significa una fondue en la Times Square de Nueva York o una sala VIP el Mundial de Fútbol en comparación con un triunfo en Wimbledon?
Hoy, todos los suizos quieren a Roger Federer, pero no siempre fue así: el afecto tardó mucho tiempo en desarrollarse. Y si bien Federer iba acumulando victorias en serie de forma inquietante, pasando de un triunfo al siguiente, supuestamente ligero como una pluma y en gran contraste con su gran rival que se esforzaba siempre muchísimo, Rafael Nadal, tanto éxito es en principio sospechoso en Suiza, donde se prefiere bajar a todos los humos preventivamente, antes de que descollen demasiado. El hecho de ser nombrado cuatro veces deportista mundial del año era algo aceptable, pero los suizos no reaccionaron con euforia. Suiza no necesita héroes. El país de los esquiadores, tiradores y deportistas de lucha libre (schwingen) no se exalta demasiado rápidamente con la gran estrella de un deporte global cuya dureza no es fácilmente reconocible.
Pero Roger Federer lo ha logrado. Su épico duelo con Rafael Nadal, la pérdida de su puesto como número 1 en la clasificación mundial, las derrotas que se multiplicaban, el milagroso resurgimiento y ascenso al primer puesto – todo eso quedó grabado con el tiempo no sólo en las cabezas de los hinchas del tenis. El empuje decisivo con el que Federer se ganó todas las simpatías fue el nacimiento de las gemelas Myla und Charlene en 2009. A partir de entonces ya no sólo era un gran deportista, y la familia Federer se convirtió en un tema social. Que el 6 de mayo de este año se sumaran a la familia otra vez gemelos, esta vez dos niños, Leo y Lenny, volvió a aumentar el interés público por Federer.
Entretanto, Roger Federer ha llegado a un punto difícil de su larga carrera. Al dominante dúo de antaño formado por Federer y Nadal se ha unido el serbio Novak Djokovic, un tercer rival al menos de la misma clase, y una nueva generación de pujantes jugadores ya no le teme a los grandes nombres. Así, tempranas derrotas de Federer ya no causan sensación, sino que constituyen una posibilidad en cada torneo. La posibilidad de avanzar una tercera vez hasta la cumbre de la clasificación, a esa posición que Federer logró mantener durante 302 semanas, más tiempo que cualquier otro, es muy poco probable. La esperanza de ganar en un torneo de grand slam es, así pues, tan improbable como no lo ha sido desde hace muchos años. Pero todavía existe y es tan pequeña o tan grande como puede serlo para un padre de cuatro hijos de 33 años en el comienzo del otoño de su carrera. Federer – como Nadal – ha perdido la aureola de prestigio de los invencibles, y ya no puede dominar a voluntad todos los torneos. Pero si las circunstancias vuelven a ser propicias, puede volver a ganar un torneo grand-slam. Y que los rivales y los expertos sigan contándolo entre los aspirantes al triunfo es más que una simple muestra de respeto a uno de los mejores deportistas de nuestros tiempos.
¿Cuánto tiempo más seguirá jugando? Esperemos que mucho. El propio Federer nunca ha dado a entender que piensa retirarse. Al contrario, parece más motivado que nunca y da la impresión de que le sigue gustando mucho su profesión, está en mejor condición física que ciertos rivales más jóvenes y hoy puede beneficiarse de haber cuidado siempre extremadamente bien su cuerpo. Su económica forma de jugar y su técnica garantizan que tenga menos signos de agotamiento que otros a su edad.
Pero no hay que olvidar que Roger Federer aún no ha ganado en todas las competiciones, pese a su singular balance. Aún falta la Copa Davis. Federer siempre ha tenido una compleja relación con esta competición de equipos, muy popular entre los espectadores, pero que a menudo no encajaba en su programa anual, y cuando en ocasiones reinaba el descontento entre la Asociación Swiss Tennis y su mejor jugador, era por la Copa Davis. A veces era él quien no quería, a veces quería pero luego no jugaba bien.Hoy, los dos suizos, Roger Federer y el pujante Stanislas Wawrinka, están tan bien situados en la clasificación mundial que se puede considerar a este dúo como favoritos en la Copa Davis. 22 años tras la derrota en la final de Jakob Hlasek y Marc Rosset contra EE.UU., las posibilidades de ganar son mejores que nunca. A Stanislas Wawrinka siempre le ha encantado la Copa Davis y da toda la impresión de que a Federer, dando prueba de ablandarse ligeramente por la edad, también le gusta esta competición. Aún falta por jugar, del 12 al 14 de septiembre, la semifinal contra Italia en Ginebra. El ganador se enfrentará a Francia o Chequia. Para Federer, el primer triunfo de Suiza en la Copa Davis sería quizá el último gran triunfo de una magnífica carrera.El último gran triunfo, pero esperemos que esto no suponga aún el final. Federer podría retirarse, pero no debería. Imaginarse que Roger Federer, el genio estético del tenis, que durante años nos ha deparado desde el mundo entero tantas horas memorables y emocionantes ante la pantalla del televisor, por el que hemos sufrido y con el que nos hemos alegrado deje de jugar, nos entristece. Los 15 años de Roger Federer han sido estupendos. Todavía no nos hemos cansado.
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